viernes, 3 de diciembre de 2010

EL RELATO

El relato fue oral en su origen, no dejaba pistas escritas de su existencia, pero se incorporaba, como ahora el relato escrito, por medio de su repetición, a la conciencia de quienes lo conocían. El relato literario, con su trama, personajes, situaciones y escenarios, trata muchas veces de acercarse a la realidad por medio de la ficción. El relato político, por el contrario, trata de ocultar, hurtar, partes de la realidad para construir una narración que es una rara mezcla de discurso subjetivo que intenta incidir en la conciencia de los destinatarios de sus mensajes, usando la realidad para ocultar la ficción de sus contenidos.

El hombre que ha divulgado en su página web Wikileaks las partes ocultas, hurtadas, de la realidad política de este tiempo, es ahora buscado como un peligroso criminal no por el contenido de sus revelaciones, creo yo, sino porque ha irrumpido en el escenario de la politica internacional rompiendo la lógica de un relato de ficción laboriosamente construido a base de ocultaciones, situando al público, de golpe,
fuera del patio de butacas donde era un simple espectador, haciéndolo partícipe de los entresijos mas sórdidos de la construcción de ese relato.

Parece razonable suponer que el grado de credibilidad de los ciudadanos hacia los discursos y relatos políticos, al contrastar sus contenidos con su percepción de la realidad cotidiana, no sea muy alto, pero una cosa es la sospecha, la creencia de que te engañan, y otra disponer de la prueba material de esos engaños, de esa tendencia a la ocultación de las verdaderas intenciones y propósitos de quienes ensayan cada día discursos políticamente mas correctos, pero crecientemente alejados de la realidad.

Assange, en su cruzada por la transparencia de la política, se juega ahora el tipo y se ve obligado a colgar un archivo cifrado para cubrir su seguridad, porque su delito es el mas grave que se puede cometer en una sociedad del espectáculo, romper la lógica de la representación irrumpiendo en el escenario con los trozos de guión que habían sido eliminados por la censura.

Todo este revuelo tiene su origen en que han sido destapadas opiniones de personal diplomático sobre diversos actores de la comunidad internacional, pero ¿En cuantos lugares que no tienen embajadas, todos los días los jefes de prensa de los políticos que gobiernan actuan con el mismo cinismo desinformador que han puesto en evidencia los papeles destapados por Assange?.

En el relato político hay autores que inventan y actores que transmiten la narración, luego hay medios de comunicación que la divulgan, prensa escrita, emisoras de televisión. ¿Hasta que punto estos publican cosas que, ni se las creen, ni ignoran que son manipulaciones de la realidad, pero metidos en el juego de los comunicados, de las notas de prensa, de la especial relación entre política y periodismo,las convierten en el material rutinario para llenar sus contenidos? No sé.

Lo que parece evidente es que el episodio de Wikileaks induce a la reflexión sobre la calidad de los relatos en los que todos estamos involucrados. Es una paradoja que quienes se dedican a la ficción lo hagan intentando acercarse a la realidad, y que quienes están involucrados en el relato político, cada vez que ocultan, que hurtan, una parte de la realidad, se acerquen mas a la ficción.

En fin. El Relato.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 3-12-10.

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