jueves, 16 de octubre de 2008

BANQUEROS

Las bolsas siguen bajando porque los banqueros, que se habían puesto muy contentos al saber que les iban a arreglar los problemas de la caja, vuelven a estar ansiosos al enterarse de que no solo les van a dar dinero, sino que los gobiernos pretenden inmiscuirse en el uso que hacen de el.

La esencia del dinero, sobre todo del dinero bancario, es que se crea y se destruye en la intimidad de los despachos, sin testigos, sin presencias molestas o inquisitoriales. Cualquier nuevo dinero que no funcione así, no se moverá con la ligereza que demanda el crecimiento económico.

En mi página El Sistema, sugería una forma distinta de control. En lugar de poner policias de los bancos centrales en la banca privada, lo que no hará sino reproducir todos los vicios antiguos del intervencionismo con los consiguientes estragos en las economías, otra solución sería que los sistemas financieros estuvieran representados por responsables que comparecieran en los parlamentos democráticos, con la frecuencia que determinaran las circunstancias, para ser interpelados y, en su caso, censurados y sancionados, si fuera preciso con la disolución de aquellas entidades que no se comportaran correctamente.

La presencia del poder del dinero en los parlamentos, no para participar en la aprobación de las leyes, sino para dar cuenta de sus actos, resolvería las insuficiencias de un sistema político que solo se compone de diputados, jueces y gobiernos, como si el dinero fuera un ente abstracto que puede permanecer al margen del sistema.

La carrera que ha iniciado Gordon Brown hacia el viejo intervencionismo, acompañado por sus colegas inanes en materia económica, esta sentando las bases de la ineficiencia de las economías de después de la crisis. El nuevo sistema financiero que se está diseñando, no tiene nada de nuevo, está lastrado por las viejas experiencias de hace mas de quince años.

Si bien el desastre actual parece la consecuencia de la ausencia de regulación suficiente de las prácticas financieras en los últimos tiempos, no es con formulas añosas como se va a preparar el camino para que todo funcione de nuevo. Un exceso de regulación como reacción a lo ocurrido, podría estrangular las economías, estrechar el margen de actuación y prolongar la recesión mas de lo debido.

Es lamentable que la falta de formación de los primeros ministros que se han apresurado a abrazar las ideas de Brown, porque ellos no tienen otras, haya hurtado el necesario debate que debiera haber contemplado otras soluciones alternativas.

Hay otro aspecto de la cuestión. No parece justo que un sistema financiero como el español, que al parecer se ha mantenido al margen de las heterodoxas prácticas exteriores, se vea ahora castigado con una red de ligaduras intervencionistas, cuyo diseño está lastrado por prácticas perversas de las que aquí, al parecer, no se ha hecho uso, o no con los mismos efectos.

No suelo salir en defensa de los banqueros, no es lo mio, pero observo en los movimientos inicipientes de lo que se ha dado en llamar un nuevo sistema financiero internacional, una especie de bandazos por los que podríamos ir de unos errores de control por defecto, a otros por exceso, y muy poca imaginación y creatividad para buscar soluciones nuevas a situaciones nuevas.

Sería bueno que en las conferencias que sin duda habrá que convocar para reconstruir el sistema financiero sobre nuevas bases, se oyeran mas voces, además de la de Brown. Seguramente, hay talento colectivo disponible para aportar ideas nuevas, a situaciones críticas, sin volver al camino trillado de las intervenciones excesivas que podrían estrangular las economías.

Dejemos que los banqueros sigan creando dinero en la intimidad de sus despachos, sin intervenciones asfixiantes, pero con la obligación de que comparezcan en los parlamentos y, si alguno se sale del tiesto, leña con el.

En términos precisos, esta sugerencia podría encuadrarse en lo que se conoce como la intervención Ex-post, en contraposición a las actuaciones Ex-ante. Si se considera demasiado radical, siempre se puede aplicar una combinación equilibrada de los dos procedimientos.

No dejar sin control previo las prácticas del sistema financiero, pero rebajar ese control previo hasta el límite mínimo que no dificulte el dinamismo de las operaciones, y aplicar un sistema sancionador ex-post, efectivo y contundente, que castigue los abusos de quienes cedan a la tentación de aprovechar indebidamente, con malas prácticas, esa libertad de movimientos.

Lo que podríamos denominar un planteamiento ecléctico. Podría ser mejor que la libertad casi sin reglas que nos ha conducido al desastre, y preferible a un modelo exageradamente intervencionista que puede contribuir, con sus efectos perversos, al estancamiento.

Lohengrin. 16-10-08.

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