martes, 1 de noviembre de 2016

LA VITA É BELLA

Ayar por la tarde, para recuperarnos del ajetreo de estos días, permanecimos en casa. Mi hijo trajo un dipositivo que contenía varias películas que nos interesaban y estuvimos viendo dos de ellas. Una, la que da título a esta página, ya la habíamos visto en salas comerciales, otra 'Flores en el ätico', solo una parte de las cuatro historias que componen este relato, basado en hechos reales, la vimos por primera vez.

Ambas experiencias hicieron aflorar nuestras emociones. En particular, cuando vimos 'La vita...' en cine, recuerdo perfectamente los rostros emocionados de los espectadores, cómo no conmoverse ante una historia así.

Ya saben, Roberto Benigni cuenta, muy bien, la historia de Guido Orefici, alegre jóven italiano de orígen judio, Dora, con quien se casa, y su hijo Giosué. Cuando son recluídos en un campo de exterminio nazi, Guido se esfuerza, usa de la fantasía, para que su hijo se evada de las penurias de la reclusión, convirtiendo su estancia allí en una especie de juego infantil, que concluye con la muerte del padre, y la salvación del hijo que, al final, se reencuentra con su madre, que le dice, 'hemos ganado'.

'Flores en el ático', es una tremenda historia de reclusión. Una madre, de padres ricos, que ha vivido repudiada por su familia por su mala cabeza, cuando se queda sola con sus cuatro hijos vuelve a la casa paterna. La abuela, compinchada con ella, decide ocultar la existencia de los niños al patriarca de la familia, de quien la madre de los niños espera heredar su fortuna, y los cuatro niños son recluídos durante más de tres años en el ático de la casa familiar, de donde no pueden salir, ver a nadie, ni ser vistos.

Esta historia,  en la que los dos mayores de los hijos  recluídos despiertan a la sexualidad durante su encierro, y el pequeño muere, envenenado por la madre, según se descubre al final, en un intento de cargárselos a todos para volver a ser libre de esa molestia y disfrutar de su fortuna junto a otro hombre, está basada en hechos sucedidos realmente, aunque su versión en cine se haya adornado con flores literarias.

El desenlace de esta parte del relato se produce cuando el chico mayor saca la copia de una llave de la abuela, una llave maestra que abre todas las puertas de la casa, que les permite evadirse dejando a la abuela encerrada en al ático, y toman un tren, los tres hijos que  han sobrevivido al cautiverio, con destino a Florida, después de haber robado un dinero para sobrevivir en su huída.

Dos historias, tremendas, de reclusión y liberación, de vida y de muerte, que me han impulsado  a  una reflexión, ahora que estamos en fechas de días de difuntos.

 "Todos llevamos un muerto, dormido, dentro, que no hay modo de saber cuándo despertará, y que tal vez lo haga cuando estamos en lo mejor de la vida. Hay quien piensa que, una vez muertos, despertaremos alguna vez, por sus creencias religiosas vinculadas a la idea de la resurección de la carne. No es mi caso, como se puede comprobar visitando la pägina del blog 'Veintiún gramos'; no voy a insistir en esta idea de la negación de la vida eterna, dando razones científicas, para no  molestar a quienes créen en ella.

Si convenimos en que la vida humana es finita, sin nuevas oportunidades, hemos de conectar con la filosofía de Benigni, que consiste en embellecer la vida, aunque nos muestre sus tintes más sombríos.

En cuanto a la reclusión y la libertad, presentes en las historias de los personajes de ámbas películas, me ha interesado la metáfora de la llave que abre todas las puertas y nos comunica con el mundo. Casi todos los días, cuando regreso de la terraza de La Fuente, después de una charla informal mientras tomo café, entro en el gabinete donde escribo, tomo la llave que abre todas las puertas y me comunico con el mundo a través del blog.

Es asombroso este medio, que permite que me asome a una ventana y que me vean desde fuera personas desconocidas de todos los ámbitos planetarios. Este mes de octubre, que ya he visto morir, España, Francia, Polonia, Alemania, Rusia, Usa, Irlanda, Portugal, Rumanía, México, República Dominicana, Ucrania, Arabia Saudí, Filipinas, China...etc.

Vuelvo a la belleza de la vida, a Benigni, a su concepción, en su relato, de la fantasía como un medio de evadir a su hijo de la realidad de la reclusión, las amenazas, los riesgos de su estancia en un campo de exterminio, y me digo que es una gran lección de humanidad, pero, me pregunto, qué pasa con nosotros, la gente corriente, cómo hemos de afrontar el intento de añadir belleza a nuestra vida cotidiana. No sé.

Solo aportaré un par de ocurrencias, no consejos, no soy fan de consejos, autoayuda o pensamiento positivo, solo del pensamiento, a secas.

Y, se me ha ocurrido que, si usted vive inmerso en un exceso de cordura, haga locuras de vez en cuando. Si usted es un fantasioso, descienda, enseguida, al terreno de la cordura, cargue sus pilas de realidad, solo así sus futuras fantasías serán algo más realizables.

Si es usted un tipo, digamos, muy normal, sin altibajos, que sigue la senda unívoca trazada por usted mismo para conseguir sus objetivos, apartando sin contemplaciones los obstáculos que aparecen en su camino, lo que ahora llaman, un emprendedor, ¿que voy a decir?, nada, usted ya lo sabe todo.

Unicamente, le ofrezco el testimonio de mi sentimiento de conmiseración mas sincero por su alma degradada, perdida quizás a cambio de la falaz promesa de un éxito temprano y remunerador.

La vida es bella, o no, según nos vá. Cada uno de nosotros es libre de intentar embellecerla, o no, con sus propios recursos personales.

Ahora mismo, disfruto de la belleza real de la luz mediterránea que entra en mi gabinete en este día maravilloso de primero de noviembre, pero no me opongo a que mis fantasías la enriquezcan, aunque reconozco que espero, pasivamente, sin demasiado esfuerzo, a que alguna de mis fantasías se haga realidad, sin trabajármelo demasiado. Hace calor."

En fin. La Vita é Bella.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1 11 16.

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