sábado, 14 de julio de 2012

VALERIANO, NO ME JODAS

Antes que nada, una buena noticia. Llueve en Heliópolis. En este preciso momento, las nueve de la mañana, cuando vuelvo de comprar el periódico, una fina lluvia no muy abundante pero con un efecto vivificador, deja su huella sobre el suelo y sobre los cuerpos y las almas de mis algo atribulados vecinos.

Una lluvia algo escasa, pero, literalmente, milagrosa, si atendemos a mis rogativas de ayer, cerca de la plaza de la Virgen.
  (...)
  Anoche salimos a cenar, de picoteo, con Lola y Antoni. A las ocho y media acudimos a la sala del Ateneo, en la planta tercera, donde Antoni expone sus óleos, luego acudió Lola y nos fuimos directamente a la taberna de Antonio Manuel, en una calle peatonal que da a San Vicente. 

Allí nos papeamos una bandeja --escasa, como la lluvia-- de una fritura de pescado con unos boquerones absolutamente sublimes, unos cubitos de cazón en adobo rebozados, unas colas de gambas con gabardina --otra premonición-- y otras mínimas exquisiteces, además de una bandeja con verdura asada algo mas abundante, y lo regamos con cerveza autóctona de Casas del Rey, doblemente fermentada. Quince euros por pareja.

 Luego nos fuimos con intención de tomar un mojito en el Café de Sant Jaume, pero a medio camino nos detuvimos en el Café del Negrito y allí nos quedamos, porque el chorrito de la fuente ornamental que hay en la plaza, donde está instalada la terraza, nos cautivó. El entorno era muy agradable, pero el mojito era de Thermomix, como me advirtieron cuando pregunté antes de sentarnos --sorbete de mojito, dijeron, o sea que se echan los ingredientes en una batidora y, voilá, ya está. No era un mojito, pero resultó muy agradable. Hacía tanto calor que, Antoni, a quien le duran los mojitos de verdad por lo menos una hora, lo despachó de una sola chupada, y se ve que el frio del hielo se le subió a la cabeza.

 Luego, vino la indecisión típica, ¿hacia donde vamos?. Yo propuse ir a la plaza de la virgen de rogativas para que lloviera. Juro que es rigurosamente cierto. Me dijeron, la basílica está cerrada y la virgen durmiendo. Contesté, que duerma, no significa que sea insensible a los ruegos de los pobres mortales. Total, que bajo a por el periódico y veo que, hayan sido atendidas o no las rogativas apenas formuladas, llueve. 

Las almas generosas se ve que han empujado hacia otro lado las corrientes cálidas en altura del Anticiclón de las Azores que, según dicen los meteorólogos se oponen a la formación de lluvia, al menos por un rato. Es mas verosímil el milagro de la lluvia, que Valeriano Gómez, economista como yo, que fue ministro de trabajo en el último gobierno anterior al de Rajoy, pueda aportar alguna idea nueva al asunto de las soluciones para Europa y España. Así titula su artículo de hoy --pero ¿como le dejan espacio para divulgar sus chorradas?-- en la 31 de El País, 'Europa y España, ¿para cuando las soluciones?'.

Refresco la memoria de mis improbables lectores. En la página del Blog 'Nos vamos a Madrid', en la época en la que el ministro no era ex, tuve que salir al paso de las chorradas que decía, afirmaba, nada menos, que la contratación temporal era la solución del desempleo, un argumento de hace mas de veinte años. En el segundo párrafo de su artículo, admite, 'Es cierto que, sin entrar en detalles..' Si no entras en detalles, querido Valeriano, es que dices generalidades. No siento ninguna animadversión personal hacia Valeriano, pero me parece un ejemplo típico de la serie de ministros, de todos los colores, que le han precedido en el cargo. 

 Así como en la época de nuestro Bachar Al Assad, el de Meirás, el ministerio de trabajo tenía en sus cajas fuertes toda la pasta de la Seguridad Social, y eso convertía a sus titulares, que llevaban una chaqueta blanca como si fueran camareros y eran muy autoritarios, en funcionarios muy poderosos, con las formas democráticas alcanzadas tras la transición ese ministerio es otra cosa. 

Para empezar, el dinero de las cotizaciones de la Seguridad Social ya no está disponible para ese ministerio y la mayoría de sus competencias fueron transferidas a las comunidades, como ocurre con la sanidad. Una de las consecuencias de estos cambios es que, tradicionalmente, la cartera de trabajo, sin apenas competencias, se le da, como es lógico, al mas incompetente, y su influencia en las decisiones de gobierno es tan escasa como la lluvia de hoy.

 Seis responsables de ese ministerio se citan en Wikipedia cuando pones en la barra de direcciones la expresión 'ministros de trabajo en España desde la transición', tal vez la excepción a mi apreciación de incompetencia sea Pimentel, un tipo singular que no se deja clasificar. A mi, Valeriano me recuerda, no se porqué, a Corcuera, quien fue ministro de interior, no de trabajo, pero tiene en común con Gómez su procedencia del mundo sindical.

 Pero hay alguien que supera a todos y reúne una doble condición, Fátima Báñez, actual jefa del ministerio de trabajo, es una singular síntesis de incompetencia y representación de la cultura autoritaria del tiempo en el que los ministros llevaban una chaqueta blanca, como si fueran camareros. Sin embargo, con ese nombre, Fátima, quizás ha tenido algo que ver con el milagro de la lluvia que me ha sugerido la entrada de hoy. 

En fin. Valeriano, no me jodas.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 14-07-12.

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