viernes, 1 de febrero de 2008

LAS AVENTURAS AMOROSAS DEL JOVEN MOLIÈRE

Jean Baptiste Poquelin, alias Molière, fue un dramaturgo francés del siglo diecisiete que murió sobre el escenario vestido de amarillo y desde aquel suceso las gentes del teatro atribuyen a ese color la condición de gafe.

Ahora, el cine D´Or, el único que sigue ofreciendo en Heliópolis una programación doble de películas estrenadas previamente, por un precio inferior al que practican los cines de estreno, ofrece esta película que recrea los años mozos de Molière, antes de que alcanzara la fama y el reconocimiento del público.

El cine D´Or es un lugar entrañable, con una larga trayectoria de exhibición cinematográfica y un criterio especializado en su programación doble. Los pares de películas que ofrece suelen estar relacionados de un modo deliberado, casi nunca casual, pero tiene el inconveniente de que la tapicería de sus butacas está infiltrada por la mugre de varias generaciones de espectadores. Si no se es muy aprensivo, y se tiene afición al buen cine, el placer del banquete para el cinéfilo hace que pierda importancia la mácula del plato en que se sirve.

El título de la película de hoy evoca un número considerable de historias que indagan en los años jóvenes de personajes famosos. Mozart, Casanova, Alejandro el Magno, Gengis Khan, Calígula, Fellini, por el propio Fellini, y supongo que muchos más.

En todas ellas hay algo en común. El surgimiento temprano, precoz, de algún rasgo de la personalidad que prefigura la notoriedad futura de esos personajes.

En el caso de Molière es su condición de actor, pero el título de la historia, Las aventuras amorosas….no se ve correspondido por el contenido de la trama, porque en realidad de lo que se trata es de una adaptación de una obra de Molière, el Tartufo, que es lo que predomina en la acción, tal como está contada la historia.

Al parecer, la vida amorosa del joven Molière no fue lo suficientemente rica, variada y escandalosa para responder a las expectativas del título, aunque hay que reconocer que la mayoría de las experiencias adolescentes de los futuros donjuanes transcurren con una sola compañera: la propia polla, que es la única coprotagonista que está presente en sus experiencias solitarias, aunque no todos lo confiesen.

Así como abundan los filmes que tratan de amadores precoces, activos y picaflores, es más raro encontrar historias de viejos libertinos , aunque en el caso de Casanova se han contado las que cubren todas las etapas de su vida, infancia, juventud, madurez y senectud.

Es posible que alguna vez me decida a escribir sobre el erotismo en la edad tardía, aunque en una realidad que privilegia la juventud y la lozanía, no solo en la literatura y el cine, sino, sobre todo, en la publicidad, será difícil hacerlo sin que parezca escabroso.

Si alguna vez me decido a afrontar esa dificultad, serán los primeros en saberlo.

De momento, si entre quienes se acercan al Blog, alguien ya ha rebasado los cincuenta, le recomiendo que vea esta adaptación de Tartufo. Es una buena ocasión para ver reflejado en el espejo de la pantalla el ridículo al que puede conducir una pasión tardía, cuando se pierde la conciencia de las propias limitaciones, un riesgo que siempre está latente, pero que puede ser evitado si atendemos a las enseñanzas de Molière y huimos de los aduladores y los aprovechados.

Lohengrin. 1-02-08.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios