lunes, 13 de octubre de 2008

2012

He bajado al Maravillas, con el suplemento de negocios de El País de ayer bajo el brazo, pero antes de comentar su contenido debo hacer una aclaración. En la entrada de ayer, La Cumbre, pedía una reunión mundial urgente de los editores de los medios de comunicación, para concertar un acuerdo de Autoregulación que contribuyera a crear un clima de serenidad en la opinión, con el fin de no agravar la situación financiera excepcional que estamos viviendo.

Dado que no he recibido respuesta alguna a mi propuesta, y sigo viendo a los medios centrados en el mercado del pánico, me veo obligado, por puro pragmatismo, a seguir en la senda de las malas noticias, para no verme excluido del mercado informativo.

El Banco de Inglaterra, al parecer, ha recomendado a las entidades financieras inglesas en dificultades que, al solicitar los fondos que va a poner a su disposición el Estado para evitar su descapitalización, tengan en cuenta, no solo sus necesidades de caja actuales, sino las que se pueden derivar en el futuro de una recesión que podría ser mas prolongada de lo previsto inicialmente.

El Fondo Monetario Internacional –una institución sin credibilidad, por cierto, desprestigiada por haber hundido en el pasado con sus recetas inapropiadas a diversos países latinoamericanos que, desde que no les hacen caso, comienzan a levantar cabeza-- advierte que la recesión económica en España podría prolongarse hasta 2.012.

Ante estos indicios que comienzan a surgir, entre la selva de análisis y noticias sobre la economía internacional por la que nos aventuramos quienes tenemos la funesta manía de leer, parece que 2010 era solamente una zanahoria que nos habían mostrado para levantarnos el ánimo, pero la recuperación económica ya casi nadie piensa que se pueda producir antes de cuatro años.

Antes de eso, todavía van a suceder muchas cosas. Una de ellas que, cuando los inversores occidentales retiren sus inversiones financieras en divisas en terceros países, a la crisis financiera puramente occidental, se le podrían añadir turbulencias en los mercados de divisas de todo el mundo, especialmente en aquellos mercados directamente afectados por esas retiradas.

Si tal cosa sucede, las economías occidentales exportadoras a esos países, no se verán libres de las posibles consecuencias, además de las que se producirán en las propias economías domésticas de esos terceros países. Como se ve, la cosa está muy liada, y la fecha de 2010 que había circulado para la recuperación de la crisis, parece un horizonte demasiado optimista.

En medio de este desbarajuste, Gordon Brown, el primer ministro inglés, surge como un personaje influyente para el parcheo de la situación. Me sorprende la cosa. Tengo dos hipótesis para explicar este curioso fenómeno.

Tony Blair era un político narcisista, al que no le gustaban los números, por eso puso a Brown de ministro de economía. En Gran Bretaña, el ministerio de economía es el regulador de las prácticas del sistema financiero, así que Brown estuvo bien presente, en primera fila, cuando se hicieron todos los chanchullos en la isla –donde, por cierto, hacen un Bife Wellington, un crujiente con media libra de buey bien especiado, muy recomendable-- que ahora le han encargado arreglar.

Claro, si Brown estuvo presente cuando se originaron los líos, habrán pensando que es el mas indicado para solucionarlos. Esta es la primera hipótesis. La segunda es que, entre los demás primeros ministros, nadie tiene ni puta idea.


Estimulado por este clima de nacionalizaciones bancarias a cuenta del Estado, promovido por Brown, voy a pedir al Banco de España que garantice mis futuras transacciones, hasta dentro de cuatro años, con el Bar Maravillas. Así, yo podré seguir tomando café, tranquilamente, y el Maravillas tendrá asegurados sus ingresos. Detrás de esa relación, puramente mercantil, estará el Banco de España garantizando que todas las operaciones llegan a buen fin. Solo por cuatro años.

Lohengrin. 13-10-08.

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