martes, 7 de diciembre de 2010

HABLAR DEL TIEMPO

"La coincidencia de vientos cálidos y lluvia blanda crea hoy en Heliópolis un ambiente tropical, como si estuvieras en una isla caribeña, propicio para pasar el día tendido en el chinchorro, bajo el techo de palma, haciendo de la indolencia un arte, y hablando del tiempo.

Hablar del tiempo es un recurso, junto con el silencio, propio de los viajes en ascensor, pero en estos tiempos de zozobra y alarma, también puede ser considerado un acto de cortesía --¿porqué no?-- de este grafómano hacia los lectores, fieles o contingentes, que se acercan por estas páginas.
(...)
Hace un par de días coincidí en el ascensor con la presidenta de la comunidad de vecinos y, en un acto de audacia inhabitual en mi, rompí el incómodo silencio para sugerirle, ¿No quieres un novio a ratos? Yo soy muy sociable... --Yo también soy muy sociable, pero a lo que estás insinuando, te digo que no-- contestó ella con una firmeza inequívoca congruente con su alta estima de su condición independiente.

Al día siguiente bajó a casa con dos carpetas llenas de papeles. Su aspecto físico había cambiado notablemente. Lucía unos labios dibujados hasta la perfección, la textura de su piel era completamente lisa y toda su presencia emitía un aura luminosa que, junto a su cuidada ropa y sus complementos y adornos, daba la impresión de que había dedicado al menos tres horas al cuidado personal antes de bajar.

Las carpetas resultaron contener los papeles de un año y me encomendó la misión de procesarlos todos para presentar las cuentas anuales. Imbécil de mi, acepté el encargo de ese trabajo solidario, fascinado por los encantos de quien lo solicitaba.

La acompañé hasta el ascensor y deslicé en sus oídos un sincero cumplido --Que guapa estás. Ella contestó, --gracias-- pero la forma en que pronunció la 'a' con un sonido algo trémulo, parecía sugerir una cierta vacilación en su firmeza del otro día.

Ahora estoy pagando el precio de ese sutil placer de haber escuchado una 'a' trémula a mi vecina de la treinta y nueve y tengo sobre la mesa el voluminoso paquete con las carpetas de los papeles comunitarios, pero no me decido a meterles mano porque el clima tropical de esta mañana me induce a la pereza.

En lugar de cumplir con el encargo, he bajado al Maravillas y por el camino he disfrutado de los tonos brillantes de las hojas de las acacias, lavadas por la lluvia. Mientras tomaba un café con leche, los clientes del Maravillas, que comparten una porra sobre los resultados deportivos de la jornada, me han pedido el periódico para verificar sus aciertos y han comprobado que cobrarán 5,50 Euros por cada combinación de su apuesta que, al ser varias, les dará 60 Euros en total.
Enhorabuena.

El periódico no llevaba nada de particular, nada que no haya sido dicho ya en los últimos días. He mirado por el ventanal del bar el paisaje urbano y me ha parecido que hoy era un buen día para hablar del tiempo. Pues eso."

En fin. Hablar del tiempo.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 7-12-10.

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