Ayer me ocupé de la basura física, de las distintas formas de su reciclado y de las políticas públicas que
afectan al medio ambiente, no siempre para bien. Hoy, he bajado al quiosco, temprano, y mientras esperaba que llegara la prensa me he entretenido mirando el escaparate. ¿Pueden creer que había expuestas mas de una docena de revistas de psicología que por los enunciados de sus contenidos que iban de la frivolidad a la magia tenían toda la pinta de ser
una exposición de basura psicológica?.
Veamos, la psicología, entre otras cosas, es una disciplina académica a la que, salvo contadas excepciones, acceden los estudiantes que han sido desechados de otras opciones porque su nota previa no alcanza los mínimos exigidos. O sea, los menos preparados, menos estudiosos, o menos inteligentes.
Esta psicología a la que me refiero, una vez cursada por quienes finalmente acceden a esa carrera, la superan y consiguen un diploma que les permite su ejercicio libre, o por cuenta ajena, sería algo así como el pescado que podemos comprar cuando vamos al mercado demasiado tarde, y todos se han llevado las mejores piezas, las mas frescas, las exentas de parásito, con buen aroma, textura y sabor, o sea, las sobras a veces malolientes y sin brillo en los ojos, que quedan disponibles.
Tiene sentido que los diplomados en esta especialidad, a falta de las oportunidades que se derivan de una buena formación profesional, terminen en las redacciones de estas revistas que se dedican a la magia de la frivolidad, o a la frivolidad de la magia.
(...)
No es el caso, naturalmente, de otros profesionales que han sumado esa especialidad a otra formación mas seria y documentada. Así, muchos especialistas en psicología clínica son, además, licenciados en medicina, y ejercen la difícil y meritoria labor de ayudar a las personas que pasan por situaciones realmente difíciles y complicadas, como es el caso, ahora mismo, de las mujeres que han sido liberadas después de diez años de cautiverio.
Dentro del mundo de la psicología clínica, hay expertos que se decantan por dedicarse a los Recursos Humanos. Entre este grupo hay de todo. Tuve la suerte de conocer al doctor Galdámez, en una etapa muy temprana de mi vida profesional, y comprobé que manejaba con gran profesionalidad el test de Rochard. Gracias a esa habilidad suya supe muy pronto que mis pautas mentales son rápidas, tendiendo a la precipitación, si, aunque nunca hice nada para corregir esa prisa.
En cambio, años después, caí en manos de otro psicólogo clínico que tenía su despacho en la plaza de Jesús, y me pareció que pertenecía a la rama psicológica del fascismo, pues el hombre incluía, sin cortarse nada, en los cuestionarios que contenían las preguntas para intentar determinar el perfil profesional, aspectos muy personales sobre las preferencias confesionales de cada aspirante.
Es así la cosa, hay toda clase de psicólogos, competentes, incompetentes, liberadores, fascistas, en todo caso, algunos han escrito libros muy influyentes, o se dedican a actividades de contenido social útiles para la gente, y otros estarían mejor en un campo de internamiento, averiguando si los internos son o no judíos.
Uno de los libros serios de psicología que han dejado huella en mi memoria fue 'Anatomía de la Destructividad Humana', de Erich Fromm, inspirado en la personalidad de Hitler, con la clara intención de ofrecer un texto capaz de ayudar a detectar precozmente personalidades de tan alta peligrosidad social, y ayudar a evitar que alcancen el poder político. Un texto que podría inscribirse en la corriente de la psicología liberadora.
Luego están los libros que fueron influidos por la corriente conductista que venía de Estados Unidos, felizmente
ya superada, los que quedaban en mi librería de aquella etapa los empaqueté y los dejé sobre el contenedor. Podría haberlos quemado, pero entonces me habría comportado como un inquisidor.
Entre mi círculo de amigos y gente conocida hubo una psicóloga, digo hubo porque hace años que no la veo, que trabajó a las órdenes de Montoro, el mayor experto en comportamientos relacionados con el tráfico de vehículos, y que visitaba la cárcel de Picassent para ofrecer sus servicios a los presos allí internados, que tenían mucha necesidad de toda clase de apoyos. Recuerdo que siempre que la veía entre el grupo de amigos que salíamos a cenar por ahí, le hablaba, mal, del conductismo, y ella siempre me decía, que pasado de moda estás, Enrique, el conductismo se acabó hace años, ahora estamos con lo de la inteligencia emocional. Ah... decía yo, sin saber lo que era eso.
La Psicología, como la Economía y la Política, pasan por diferentes etapas, y hay un lenguaje propio para definir cada una de ellas, pero por debajo de esas corrientes de pensamiento que marcan su evolución, está presente la basura,
el lado menos profesional, menos fiable, mas engañoso y vulgar de sus falsos instrumentos, como en la docena de revistas que hoy, desde la vitrina del quiosco se ocupan, nada menos, que de la educación de los hijos, del consumo responsable, de las relaciones de pareja, como si quienes firman esos artículos fueran de fiar, cuando, en la mayoría de los casos son estudiantes incompetentes que no alcanzaron niveles suficientes para estudiar algo mas serio.
En la política ya se sabe que también se dan, históricamente, corrientes de pensamiento?. Pensemos en el Despotismo Ilustrado, una expresión que tiene su miga porque, se ve que eran déspotas, pero gentes ilustradas. Puestos a sufrir a los déspotas, si por lo menos son personas ilustradas, igual se puede aprender algo de ellos.
Tenemos ahora, una democracia representativa, sufragio universal, elecciones periódicas, separación de poderes, cámaras legislativas,
en teoría, un avance social tremendo. ¿Que sucede en la realidad?, el 'relato', como se dice ahora, que nos ofrece la política actual es un relato basura, ninguno de sus actores alcanza, ni de lejos, la categoría de los ilustrados, votamos cada cuatro años, el programa no se cumple, hay cada vez menos universalidad en la sanidad pública o en la escuela, las cámaras no nos representan, pues se nos niega decir que personas concretas queremos que nos representen, los poderes están separados pero, cuando conviene, funcionan como una pìña, y la sensación que tiene el ciudadano es que, tal como funciona ahora, la política es pura basura, como certifican los sumarios abiertos por corrupción y el lenguaje absurdo, incomprensible, de los discursos.
¿Que se puede hacer con la basura?, según Isabel Bonig, la consellera de Medio Ambiente, lo mejor es quemarla, en esto coincide con los mas radicales de los descontentos. Es mejor reciclarla. Seguro que en ese montón de mierda hay algo aprovechable, pero llevará tiempo encontrar el procedimiento para hacer de esa basura algo útil para la sociedad, sobre todo porque no es un problema solo local.
En fin. Basura.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 8/05/13.
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