viernes, 17 de diciembre de 2010

LAS COMPRAS DE NAVIDAD

He bajado al Maravillas y el ambiente era todo fiesta y celebración. Ni rastro de gente ceñuda y cabreada en esta pequeña comunidad, habitada en parte por gentes de etnia gitana, tan dadas a la religiosidad y al café con leche en vaso, que le confieren una especial significación a la festividad navideña, mientras que en los mercados el ambiente es mas consumista, para eso son mercados, no?.

Luego he ido al mercado de Ruzafa. Siempre me deslumbra este mercado. Una epifanía de manzanas rojas, tan tentadoras como los labios pintados de mi vecina de la treinta y nueve, besugos con piel de plata, como astronautas vestidos con su traje espacial, piernas y paletillas de cordero, ese animal sacrificial presente en las mesas humanas, desde los tiempos bíblicos. Y gambas de Huelva. En el mercado flotaban retazos de conversaciones, alguien ha escuchado mi pensamiento y he oido que decía, --¿Gambas de Huelva? ¿Que dices?.

--Nena, este año las gambas de Huelva están imposibles. Creo que las voy a sustiuir por otra cosa.

--Has probado en los chinos? Son de plástico, pero saben a marisco. Las chupas, luego las enjuagas y las guardas para el año que viene. Las llaman 'Gambas Eternas' con ese arte que tienen los orientales para nombrar las cosas.

--Me da un poco de asco, creo que compraré otra cosa.

--Pues Manoli las ha comprado y después de chuparlas y lavarlas, quiere hacer un centro de mesa con ellas y un poco de falso muérdago. Ha probado y dice que le queda muy bonito. Le va a añadir unas bombillas.

--Hija, yo no se como dicen que los precios alimentarios de Heliópolis son los mas bajos de España. La paletilla de cordero esta hoy a 12 y medio, tres euros mas que anteayer. Y las bocas, ni te cuento.

--Ese estudio de precios se refiere, mayormente, a los garbanzos de Mercadona.

--Eso será. Trabajé de limpiadora para un tío, el yerno de un consejero del BBVA, que decía que había que subvencionar los garbanzos, porque eran muy calóricos y muy baratos. O sea, que aumentaban la productividad, que no se lo que es, y reducian los costes salariales. Creo que se refería a mi sueldo de limpiadora.

--Bueno, nena, te dejo, que he de concluir mis compras navideñas.

--Chao.

Al regreso del mercado, donde compré el cordero para el asado --conseguí encontrar un puesto que lo tenía a 10--y he dejado el marisco para última hora, porque presiento que me saldrá el gordo de la lotería el día 22, he dado un vistazo a la prensa. Quería ver si en sus páginas aparece, además de los habituales artículos
sobre el milagro de la navidad, algo sobre el milagro de la elasticidad de los precios, que suben y suben, hasta el infinito y mas allá.

No he encontrado en sus páginas ninguna referencia al precio del marisco y el cordero, hoy. Se dirá que el precio de estos productos aumenta por la fuerte estacionalidad de la demanda, y que se pueden anticipar las compras para evitar ese encarecimiento, pero congelar las gambas de Huelva me parece un crimen de lesa humanidad. El cordero, si, pero he estado tan ocupado indagando en el Blog sobre el espíritu navideño, que no he tenido tiempo.

Hay dos noticias hoy de lo mas significativas para entender lo que nos puede deparar el futuro inmediato. El Partido Popular que gobierna Heliópolis, a través de su máximo representante elegido aquí, el inefable Camps, basará su inminente campaña electoral en los logros de su brillante último decenio.

Al mismo tiempo, hoy se nos aclara que de la deuda pública que ha servido para financiar ese decenio glorioso nos tocan, a cada uno de los habitantes de aquí, 3.800 Euros. Creo que si mañana llamara el cobrador a nuestra puerta, no todos podríamos hacer frente a esa suma. Conviene tomar nota, a la hora de que cada uno valore el 'decenio glorioso'.

Pero lo mas sorprendente, por significativo, es que la jornada laboral media de los españoles se ha extendido, mientras que los costes laborales se han encogido. Esto parece indicar que viajamos a velocidad tecnológica de vuelta al mundo antiguo. A un mundo dirigido por una aristocracia faraónica, con una masa de trabajadores esclavos. Tal vez cuando ese viaje culmine, se sentará en el trono del faraón el tío de los garbanzos, el yerno de ese consejero del BBVA al que se refería una señora en el mercado.

Los mismos que presionan para que se endurezca el sistema de pensiones, después de haberlo vaciado, junto con Teléfonica y demás, a base de prejubilaciones, para aligerar sus costes laborales. Los partidarios de que se subvencionen los garbanzos. Ellos. Los nuevos faraones.

Si alguien considera que hay que manifestarse pacíficamente con pancartas a las puertas de los nuevos templos faraónicos, yo estoy dispuesto a acompañarle. Cualquier cosa menos permitir que se nos imponga la vieja cultura del mundo antiguo, anterior al espíritu de la Navidad.

En fin. Las Compras de Navidad.

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LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 17-12-10.

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