miércoles, 29 de octubre de 2008

NOTICIAS

He bajado al Maravillas, con paraguas, y cuando me ha llegado el turno del periódico, llevaba tantas noticias, que me ha sido imposible quedarme con alguna. Se acabó la información monotemática. Los reporteros vuelven a visitar los juzgados y captan noticias sobre asuntos de interés local, y con eso llenan dos tercios del contenido de los medios. Anoche, Gabilondo, dedicó la introducción a la que nos tiene acostumbrados, antes de las noticias de la noche, a un asunto doméstico, la situación política en Navarra o algo así, y en los telediarios de ayer volvieron a aparecer imágenes sobre al conflicto en Oriente Medio, y el hambre en algunos países de África –que también es un conflicto.

No se que conclusión sacar de todo esto. De esta unanimidad en la apreciación de los medios de que la información machacona sobre la crisis económica y financiera ha alcanzado un punto de saturación, parece deducirse que se han reunido, secretamente, y han decidido darle un vuelco a sus prioridades informativas.

En mi página “La Cumbre”, pedía algo parecido, un tratamiento coordinado y menos alarmista del asunto de la crisis, pero no pensaba que fueran a hacerme caso tan pronto.

Para mi es un misterio como funciona esto de la comunicación, pero sospecho que, si alguna vez nos invaden los extraterrestres, en dos semanas, una vez acostumbrados a esa presencia, los medios dejarían de tratar esa noticia en primera página, y buscarían nuevos motivos para seguir vendiendo.

Esto solo es un respiro, que bien merecido nos lo teníamos, pero en cuanto se cumpla el plazo para las inminentes elecciones en Usa, y se celebren las reuniones convocadas en foros internacionales para estudiar la refundación del sistema financiero, volveremos, con la misma unanimidad con la que ahora se abandona, a la información monotemática.

Uno entiende que para los directores, editorialistas y redactores de los periódicos, es una tranquilidad salir de casa sabiendo de antemano de que van a escribir. En ese sentido, estirar la noticia, alargarla, escurrirla hasta llegar a la saturación, tiene efectos benignos en el sistema nervioso de los periodistas, que así viven menos agobiados por la tensión de la actualidad cambiante, aunque pueda producir un efecto pernicioso en los destinatarios, en los usuarios de la comunicación, que reciben un bombardeo constante, no se si con efectos psicológicos negativos, sobre un solo tema, eso sí, visto desde todos los ángulos posibles.

Es lo que ha ocurrido con “la crisis”, durante un largo período de tiempo, hasta que, misteriosamente, de un día para otro, ese énfasis de los medios en un mismo asunto, se ha esfumado con la misma contundencia que se dedicó a su presencia. Ustedes, ¿no lo han notado?.

Lo que nos lleva al asunto de la credibilidad en la comunicación. Que un asunto deje de citarse repentinamente, no quiere decir que haya dejado de existir. Del mismo modo, que una noticia se explote hasta la náusea, no significa que no estén sucediendo otros acontecimientos que merezcan la atención del público.

Orson Welles, interesado por este tema de la credibilidad de los usuarios de la comunicación, y convencido de que los escuchantes de la radio se creían todo lo que oían, lanzó un programa en la radio, basado en “La Guerra de los mundos” de H.G. Wells, como si fuera un suceso que estaba ocurriendo realmente, y que se transmitía en directo. Mucha gente se lo creyó, y fueron incontables los incidentes que provocó el experimento.

Un cliente del Maravillas, que sin duda no habría estado entre los que creyeron en la autenticidad de la emisión radiofónica de O.Wells, cuando se sienta a mi lado mientras leo el periódico, siempre dice lo mismo. Solo lleva tres verdades. El día, el mes y el año. Entre esa actitud radicalmente incrédula, y la credulidad extrema de los oyentes de O. Wells, nos queda un espacio para la lectura o la recepción crítica de la noticia. Aunque, cuando se trata de algo cercano, de lo que tenemos información fiable, a veces apreciamos la falta de rigor informativo, cuando no la manipulación, o el tratamiento inexacto de lo que nos cuentan.

Periódicos, no podemos vivir con ellos ni sin ellos. Cómo disfrutaríamos el momento placentero de tomar un café con leche sin tener la prensa al lado.

Incluyo la sección de Ecos de Sociedad en la entrada de hoy, porque mi nieto cumple tres años. Tres años. A los de mi generación, que hemos pasado del carro tirado por una mula al ordenador, nos da algo de vértigo pensar como será el mundo de un niño de tres años dentro de un par de décadas. Les dejo, tengo que ir a preparar la tarta. Nata y moca. Con el nombre pintado con chocolate. Por cierto, no ha llovido.

En fin. Noticias.

Lohengrin. 29-10-08.

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