jueves, 2 de mayo de 2013

PROPUESTA PARA UNA FARSA

Ahora que Valle Inclán ya no está entre nosotros y Darío Fo se deja ver poco por aquí, se echa en falta una renovación del esperpento, de la farsa, un genero teatral que antes mostraba, por medio del absurdo, las contradicciones de las acciones humanas, convirtiéndolas en espectáculo teatral.

En solidaridad con mi mujer, que dice que hoy no va a comprar nada, porque la cesta de la compra le resulta cada vez mas cara, no he bajado a por el periódico y me encuentro con el absurdo de centrar la entrada de hoy en una noticia muerta, porque dada la velocidad de los acontecimientos de los que se informa a diario, lo que sucedió ayer es ya pura ceniza.

Pero como es el absurdo lo que me motiva, la cosa no parece tan descabellada. El caso es que, en lugar de glosar esa noticia en seco, me apetece ocuparme, primero, de la puesta en escena, el vestuario, los argumentos y, finalmente, los diálogos.

Dedico esta página a mis compañeros de la clase de teatro, a Patxi, el profesor, a todos los actores, foquistas, iluminadores, tramoyistas, diseñadores de vestuario, al mundo del teatro en general, incluso a esa señora que hace teatro virtual en Milán, con intervención de actores físicos, y de otros que están presentes en pantallas de plasma, como en las ruedas de prensa de Rajoy, a quien reservo uno de los personajes de esta farsa, como a otros políticos y empresarios que son los que están mas presentes en el mundo del espectáculo cotidiano representado en el escenario público.

(...)
La puesta en escena. Pienso en un hospital psiquiátrico, algo parecido al antiguo frenopático Padre Jofre, ahora transformado en un almacén de enfermos terminales. Nuestros carpinteros y decoradores del mundo teatral no tendrían ninguna dificultad en recrear ese espacio para la función. 

Una gran mesa de madera preparada para un falso electro shok con unos cuantos cables sin conectar, estaría bien, y unos buenos focos de quirófano para iluminar los rostros de los iluminados, de un lado, darían ambiente clínico a la escena, del otro, bien utilizados, conseguirían un efecto expresionista en la faz de los actores. 

El vestuario. Batas blancas, abiertas por detrás, y embudos para el tocado de las cabezas, darían a los actores que representen al personal médico el aire de esquizofrénicos irrecuperables que se corresponde, simbólicamente, con aquellos que ahora se dedican a impartir recetas desde puestos de poder.

En cuanto a los enfermos, sujetos sufrientes de las técnicas clínicas de los doctores, yo los vestiría de harapos, aunque esto lo dejo al albedrío de quienes, en el hipotético caso de que lean esta propuesta, decidan ponerla en escena. 

En cuanto a los argumentos, serían cambiantes, pues a la velocidad que está sucediendo todo últimamente, la prensa diaria es una fuente inagotable de asuntos teatrales, aunque la idea central, las relaciones de poder entre gobernantes, poderes de hecho, y gobernados, un asunto tan eterno como el teatro, debería ser claramente percibida por los espectadores.

En cuanto a los personajes y los diálogos, para una primera representación, sirven perfectamente los que se citan en El País de ayer, o en algún otro ejemplar atrasado de El Mundo. 

Pienso en Aguirre para la dueña del frenopático, en Pedro J., para el director clínico de la institución. En Rajoy para el interno mas reciente, objeto de electro shok y lavado de cerebro, para que interiorice las ideas de sus jefes, en sustitución de la suyas poco 'neo liberales'. 

No se donde colocar, la verdad, a Villar Mir, Mayor Oreja y otros apellidos de honda raigambre franquista que, según El País de ayer, están imputados, junto a otros constructores, por el caso Bárcenas. Quedarían bien en el patronato del hospital, ajenos a su propiedad y dirección, pero muy vinculados a su gestión.

Del lado de los otros enfermos, además de Rajoy, es imprescindible la presencia de dos parados, uno de mas de 55 años, otro menor de 30, alojados en la sección de irrecuperables, pero con salidas esporádicas al patio, donde Pedro J. en persona tratará de convencerles de que su improbable recuperación depende de su ductilidad para transformarse en chinos. 

Y luego, estará el coro de harapientos, que no dirán nada inteligible, solo expresarán un lamento colectivo durante toda la función, poniendo un fondo coral, acompañado de movimientos espasmódicos, muy de danza contemporánea. 

Lo mas difícil serán los diálogos, hoy no me siento creativo para construirlos, aunque deberán expresar de un modo sarcástico la ineficacia de las recetas de los doctores, como las que el gobierno propone para materializar un nuevo recorte de 3.000 millones, del que se disponen a aplicar 1000 millones a la disminución de la financiación en políticas activas y pasivas de empleo. 

Esto si que es de frenopático, ¿Como explicar a los dos enfermos parados, uno de mas de 55 y otro de menos de 30 que esa receta propuesta por los doctores los va a sacar de su situación?. Pensarán, con toda razón, que los esquizofrénicos son los doctores. 

Esto, y mucho mas, puede servir para construir unos buenos diálogos, pero hoy no estoy inspirado. Que le voy a hacer

En fin. Propuesta para una farsa. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 2/05/13.

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