La banalidad es, a veces, un antídoto contra la trascendencia, tan aburrida y extendida entre las costumbres españolas que ahora se apresta a defender la derecha política de forma contractual. Lo trascendente, cuando se convierte en algo repetitivo y sin finalidad, por su ausencia de influencia en la vida cotidiana, además de rozar la pedantería, se vuelve tan banal como la más superficial de las actitudes.
El paradigma de la trascendencia son los editoriales, semejantes a los sermones, solo que en lugar de dictarse desde el púlpito, se componen sobre una mesa de redacción. Tal vez ha sido un acierto, aunque lo critiqué en su momento, que El País haya relegado a las páginas centrales sus opiniones trascendentes cediendo ese espacio a las noticias.
En ese tono ligero que lo caracteriza, Villas comenta hoy la actualidad de las elecciones primarias en USA, y nos recuerda que la atención de los medios está centrada, sobre todo, en los candidatos demócratas, pero que en su opinión, el candidato más sólido es el republicano. Después nos recuerda cómo, en las anteriores elecciones presidenciales, en las que la prensa apostaba por una victoria demócrata, se impuso el candidato Bush al banal y superficial Gore, pero no dice que su victoria se debió al hecho de que quien contó los votos en Florida fue su hermano, gobernador de ese Estado.
En su elogio a Bush, Villas nos recuerda que nunca la economía americana fue tan bien como con su presidencia. Otra vez se le olvida el tamaño astronómico del déficit público de ese país y las consecuencias de su política, o la falta de controles financieros suficientes, que tanto daño hacen en las bolsas europeas.
Elogia Villas la guerra de Irak y la defiende como una acción firme y necesaria contra el terrorismo internacional, pero de nuevo se le olvida citar los cientos de miles de muertos civiles que ha ocasionado, cuya cifra aumenta cada día.
Es lo que tiene la banalización de los hechos, que si bien permite un estilo agradecido para los lectores, cuando hay demasiados olvidos, y todos del mismo signo, deviene en mentira banal, si, pero mentira.
A mi, lo que mas me interesa de las elecciones en USA es que Bush se va.
Alcanzó el poder con trampas en Florida –consulten las hemerotecas--y se va con una trampa monumental, la cesión de los derechos de extracción de una parte sustancial de los pozos petrolíferos iraquies a favor de compañías occidentales, que ha firmado el gobierno títere que el mismo ha puesto. Es posible que las compañías occidentales sean las mas numerosas en el mundo del petróleo, y no se pueda firmar con otras. Es posible también que sean los grupos más próximos al petrolero tejano los más beneficiados. Y es casi seguro que el propio Bush, retirado de la política, será beneficiario directo de ese acuerdo.
Tramposo. Bush, es un tramposo, como lo fue Nixon, también republicano. Si solo fuera eso, la cosa se quedaría en lo banal.
Lohengrin. 14-02-08
Cada día te superas, esta entrada además de interesante me parece redonda. Enhorabuena Papi.
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