jueves, 26 de julio de 2012

PRESUPUESTOS

Gracias a nuestro presupuesto doméstico ajustado, que ensayamos la semana pasada siguiendo los consejos de Rajoy, por boca de su inefable ministro Montoro --porque ya saben, no se puede hacer otra cosa, no hay alternativa-- hemos ahorrado diez euros en el capítulo de prensa escrita y nos vamos al mercado de Russafa para gastarlos en una ventresca de merluza y una porción de paté de setas, y se lo voy a contar porque, como hoy tampoco he comprado el periódico, no tengo mejor cosa que decir.

 (...)
Total que me he levantado un poco brumoso, después de un sueño precario, porque anoche salimos con Esther y Jóse, nos acostamos tarde y nos costó dormir. No se que le pasa a Esther. Ha mandado un mail a los amigos con un escrito suyo, una fantasía pícara lo llama --Esther que ya vas para los setenta y cinco, y aunque te hagas treinta piscinas al día no estás para picardías-- en la que sueña que es una paloma, cansada de volar con su palomo y busca un gavioto para que la monte, o así. 

Jóse, yo de ti le prestaría mas atención a tu pareja, aunque quien soy yo para decir nada, si esta mañana he bajado a la calle vestido de chulo putas, como si fuera el ministro de industria, con la camisa de falsa seda de un color granate que te cagas abierta por la pechuga, unos andares a lo Travolta que dan risa y unas gafas de sol que no pegan con las nubes matinales que ocultan eso que con igual cursilería con la que nombran 'la marca España, algunos --monárquicos o juancarlistas?-- llaman el astro rey. O sea.

Antes de ir al mercado, hemos pasado por el banco. --Saca algo mas del presupuesto semanal --¿Que dirá Rajoy? --Rajoy que diga lo que quiera, necesitamos hacernos un colchón en casa, por si viene el corralito, para sobrevivir un par de meses, hasta que vengan los paracaidistas americanos a rescatarnos. --Encarna, ¿no exageras? esto es una crisis, no una guerra. --Si cuentas el número de víctimas, no hay tanta diferencia, tu haz lo que te digo. --Vale. 

El mercado de Russafa es una explosión de color. No me gusta lo de eclosión, porque es un galicismo y Hollande, por ahora, no está a la altura de las expectativas, aunque ya que hablamos de estilos y de lenguaje, debo reconocer que mis páginas, últimamente, parecen un racimo de uvas, todos sus párrafos buscan la redondez, sin conseguirlo, y además aparecen separados unos de otros, como si nada tuvieran que ver entre si, nada de introducción, nudo y desenlace, eso para los novelistas, o ensayistas, plagiarios. 

Encarna se detiene en el carnicero. Yo odio las vitrinas de la carne, me doy la vuelta y una exaltación de colores verderojomorados, de berenjenas, pimientos y brócoli, se exponen en el mejor puesto de verduras del mercado, junto a cuatro montones con las distintas variedades de judía verde, garrofó, ferraura, boby y rochet. Al lado, la parada de la fruta recuerda la exposición de pintura que vimos ayer tarde en La Nau, las medias sandías se abren ofreciendo su gama de rojos, indicador de su distinto grado de madurez, el amarillo cítrico de los limones, los distintos verdes, rojos y entreverados de las manzanas, recuerdan la paleta de Vermeer.

Si el maestro de 'La Joven de la Perla' viviera ahora en Russafa vendría todos los días, menos el lunes, a este mercado a pintar sus bodegones. Cien años después, algún galerista de Marte subastaría uno de esos bodegones por veintiocho millones de créditos planetarios --el Euro habría dejado de existir, claro-- y lo compraría algún millonario ruso para decorar su casa, después de vender un equipo de fútbol para comprarse allí una parcelita. 

--Las ciruelas, ni se te ocurra comprarlas aquí. Vamos al chico de las patatas, ese que hace la cuenta con una tiza en el mismo cacharro de plástico donde recoge la fruta para pesarla. La última vez, esas enormes y jugosas ciruelas que nos vendió se mostraron mas efectivas que el Plantaben, que además ahora cuesta dinero, para lo que los anuncios de yogur llaman el tránsito intestinal.

 En el pescado, hemos pillado dos ventrescas de merluza, no cortadas con antelación, sino sacadas en el acto de la compra de medias merluzas de buen tamaño y al ir a Gea, el mejor charcutero del mercado, a por una porción de paté con setas, había dos fotógrafos en el puesto haciendo un reportaje para Internet. Igual salimos. Ir al mercado de Russafa es una muy buena manera de empezar el día, aunque nos hemos pasado del presupuesto. 

Es igual, al presupuesto, que le den. Ahora, ayer vi por la tele el mercado de pescado de Isla Cristina, vaya pasada, lubinas salvajes de cuatro kilos, unos atunes sensacionales y centenares de kilos de caballa reservados para el cebo de las barcas que, cuando no salen, las tiran en el muelle para que se las coman las gaviotas. Las gaviotas de Isla Cristina, aún comen pescado. 

Las de aquí, comen basura, van a los vertederos y se hinchan de porquería, solo vuelven a los roquedales de la playa a dormir. Los del PP harían bien en cambiar de logo, recuerda demasiado a los corruptos del partido y de fuera, vinculados con la basura, sobre todo en Alicante, pero no solo allí. No es la primera vez que lo digo, pero no hacen caso.

 Hemos vuelto a casa con sesenta euros menos. Lo malo es que ayer ya fuimos a comprar y mañana hay que ir a por unos flecos, pues nos hacen falta para pasar el finde en la sierra con los nietos. Al final, nos hemos pasado del presupuesto. Ya lo dice Montoro, no hay otra solución, no hay alternativa, oiga.

 En fin. Presupuestos.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)26-07-12.

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