martes, 26 de febrero de 2008

BASURA

El de la basura es un mundo poliédrico, con múltiples perfiles, que suministra una cantidad y variedad de información sobre todo tipo de actividades humanas, además de constituir una fuente de recursos para una parte de la población. Es un indicio del grado de despilfarro de las sociedades consumistas, del estado de la salud medioambiental, por ejemplo, en los océanos, un recurso para los recicladores que visitan los contenedores en busca de alimentos caducados aprovechables, entre otras cosas.

También es un indicador infalible que informa del pulso de la actividad económica, un modo de vida para las comunidades que viven en los propios vertederos en las grandes ciudades de américa latina, un síntoma de la corrupción política imperante en algunos lugares del sur de Italia, el origen de un subproducto de la basura orgánica, el compost, que utilizan los agricultores. Sus sistemas de recogida y el modo de imputar su coste a los ciudadanos dan mucha información sobre el grado de progreso social alcanzado por cada país y, para terminar, sin ánimo de ser exhaustivo, una fuente de ingresos para las empresas que la procesan y el personal dedicado a esa actividad.


Tan amplio espectro, excede de las posibilidades de comentario de esta página, así que he seleccionado lo que me parece mas interesante, la basura en el sur de Italia, el modo de recogerla y de imputar sus costes en Dinamarca y su eficacia como indicador inmediato del pulso de la actividad económica.


Un joven escritor italiano amenazado por la Camorra, Roberto Saviano, ha escrito un artículo sobre la crisis de la basura en Nápoles, cuya traducción publicó ayer El País, en la sección Internacional.


Al parecer, el clan mafioso se hizo con las contratas de la basura por el procedimiento clásico de presentarse a la licitación de los contratos ofreciendo unos precios notablemente inferiores, hasta una cuarta parte, de los de mercado, fijados para tratar correctamente los resíduos tóxicos.


Conseguidas las contratas por el clan de la Camorra, Saviano se hace eco de las sospechas de la población de que en las zonas destinadas al almacenamiento de las basuras no se realiza ningún tipo de tratamiento selectivo de los residuos, de modo que, si esas sospechas son ciertas, junto a las latas de coca cola hay montones de residuos tóxicos y peligrosos que hacen de esa parte del sur de Italia un lugar poco proclive a la salud oncológica de su población.


Al parecer la basura inunda a los napolitanos por que los vertederos están llenos de cosas raras y la gente, que tuvo la basura tirada en las calles, se negaba a que se reabrieran por temor a que, junto a la basura orgánica, fueran a parar allí sustancias tóxicas.


En este caso, la basura, se convierte en un indicador claro de la corrupción política, lo que no ha sucedido solo en el sur de Italia, sino también con las contratas en algún pueblo alicantino.


En cuanto a la basura como indicador de progreso social, el caso de Dinamarca es singular. Allí se facilita a los ciudadanos bolsas de basura con su identificación personal y después de la recogida, se pesa la basura generada por cada uno y se cobra la tasa que le corresponde a cada persona. Este procedimiento, por un lado, estimula que se produzca menos basura, y además aplica el principio de que quien más contamina, más paga. (Esta información procede de una tertulia escuchada en Euskal Telebista y la incluyo porque me parece fiable)


Pero lo que más me ha llamado la atención en este momento, en relación con la basura, es la información directa que he recibido de un ejecutivo de la planta de tratamiento de basura de Heliópolis, que indica una disminución brusca en la cantidad de basura recogida durante los últimos días. Por fin salgo del mar de confusiones sobre el pulso de la economía. Es evidente que, si hacemos menos basura, en cantidad significativa, la gente está renunciando a comprar botes de refrescos y otros productos prescindibles y no hace falta esperar a los datos macroeconómicos de la evolución del PIB para saber que la economía crece menos. Falta saber cuánto menos, pero eso ya nos lo dirán después de las elecciones.


Al final, uno se entera de lo que pasa rebuscando en la basura, ya que los argumentos políticos que escuchamos en el debate de ayer, sesgados por el fragor de la campaña electoral, son menos fiables.


Lohengrin. 26-02-08.



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