lunes, 30 de agosto de 2010

QUEHACERES

He encontrado un papel escrito en otro agosto, hace cuatro años, que vuelco en el Blog con destino a la sección de libros, que anda algo desatendida.

"Morirse es una resignación a la que uno se acostumbra, si vive lo bastante. Lo que pasa es que siempre queda el reflejo de decir, cuando te llaman, --Un momento, estoy ocupado. Desde que dejé la vida activa laboral, hace cinco años, estoy mas ocupado que nunca. Estar ocupado no tiene nada que ver con tener una ocupación. Estar indica o sugiere una actitud ante la vida, tener indica posesión. Puedes ser tu quien posea algo , un empleo, una ocupación, aunque lo normal es que esa ocupación te posea a ti, en el sentido de que si dedicas tu tiempo a ella, no puedes dedicarlo a otra cosa. Mientras tuve una ocupación, no pude estar ocupado. Ahora es otra cosa.

Insistiré. Cuando llegue el momento diré, --Estoy ocupado. Ahora tiene mas sentido, no?, después de precisar los términos.

Desde que estoy ocupado, he escrito seis libros. No me han salido redondos, tienen algunas aristas y vacíos. Además de los que he publicado en el Blog, hay una cantidad indeterminada de artículos inéditos, que van apareciendo por los rincones
mas insospechados de los diversos laberintos donde están olvidados. El día que los reúna, bajaré a la farmacia para pesarlos. Pura curiosidad.

Además hay algunas cajas y carpetas varias perdidas en un cuarto desordenado, donde están mis papeles primerizos, dando de comer a los insectos papirófagos, un neologismo, supongo,aunque curiosamente el diccionario informático no lo haya reconocido así. Igual está desactivado.

Escribo todos los días ahora que, por fin, estoy activo, y creo que seguiré escribiendo porque, hay tanto que decir, tantos sueños que contar y tantas realidades
que tratar de entender, que creo que lo seguiré haciendo mientras mis ojos me lo permiten, y aún después, para eso están los medios de grabación.

He enterrado a todos mis mayores, a mi perro Lucas, y dado sepultura a mi gato, cuyo nombre ya he olvidado. He plantado un par de árboles y aporté mi mínima contribución a la gestación de mis tres hijos. Estos hechos debieran ser suficientes para aceptar
un final resignado, pero temo ser de los que dirán, --Un momento, por favor, estoy ocupado.

El primer libro, del que ni siquiera conservo un ejemplar, llevaba por título Dualy
Brown. Tomé de 'La conjura de los necios', de J. Kennedy Tool, el aire necesario para las descripciones de N. Orleáns --antes del Katrina-- y narraba la trayectoria de un niño negro pobre de los suburbios, desde su infancia, hasta alcanzar la presidencia de una gran compañía de telefonía móvil de N. York, y como esa trayectoria le convertía en una persona escindida entre sus orígenes y el mundo sofisticado donde alcanzaba a vivir, un tipo desclasado y escindido por la dualidad, hasta el punto de no saber quien era. Tenía un final trágico, algo grandilocuente.
Dualy recibe un balazo entre los ojos mientras preside, junto al alcalde, el desfile del cuatro de julio.

El segundo intento, mas autobiográfico, se llamó Marc el desmemoriado, y carecía de estructura novelística. Era mas bien un mosaico de relatos, unos mas cortos que otros, que intenté reunir, pero faltaba el pegamento para enlazar los distintos fragmentos.

Ariel Pardal fue el tercero, y trató el asunto del doble. a través de las relaciones
entre un escritor que odia la notoriedad y contrata a alguien para que le libere de su presencia pública, y acaba convertido en el negro de su doble. La historia se quedó corta y traté de rellenarla con relatos deslavazados, otra vez.

'El Viaje a Praga' fue un intento mas ambicioso, mas novelístico. Un tramoyista jubilado viaja a Praga en tren. En el trayecto le ponen una película que se llama así, 'El viaje a Praga', que trata sobre la invasión de Checoslovaquia por los tanques soviéticos en el 68. Solo la ve parcialmente. El narrador completa al lector la parte de la película no vista en su integridad. Cuando el tramoyista llega a Praga, encuentra a un testigo vivo que participó en los hechos que narra la película,
quien le descubre las falsedades del film, dándole su versión de la historia y explicándole como fue, en realidad, la muerte de un personaje. Al abandonar Praga,
donde el testigo le está contando su versión, el tramoyista se da cuenta de que ese personaje que el testigo afirma que ha muerto, está en realidad vivo.

La idea no era mala, pero su excesiva sofisticación exigía un encaje de bolillos propio de un escritor avezado, que un aficionado como yo no podía alcanzar. Lo envié
a una editorial, pero no prosperó.

La siguiente aventura fue la creación de un espacio libresco ficticio, El Jardín de Heliópolis, que se puede encontrar en el Blog. Tan ficticio, que al principio se advierte que ese jardín no existe, que solo hay unas láminas encargadas a un proyectista. El jardin se ambienta con las especies vegetales y animales citadas en libros anteriores, y se incluye un listado de todos ellos formando parte del texto.
Pérz Reverte diría que se me ha olvidado retirar el andamiaje, pero no es así, el andamiaje es el libro. Por ese entorno ajardinado van pasando historias cortas que incluyen esos elementos vegetales y animales. Al final, son los avatares con editores, agentes literarios, ejecutivos de televisión y demás personajes relacionados con la difusión pública de la creación literaria, los que completan el libro.

'Las Recetas de Encarna', es,de toda mi producción literaria, el libro mas difundido
pues ha sido traducido a diez idiomas, uno por cada uno de los diez amigos a quienes he enviado un ejemplar, para agradecer la aportación de sus recetas.

Hubo varios proyectos incacabados, además. Tengo un par de docenas de libros apartados del laberinto, porque en su momento me propuse escribir una antología de poetas que publican en prosa, porque la poesía no da dinero, pero no pueden evitar exhibir en sus textos su condición de poetas. Hay otra historia empezada de un pintor holandés que acepta un encargo para pintar un retablo en una abadía, en una comarca catalana de montaña, pero lo deja sin culminar a causa de la persecución de la Inquisición. Hubo una historia corta, a cuyo manuscrito le he perdido la pista, 'Doña Elisa y sus ocho faldas', escrita en clave mexicana, de la que una amiga que la leyó dijo que 'parece escrita por una novelista latinoamericana'. Hace mucho tiempo. Todavía no había encontrado mi propio estilo. Sigo buscándolo.

En algún cajón debe estar 'El Afinador de pianos', una historia que se me ocurrió
mientras esperaba que comenzara un concierto de Jazz. Fruto de mis viajes hay alguna narración menor, como 'Un chino en Asturias' y cosas así. Tampoco se donde está. En fin.

Para terminar, porque ya estoy cerca de las mil palabras, y esa es una frontera que no conviene rebasar --Graham Green nunca escribía mas de quinientas palabras de una vez, y al parecer, Anthony Burgues no pasaba del duplo de esa cifra-- insistiré.
Cuando llegue el momento, diré. --Un momento por favor, estoy ocupado. --Podría volver otro día?. Gracias."

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 30-08-10.

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