En la isla autárquica que fue la España de finales de los cincuenta, antes de la llegada de mister Marshall,
cuando don Santiago Bernabeu se afanaba en construir el mito del Real Madrid, para hacer olvidar la ausencia de libertades civiles
en aquel régimen nacional católico que carecía de ellas, aunque algún historiador 'moderno' ha tenido la desfachatez de negar que aquello fuera una dictadura, los adolescentes que nos divertíamos en las calles, ajenos a las penurias de los adultos (yo tenía entonces unos catorce años) usábamos una serie de frases hechas, producto de la cultura/incultura de la época.
Una de ellas, 'Tan maricón es el dante como el tomante', que ahora suena como un cañonazo porque las leyes actuales, mientras no se deroguen, protegen a quienes eligen una determinada opción sexual, sin obligar a quienes no la comparten, la tomo ahora como pretexto para una mini tesis doctoral sobre la corrupción, como ahora se verá.
La frase tiene su miga porque, al margen de su aplicación a determinados actos, viene a afirmar que quienes coinciden en el son igualmente participes de ese acto, y si se trata de un acto con consecuencias jurídicas, económicas, o penales, al margen de la sexualidad, la paráfrasis, cae por si sola, 'Tan corrupto es el corruptor como el corrompido'.
(...)
Toda tesis doctoral que se precie debe comenzar por una taxonomía, una clasificación ordenada de los elementos del problema que se pretende examinar. Parece que, en este caso, el de la corrupción, una primera ordenación
debe comenzar por distinguir entre los corruptores, quienes inducen al acto corrupto, y los corrompidos, quienes consienten en el y lo facilitan desde una posición de poder administrativo que les permite hacerlo.
La realidad, sin embargo, suele ser rebelde al juego académico de las clasificaciones. Una prueba de lo estéril que suele ser ese juego para la captación de la realidad es la conversación divulgada entre uno de los Pujol y un empresario en la que el político, a quien le tocaría ser el corrompido en este juego académico, es quien sugiere al supuesto corruptor, ¿vas a perder la ocasión de ganar 6 millones de euros en este negocio de las ITV?.
Ante esta evidencia, uno vacila en su intento clasificador. ¿Quien es aquí el corruptor, y quien el corrompido?. No sé.
De lo que no hay duda es de que ambos, sea cual sea el papel que juegue cada uno, habitan en la misma tarta, y que los usuarios de las ITV, aquellos a quienes se les ha dado por el culo (sigo con el lenguaje zafio de los cincuenta), pagarán un precio por esos servicios superior al que hubiera correspondido en ausencia de actitudes corruptas.
Ha pasado mas de medio siglo desde que el lenguaje homófobo fuera una realidad en la calle, nuestras leyes han progresado en ese sentido, pero el Real Madrid sigue siendo el equivalente al circo romano en nuestra sociedad alienada,impotente para exigir cambios en la realidad política que le da por el culo, un día si, y otro también.
Anoche lo comprobé, al salir de la Galería Natalia, donde Antoni presentaba sus óleos, fuimos a tomar una cerveza a la Tasca Ruzafa. Al abrir la puerta, una muchedumbre apasionada gritaba frente a una pantalla en la que se veía al equipo del Bernabeu disputar un partido que ganó/perdió.
La energía que flotaba en la tasca le daba un aire de taberna irlandesa, y el clima que se respiraba era tan apasionado como cuando el fútbol fue la única válvula de escape de una población reprimida y limitada en sus libertades.
Uno pensaba que en la corrupción hay corruptores y corrompidos, que los corruptores son ajenos al sistema político, empresarios o banqueros, y los corrompidos son siempre gentes con poder administrativo, político.
Ahora que 'El juez cita como imputados a ocho constructores por el 'caso Bárcenas', según el titular gordo de El País de hoy, tengo la duda de quienes son corruptores y quienes los corrompidos, si Bárcenas exigía un impuesto revolucionario a los constructores, o estos hacían donaciones voluntarias para engrasar futuras adjudicaciones. No sé.
La imagen de una relación entre el corruptor y el corrompido es una imagen moral. Un tipo satánico tienta a otro, hasta ese momento inocente, para que deje de serlo, prometiendo riquezas si cede a esa debilidad.
Todo muy bíblico, como los anatemas del arzobispo de Madrid Alcalá, que aun vive en los cincuenta, pero, a medida que se van revelando detalles, conversaciones en relación con los numerosos actos corruptos que aparecen en el dominio público, esa
imagen bíblica se reduce a la sodomía, no importa quienes sean los corruptores o los corrompidos, al final siempre nos dan por el culo a los mismos.
En fin. Corruptos, corruptores, corrompidos.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1/05/13.
cuánta razón tienes, después de leer tu artículo me duele un poco más el ojete...
ResponderEliminarjajaja Carlos! Eres el puto amo!
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