Que caiga un rayo en medio de la foresta no es evitable. Que alguien cometa una negligencia causando un fuego en el monte, no siempre es evitable. No tenemos ningún control sobre las condiciones de temperatura y sequedad del entorno.
Que los responsables políticos de la seguridad del territorio y las personas dejen el monte abandonado durante años, lleno de maleza, sin cortafuegos suficientes, sin vigilancia adecuada, creando las condiciones para que un fuego fortuito o provocado por una práctica negligente destruya cincuenta mil hectáreas de nuestro territorio de una tacada, no solo es una actitud descuidada, es una negligencia criminal que, en otro tiempo, habría merecido la repulsa del rey, quien habría obligado a los responsables de tamaño desatino a pasear en asno para recibir la mofa y escarnio del pueblo, pintados con brea y tocados con un capirote, antes de transterrarlos a Formentera.
(...)
Ya no estamos en tiempos medievales, aunque parece que regresamos a aquella sociedad estamental por la liquidación acelerada de las clases medias, será por eso que los irresponsables mandatarios, que no son responsables activos del fuego, pero si de las condiciones existentes para su extensión, se han paseado estos días en mangas de camisa delante de la tele, como si fueran héroes de la resistencia.
Para mayor burla a los ciudadanos, dos ministros, el de defensa y el de agricultura, del gobierno central, en cuanto han sabido que un opositor venía a visitarnos, se han apresurado a coincidir con el, para salir en la foto.
El de agricultura, es un estafador vinculado al escándalo de las subvenciones del lino, se acuerdan?,
El de defensa, al menos, está al mando de la Unidad Militar de Emergencia, que ha estado a pie del fuego, pero esa competencia no excluye que se trate de un infiltrado de los fabricantes de armas para defender sus intereses desde el gobierno. La burla a la que me refiero no obedece tanto a su presencia, sino a las promesas y proclamas de ayuda a los afectados por el desastre, sin concretar, que los habitantes de Lorca saben muy bien el curso que siguen desde la promesa a su concreción en el tiempo.
Los responsables de la vigilancia y seguridad de nuestro territorio, con su actitud negligente, nos obligan a preguntar otra vez, ¿Quien vigila al vigilante? La profesionalización de la política fue un paso necesario en la consolidación de nuestra democracia, y ofreció visibles, afortunados y duraderos resultados. El paso del tiempo permite observar, ahora, que unas cosas han mejorado y otras se han pervertido.
La maquinaria interna de los grandes partidos parece ahora una fábrica de mediocridad y gremialismo. Esa mezcla perversa produce ahora un sujeto político dedicado a sus asuntos propios, ajeno a las necesidades
de sus electores, que se limita a pulsar un botón, cuando se lo ordenan, para aprobar leyes y reglamentos
no inspirados por sus votantes, sino por un conglomerado de lobbys, grupos de influencia que señorean un territorio en el que la democracia se pervierte.
Todo lo que el fuego destruye, el tiempo ayuda a regenerarlo. Quiero pensar que una nueva generación de españoles que aún no han cumplido los treinta, acabarán por sustituir a los sujetos políticos actuales, en su mayoría mediocres y gremiales. Estos futuros diputados de los diversos parlamentos españoles, puede que lleven a sus hijos al colegio personalmente, cojan la bici y vayan a ocupar sus escaños, hablando por el camino con sus electores y, en lugar de limitarse a apretar un botón siguiendo órdenes de arriba, debatan con sus colegas cuales de las propuestas del orden del día merecen ser aprobadas.
Para que tal cosa suceda, es necesario que el voto se oriente a la renovación de nuestra clase política. Parece sencillo, y hasta probable, pero el tiempo enseña que estos cambios se quedan, a menudo, en esperanzas utópicas. ¿Y que? Una utopía no es algo de imposible realización, sino algo que todavía no ha sucedido.
Vuelvo del mercado, donde he comprado una ventresca de merluza, grande, un poco de paté con setas y unas acelgas. Por el camino, observo una atmósfera limpia. La lluvia de cenizas ha cesado. Una buena noticia.
¿Aprenderemos de este desastre, de cuya dimensión, --aunque no de que se haya desencadenado-- son responsables los mismos políticos que nos piden pagar dos veces por los medicamentos, nos suben las tarifas eléctricas y no toman ninguna medida que nos haga percibir alguna esperanza en medio de este apocalípsis económico, financiero, ambiental y social, que su reparación exige, no solo la regeneración del suelo quemado, sino la de una clase política mediocre y gremial, que comparte con los factores externos de la situación internacional, la responsabilidad directa por la ausencia de medidas orientadas al interés ciudadano?
No sé.
En fin. Daños evitables.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 3-07-12.
No hay comentarios:
Publicar un comentario