Consideraría normal que, tomando una copa en la barra de un bar, digamos, junto a un vecino o conocido, o en uno de esos momentos tensos viajando en un ascensor, cuando no se tiene nada que decir, incluso al compartir una clase de teatro con un nuevo alumno que se acaba de incorporar, me preguntaran, 'Usted, ¿en qué trabaja?', eso entraría dentro de la normalidad, ¿no?, pero que esa pregunta la haga un patrón a 17.000 de sus empleados, si el patrón es Alberto Fabra, presidente de la Generalitat valenciana, parece una historia surrealista.
El titular de la primera de 'Levante' es bastante preciso, 'La Generalitat preguntará a 17.000 de sus empleados en qué trabajan'. Alberto, para quienes lean el Blog desde otros continentes, es nuestro presidente autonómico, y tiene un problema de falta de popularidad entre sus gobernados, vamos, que no lo conocen, no saben quien es, según las encuestas,
su apellido hace que lo confundan con el otro Fabra, Carlos, tan famoso por sus fechorías que ha salido en el NYT, pero, aparte de ser ambos de Castellón, y pertenecer al mismo partido, parece que no tienen otros vínculos.
Alberto, en el último acto institucional al que ha acudido, ha puesto unas letras enormes con su nombre, a ver si así
acaba con ese desconocimiento de su figura pública, que va acompañado de una absoluta indiferencia de sus socios de partido hacia sus peticiones para mejorar la financiación de esta comunidad arruinada.
(...)
Este hombre anodino, sin ninguna personalidad política, a quien nadie hace caso, se ve que ha mordido una oblea como las de Santa Teresa, tocada por un hongo mágico que produce un efecto similar a la mescalina, y ya no sabe quien es, donde está, ni lo que hace, por eso se ve obligado a preguntar a 17.000 de sus empleados, usted, ¿en qué trabaja?, para orientarse.
Alberto, se de tu perplejidad al encontrarte inmerso en una realidad que no reconoces ni entiendes, pero no te vayas,
prefiero a un tipo como tu, totalmente inoperante, al frente del gobierno de la autonomía donde resido, que a los dos pájaros que te precedieron.
Zaplana fue un ave rapaz que comenzó su aventura adueñándose del ayuntamiento de Benidorm por medio de un tránsfuga y supo volar muy alto hasta el punto de que ocupó un ministerio en el gobierno central y luego aterrizó en una de esas grandes compañías que sirven de lujoso cobijo a los ex de la política.
En su égida, su partido se vio envuelto, ya entonces, en asuntos sucios de financiación irregular, pero las conversaciones telefónicas que grabaron aquellos desmanes fueron desestimadas por un juez y con el tiempo, aquel tesorero Naseiro, se hizo rico con los bodegones, igual que Bárcenas afirma ahora que sus millones en Suiza proceden del comercio del arte y de la buena fortuna en la bolsa.
Ahora, Zaplana, se ha recortado el pico, se ha arreglado la nariz, porque los salarios para los paniaguados en las antiguas empresas públicas dan para cirujanos plásticos o lo que sea, aunque el lo niega y dice que se ha operado por razones de salud.
Camps, quien, para ser consecuente con sus buenas relaciones con el poder eclesiástico, debería haberse refugiado en un convento, para eludir las molestias de su inminente imputación por sus negocios con Urdangarín, también tiene pluma, pero es un plumaje corto y oscuro, como el del cuervo de Poe, así que no voló tan alto como Zaplana, pero mientras presidió la Generalitat, estuvo siempre en la mano de quienes lo manipulaban, pero no como un ave de cetrería, capaz de obtener presas, sino como un pájaro doméstico y feo, aunque el creía ser un águila, rodeado como estaba de aduladores interesados, véase Cotino.
Parece lógico que, a la vista de esos antecedentes presidenciales, que son los que arruinaron con su política coincidente con las vacas gordas, las finanzas de esta comunidad, uno se de con un canto en los dientes por tener, ahora, un presidente tan anodino, desconocido, incapaz de convencer a su propio partido de que apoye su política
de barón autonómico sin cetro. Alberto, no te vayas. Cuando las cosas funcionen mejor, ya vendrá el dinero
No sería yo objetivo si, después de plantear esa pregunta del Consell, usted, ¿en que trabaja?, que me parece tan jocosa, no citara la información que la explica en la página 7 del periódico citado. Al parecer se trata de una nueva organización de funciones y tareas entre el personal del Consell (excluidas docencia y sanidad) con el fin de redistribuir las cargas de trabajo, para optimizar la gestión diaria.
No veo por ningún lado que se le encargue esta tarea a una consultora, al parecer va a ser realizada con medios propios. Menos mal.
Digo menos mal porque ayer, mientras dábamos cuenta del arroz al horno de los miércoles en casa de mi hija, en El Saler, mi hijo Quique, uno de los técnicos despedidos de Canal 9 por el procedimiento diferido de simulación, le toca el 31 de agosto, nos contó que la consultora a la que RTVV ha encargado las tareas de recolocación del personal despedido en virtud del ERE amparado por la Reforma Laboral, que ahora tumbarán los jueces, se lleva 400 Euros por cada empleado despedido que pasa por allí para que le digan como hacer el currículo para encontrar trabajo, y otras chorradas parecidas, y que ha habido muchas broncas entre los ya despedidos, y los consultores que les tratan de tomar el pelo para facturar a su costa.
Quedamos pues en que es mejor Albertito, el inocente, el desconocido, el impotente (políticamente), que sus predecesores, Camps y Zaplana, que son los que sentaron las bases de nuestra ruina actual, hasta el punto de que en la ventanilla de pagos del Consell la cola es cada vez mas larga, y las esperanzas de cobrar, cada vez se diluyen mas, aunque hay que decir, en aras a la objetividad, que tal vez Zaplana y Camps, creían que la prosperidad iba a durar siempre.
En esto, tal vez estén tan sorprendidos como cualquiera de nosotros.
En fin. Usted, ¿en que trabaja?, espero que no les pregunten a los 6,2 millones de desempleados, eso sería recochineo, simulado y diferido.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 30/05/13.
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