jueves, 7 de febrero de 2008

ALBAÑILES Y CAMAREROS

El oficio de camarero no me merece menor consideración que el de ingeniero de mecánica de fluidos. En particular, el que me atiende a diario en el Bar Maravillas, es de una profesionalidad exquisita. No solo se adelanta a la comanda, porque conoce los gustos de cada cliente, sino que mantiene la barra en estado de revista y limpia los ceniceros en cuanto hay un par de colillas, incluso ejerce de showman para distraer al personal, y lo hace por su gusto, no porque nadie se lo exija.

En cuanto a los albañiles, debo un agradecimiento muy especial a quienes forman ese gremio porque, gracias a algunos de quienes lo componen, la casa rústica que compré hace catorce años en la sierra de Utiel no se convirtió en una ruina total. Su intervención, rápida, oportuna y eficaz, la salvó de un derrumbe parcial que amenazaba su centenaria estructura sustentada en vigas de madera.

Dicho esto, conviene matizar que una cosa es la consideración que nos merecen las personas que se dedican a una determinada actividad, y otra la valoración crítica del peso y la influencia de esas actividades en la economía de Heliópolis, que es de lo que voy a tratar.

Las cifras de desempleo del mes de Enero , por su composición en relación con los diversos sectores económicos que las generan, son un indicador, entre otros posibles, del peso actual de la construcción y la hostelería en el conjunto de la economía de la comunidad.

Las sinergias entre hostelería y construcción son aquí evidentes, como se puede constatar con un par de observaciones. El número de hoteles nuevos construidos en Heliópolis en el último decenio y los nuevos servicios de hostelería ligados a las construcciones suburbanas, urbanizaciones, campos de golf y otros. En tono más festivo, podríamos aludir a los almuerzos multitudinarios que sirven los establecimientos hosteleros a las cuadrillas de albañiles, en las zonas invadidas por las grúas que cualquiera puede ver si se mueve por los alrededores de nuestros pueblos, prácticamente en cualquier comarca.

La tendencia al monocultivo de nuestra economía, presente cuando la producción agraria autóctona se medía con un alto porcentaje de la actividad económica, tuvo una evolución posterior en la que la diversificación y el equilibrio, propiciados por la industrialización, básicamente en industrias ligeras, flexibles, adaptables al cambio, acompañada del crecimiento del sector servicios, fueron signos que nos dieron una especial fortaleza y resistencia frente a las crisis cíclicas.

Se diría que con el ladrillo, la cama de hotel y la barra de bar, nuestra vieja tendencia al monocultivo, en forma de una población activa mayoritariamente constituida por albañiles y camareros, ha vuelto.

En mi opinión, las cifras de desempleo de Enero, y su composición, son un indicador de que, en su conjunto, nuestro sistema económico está más expuesto a las crisis que antes, a causa de su especialización.

Es racional, a mi me lo parece, que disfrutando de una ventaja comparativa respecto a otras economías –el clima—se aproveche. Pero una cosa es tomar decisiones racionales en base al reconocimiento de esa ventaja, y otra muy distinta poner todos los huevos en la misma cesta, y desatender el desarrollo de otros sectores que es lo que, al parecer, hemos hecho aquí en el último decenio, con el resultado negativo que ahora comienza a caernos encima.

Durante un largo período, la economía de Heliópolis se ha centrado, sobre todo, en la especulación del suelo y la ganancia fácil y es inevitable que en ese clima, jaleado por nuestros políticos, todos hayan querido acudir al banquete, y los sectores agrario e industrial hayan perdido peso, a favor de la nueva economía de servicios.

Cuando la tasa de los beneficios en las actividades especulativas se dispara, quienes acuden a ese Eldorado abandonan las inversiones que generaban productividad y a casi nadie se le ocurre invertir en capital humano.¿Para qué? Son inversiones que se recuperan a largo plazo y a una tasa infinitamente mas baja de la que proporciona el pelotazo rápido y recurrente.

Ya tenemos una economía de servicios. ¿Ahora qué? ¿Donde están los sectores potentes, de futuro, que podrían haber servido de colchón, por medio de la diversificación en la economía, a la crisis que ya está aquí y nos va a pillar en bragas?

Tenemos una dimensión poblacional –cinco millones de habitantes—suficiente y unas buenas estructuras educativas –Universidades politécnicas, Escuelas de formación, Centros de Investigación, que podrían haberse orientado a la creación de un tejido económico avanzado, rico en capital humano preparado, en inteligencia e investigación, en tecnología, pero lo que mas he visto en los periódicos en el último decenio han sido riñas mezquinas por quitar o poner a tal o cual rector, o la creación de nuevos centros universitarios, vinculados a amigos o afines.

Debo reconocer, no obstante, que el objetivo que se perseguía se ha conseguido. Ya somos, por fin, un país de albañiles y de camareros, que me merecen todo el respeto, pero cuya nutrida presencia en las abultadas cifras del desempleo, comienza a ser un síntoma preocupante, a la vez que un indicador de la política que se ha seguido en estos años.

La cuestión es, ¿Cómo afrontar el nuevo escenario de crisis? La Obra Civil puede, como siempre lo ha hecho, suavizar el frenazo en el sector de viviendas, aunque tengo dudas sobre donde están los recursos para pagarla. La estacionalidad en la hostelería hará que suba de nuevo el empleo , aunque esté sujeto a ciclos. Vale, pero, ¿Alguien entre la banda de políticos vociferantes que gobierna Heliópolis tiene algún plan creíble, o la idea de tenerlo, para cambiar la dependencia de nuestra economía del sector servicios, en favor de una estructura sectorial mas diversificada y equilibrada?

Si lo tiene, que lo saque ya, por favor. En caso contrario, habrá que reconocer que la economía de Heliópolis, en la actualidad, y no sabemos por cuanto tiempo mas, ha vuelto al monocultivo de los años cuarenta, cuando la exportación de naranjas, ¿recuerdan?, era la única fuente de divisas del país.

Lohengrin. 7-02-08.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios