Un grupo de arqueólogos, personas apasionadas por saber como vivían los hombres en el pasado, han descubierto en una angosta cueva del Montgó ocho enterramientos datados en el tercer milenio antes de Cristo.
Estos hombres llevan buscando vestigios del calcolítico desde 2009, con la idea de que el lugar donde buscaban fue un santuario funerario. La cueva se descubrió en 1.989, de modo que estamos hablando de un proceso investigador que, con mayor o menor intensidad, se prolonga ya mas de veinte años, aunque la de este año es la cuarta campaña.
Esto es mas
o menos lo que cuenta la 27 de 'Levante', que precisa que hasta ahora habían salido a la luz paquetes funerarios que correspondían a ocho personas, pero yo voy a ir por otro lado, por el lado de la ucronía, pues la lectura de esta información me sugiere una pregunta, ¿Se imagina usted como habría sido su vida, tres milenios antes de Cristo, si usted fuera parte de esos restos que se han encontrado en esos paquetes funerarios?
Es difícil contestar esa pregunta si uno no ha estado allí, pero podemos empezar por constatar como no habría sido esa vida, en relación con la que ahora conocemos.
(...)
Fíjese que estamos hablando de que usted no dispondría de teléfono móvil, de electricidad, de televisión, de automóvil, de periódicos impresos, de que su modo de vestir, o de estar desnudo, no estaría sujeto a las modas impuestas por la campaña de primavera de El Corte Inglés, que no podría estar afiliado a ningún partido político, sindicato, o asociación alguna, no dispondría de cuenta corriente, porque la banca, tal como la conocemos, no habría sido inventada, por lo que es imposible que usted recibiera todos los meses extractos de cuenta donde diversas entidades se llevaran quinientos o seiscientos euros de sus depósitos.... no sigo.
¿Que ha pasado en estos cinco milenios, mas o menos, transcurridos desde que los humanos cuyos restos habitan ahora esos paquetes funerarios hayan evolucionado hasta el hombre de hoy?.
Por decirlo de un modo sencillo y breve, lo que ha sucedido básicamente es una serie de inventos e innovaciones, al principio en un proceso muy lento y dilatado en el tiempo, herramientas, prácticas de cultivo, aprendizaje en el uso de la ganadería, hasta que en los últimos trescientos años se produce una aceleración tecnológica de tal calibre, que para dar salida a tanto invento, aparece la necesidad de crear demandas sociales, modos de vida nuevos y diferentes, adaptados a la creciente oferta de inventos.
La máquina de vapor, el ferrocarril, la electricidad, la bombilla incandescente, el motor de explosión, el automóvil, la energía nuclear, el teléfono, el ordenador personal o los ingenios portátiles que lo sustituyen ahora, son expresiones de esa dependencia de los humanos de la tecnología.
Y ahora viene lo mas interesante. ¿Podían vivir aquellos lejanos ancestros del calcolítico sin toda esta gama de útiles que caracterizan nuestro modo de vida actual? Si, naturalmente. Y lo mejor, ¿Podríamos vivir ahora sin móvil, televisión, automóvil, lavadora, frigorífico, o cuenta corriente bancaria? No sé.
Esta respuesta requiere mas detenimiento y es seguro que no hay una sola respuesta, sino varias, en la medida en que cada viviente intente acercarse o alejarse de la sencillez material con la que sin duda vivieron aquellos hombres quienes, por otra parte, debieron prestar mas atención a los rituales de la tribu que nosotros, puesto que disponían de mas tiempo libre.
El núcleo de esas posibles respuestas es, claro está, el concepto de necesidad. ¿Que consideramos necesario y porqué?
¿Nuestras necesidades nacen de una libre elección, o son creadas artificialmente por la aceleración tecnológica de nuestro tiempo, que precisa de esa demanda social artificial para dar salida a los incesantes inventos que finalmente se transforman en artilugios que debemos comprar para que se mantenga el ritmo de la economía productiva?
Llegados a este punto, hay que hablar de crecimiento, que a todos nos suena, o decrecimiento, que nos suena menos,
pero que muchos intelectuales defienden como alternativa a un crecimiento ilimitado que deja pequeños los recursos del planeta. Pero ese, es otro tema.
Yo me he limitado a plantear una serie de preguntas, gracias al esfuerzo investigador de unos arqueólogos que han encontrado en una cueva del Montgó, ocho paquetes funerarios que datan de tres milenios antes de Cristo, la pregunta básica es, ¿como no sería la vida entonces?. Confieso que siento cierta envidia de la sencillez con la que debieron vivir aquellos hombres, en lo material, aunque sospecho que, en lo espiritual, tal vez tuvieran una vida mas compleja que la nuestra. No sé.
En fin. Montgó.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)16/05/13.
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