En la sierra dormida, jadeos y gemidos, deseo y desnudez, desconciertan a los pájaros. La lechuza, confusa, canta a la primavera. El agua corre helada por el arroyo y los cuerpos desnudos
defienden del frío, en el lecho caliente, su desnudez.
Arde la leña de la chimenea en el salón vacío y el fulgor de la vida se hace púrpura. La soledad ha sido conjurada. Nadie estará ya solo en la mañana azul. El rito se consuma. La pasión compartida, crece.
El invierno declina. Un silencio azul envuelve la mañana de los amantes”.
Lohengrin. 5-02-08.
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