martes, 8 de noviembre de 2016

MELODÍA SALVAJE

"Ansiedad...de tenerte en mis brazos....musitando palabras de amor...Ansiedad ...de tener tus encantos...y en la boca volverte a besar...Tal vez esté llorando al recordarte...y estreche tu retrato con frenesí...y hasta tu oído llegue...la melodía salvaje...el eco de la pena...de estar sin tí...Tal vez esté llorando al recordarte...Mis lágrimas son perlas que caen al mar.... y el eco adormecido de este lamento...hace que estés presente en mi soñar....Ansiedad..."

 "Estoy en la barra de la Fuente, enseñando a Darío, el simpático camarero ecuatoriano, quien, aunque parezca increíble, no sabe, a quemar un ron. Un ron para mí, al segundo intento, porque el primero, ha sido un verdadero fiasco. Mientras andamos con la cucharilla avivando la llama del ron, para que queme el alcohol, después de haber añadido una corteza de limón, dos granos de café, y un punto de canela en rama, me fijo en lo que cuentan hoy en la tele pública.

De las palabras robadas a aquella  canción de Nat King Cole, surge la reflexión espontánea con la que voy a dar la chapa a continuación. Aviso por si quieren irse a otra cosa.

Hoy, se les ha olvidado contar los muertos cotidianos que acaban enterrados en los lodos submarinos. Esas minorías que antes de caer al mar, formaron parte de los millones de personas que viven en zonas de conflicto sujetas a una elección imposible, quedar en sus lugares de residencia, con riesgo de morir bajo las bombas de unos ú otros, emprender un viaje incierto, con riesgo cierto de que habrá bajas entre los viajeros, empeorado con la incertidumbre de no saber si le tocará a un extraño, o a un miembro de la propia familia.

Hoy, todos los medios de comunicación han optado por obviar el conteo de los muertos a consecuencia de unas decisiones que se tomaron hace años. Sí, fueron unas decisiones personalistas, jerárquicas, que incendiaron el paisaje de Irak, las que han desestabilizado después, extendiendo las zonas de conflicto, Oriente Medio, Turquía, ahora, en particular Siria, Alepo, Mosul, convertidas en objetivos de las bombas de unos ú otros, sin que se recuerde lo bastante a Bush, Blair, Durao Barroso, Aznar..autores de aquel monumental engaño de las armas de destrucción masiva, que desencadenó la segunda invasión de Irak.

De aquellos polvos, vienen estos lodos, en los  que quedan enterrados los cuerpos de los niños, las mujeres, los hombres, que hoy nadie va a contar, porque todos los medios, prensa, radio, televisión, redes sociales, se ocupan, unánimemente, de un escenario unívoco de la actualidad política.

Se trata de otra elección, tan imposible como elegir morir en Alepo, en Mosul, o en la mar. Las elecciones presidenciales en Estados Unidos, que se sustancian ahora, proponen una disyuntiva entre Trump y Clinton. Una falsa disyuntiva, elegir entre el bruto de Trump y la cínica Hillary, no permite una decisión racional, verdaderamente libre, sino que aboca a un voto resignado, en ausencia de una verdadera oferta política adecuada a las necesidades de quienes se ven forzados a escoger entre un mal, no menor, y otro de incalculables consecuencias.

Una elección no tan trágica como la de los migrantes que deben afrontar quedarse o marcharse, solo que en este caso, el de las elecciones presidenciales en Usa, ningún votante sabrá si acierta con su voto hasta mucho tiempo después de haberlo emitido.

Y sin embargo, hay que defender con uñas y dientes las formas democráticas, aunque solo sean eso, nada menos que formas, porque la historia está llena de testimonios trágicos de la deriva de las naciones cuando se pierden esas formas.

Otra cosa son las utopías, yo también defiendo una, con uñas y dientes, aunque doy su justo valor a las formas democráticas. Lo de Irak y lo de ahora, no habría sucedido --una ucronía, sí-- si, en lugar de un sistema aún no universal de decisiones políticas jerárquicas, personalistas, la especie humana hubiera alcanzado ya la utopía libertaria, un sistema de decisiones colectivas, compartidas, participadas, alejadas de las imposiciones jerárquicas porque, como no me canso de repetir, la anarquía no es desorden, sino ausencia de jerarquía, poder compartido y equilibrado, y cada día vemos que el desorden lo crean las jerarquías.

La cuestión es saber si las personas que habitamos este loco planeta, ya hemos crecido lo bastante para desenvolvernos en el, sin presiones jerárquicas, con nuestra sola capacidad para decidir lo que mas nos conviene a todos, sin imposiciones externas, compartiendo objetivos comunes.

Una Utopía?, Sí, y qué. Viva la Utopía. La Anarquía, no es desorden, es ausencia de jerarquía, y el desorden, comprobamos cada día que lo crean las jerarquías. Hasta que se alcance algo parecido a esa aspiración utópica, si es que tal cosa sucede alguna vez, hemos de defender, con uñas y dientes, las formas democráticas, porque son nada menos que eso, formas, y la historia, que a veces olvidamos, tiene escrito con sangre lo que les sucede a los pueblos cuando no se respetan esas formas."

Joder. Me ha salido demasiado serio esto. Pido disculpas por ello.

En fin. Melodía Salvaje.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 8 11 16.

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