viernes, 10 de diciembre de 2010

PERIÓDICOS

Hoy he comprado dos periódicos que me han sido de gran utilidad para protegerme de la lluvia. Al salir del Maravillas la cortina de nubes bajas que envuelve la mañana se ha transformado en una llovizna ligera, pero persistente. Sostener los periódicos con mi mano derecha a modo de pantalla ha evitado que los cristales de mis gafas quedaran inutilizados. Acostumbramos a percibir que los periódicos son medios informativos, pero mas allá de esa función, en muchas ocasiones desinformadora, son objetos materiales que han demostrado su utilidad mas allá de lo meramente periodístico.

Por mencionar solo algunas de esas utilidades, recordemos los tiempos en que la gente envolvía el almuerzo, o se limpiaba el culo, con las noticias caducadas del día anterior. Luego estaban los motoristas que se ponian en el pecho, debajo de la cazadora, un pliego de ese papel para defenderse del frio, la humedad o el viento.

Otra utilidad muy práctica consiste en su función de cobertura, a falta de mantas, para los nuevos indigentes a los que la crisis ha dejado a la intemperie. A los que no, también les sirve para tapar las grietas de alguna ventana doméstica, o como solución de emergencia cuando alguien les revienta la ventanilla del coche, pero además de estas funciones, digamos, utilitarias, la presencia de los periódicos como objeto en el arte contemporáneo, no se ha destacado lo bastante.

La técnica del collage no sería la misma sin los periódicos. En particular, una obra que se expone ahora en el Ivam, un paisaje arbolado, está construída con tiras muy finas de papel de periódico que, unidas, configuran los troncos de los árboles. Y que decir del arte conceptual, esa plástica que incorpora el lenguaje como parte de la obra. Es una especie de periodismo mural que, al igual que los periódicos convencionales, nos envía mensajes que, por su naturaleza subjetiva, hay que leer con una cierta distancia.

Queda claro, pues, que el periodismo, en su lado material, tiene una gran utilidad social, como la que tuvo en otro tiempo cuando los principales periódicos de este país apostaron por reforzar en la opinión pública el aprecio por la democracia como sistema social, en los tiempos en que se salía de una larga dictadura.

Aquella fue la época mas heroíca del periodismo de este país y los directores de las cabeceras mas beligerantes en la defensa de la democracia se pasaban un dia si y otro también en los tribunales, donde les aplicaban leyes represivas que aún no habían sido derogadas.

Ese periodismo de héroes se extinguió, como debe ser, con la normalización democrática, pero el paso de las décadas parece que tambien está afectando, desde hace algún tiempo, el reconocimiento de los valores democráticos de una parte creciente de la opinión pública. Solo hay que leer lo que ha quedado de los dos periódicos mojados por la lluvia para percibirlo.

Una encuesta publicada en la página 36 de 'Levante' revela, nada menos, que la institución que tiene mas poder en España, a juicio de los opinantes, no son los gobiernos democráticamente elegidos, sino los bancos. Si esto es así, se echa en falta una enérgica campaña de la prensa para denunciar esta situación, tal como hicieron cuando se enfrentaron a la dictadura. Al parecer, la pérdida de ese impulso, hace que quien tome ahora el relevo de las denuncias sea Wikileaks.

La prensa escrita ha perdido claramente la batalla de la investigación y la denuncia de actitudes y comportamientos antidemocráticos que ponen en peligro la salud democrática de la sociedad actual, y se ve relegada a reproducir las revelaciones de los papeles del Departamento de Estado, que les han sido confiadas a otros, seguramente porque las empresas periodísticas, actualmente, han perdido a los ojos de mucha gente el caracter independiente que se les atribuyó cuando lo merecieron, pero que luego se ha deteriorado al plegarse demasiadas veces a las convenciones del poder.

Esa pérdida de credibilidad, que afecta mas a unos medios que a otros, esa sensación generalizada de que la lectura de periódicos no es una fuente de conocimiento de la realidad, sino una desinformación al servicio del poder, no debilita en nada el valor material del periódico como objeto.

Seguiremos comprando periódicos. En un día de lluvia como hoy, tienen una gran utilidad para protegerse del aguacero y, además de otras utilidades, su incorporación al mundo del arte los convierte en un elemento imprescindible de la sociedad actual, pero no hay que hacerse demasiadas ilusiones sobre su capacidad de informar de manera independiente a los ciudadanos, o de reforzar su aprecio por los valores democráticos. Para eso ya está Wikileaks.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 10-12-10.

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