domingo, 5 de mayo de 2013

CUESTIÓN DE MEDIDA

Los problemas económicos de un país requieren decisiones políticas para afrontarlos con eficacia. Esta afirmación de Pero Grullo comienza a escucharse en los numerosos debates, bla, bla, bla, que no aportan solución alguna a los problemas concretos de cada ciudadano.

Anxel Vence, a quien leo con gusto en 'Levante' de vez en cuando, hace otra de esas afirmaciones sin sentido que circulan por ahí en relación con lo que nos pasa, como ciudadanos, como país, y como miembros de una supuesta comunidad política supra nacional, en un artículo de opinión en la 10, que titula así, 'No hay magias contra la crisis'.

Vence centra su argumentación en dos intentos fallidos de frenar la sangría de la crisis, el primero, el fracaso de la política de Zapatero con el plan E, basada, según Anxel, en el gasto a caño libre, el segundo en el severo y doloroso plan de ahorro ejecutado por Rajoy que no ha conseguido suturar la hemorragia del paro.

Anxel, que ya se ve que no es un especialista en temas económicos, cita a Galbraith y a Keynes como ilustres defensores de la política de gasto público como herramienta anti cíclica y argumenta que 'Infelizmente, las teorías keynesianas aplicadas con éxito durante la Gran Depresión de los años treinta en Estados Unidos no tuvieron efecto alguno en España' pero, con escasa ambición intelectual, no se pregunta porqué.

Hoy me he levantado francamente energético, será porque voy a un banquete familiar, he madrugado y, antes de irme, intentaré dar una respuesta, lo que no ha hecho el opinante de 'Levante'.
(...)
Las decisiones políticas que se han tomado para afrontar los problemas económicos de nuestro país han fracasado porque no han acertado en la medida, el tamaño, la importancia de los recursos dedicados a obtener resultados, en el caso de las de Zapatero. 

Si Axel hubiera buscado la razón de que medidas similares triunfaran en Estados Unidos y fracasaran aquí, habría encontrado respuestas. El volumen de recursos dedicados a una política económica anti cíclica debe ser proporcional a la hondura de la crisis, en otro caso, efectivamente, no sirve para reactivar la actividad económica.

No son lo mismo las ambiciosas políticas keynesianas, dotadas con enormes recursos para reflotar la zona mas miserable de Estados Unidos en los años treinta, el valle del Tenessy, con inversiones billonarias, que un plan de aceras. Es una cuestión de medida, si. 

Del mismo modo, el intento de consolidación fiscal (vaya eufemismo) que ha consistido en recortes salvajes e indiscriminados del sector público, y la facilidad para los despidos privados y públicos, haciéndolos mas baratos, con la finalidad declarada de dar a las empresas un mayor protagonismo en la economía, con el argumento de que la reducción del gasto público liberaría recursos para el sector privado que, al reducir sus costes salariales crearía mas empleo, ha resultado un rotundo fracaso. 

Tampoco Vence se pregunta porqué. La respuesta la ha dado el Fondo Monetario Internacional, al reconocer en su discurso público, que el efecto negativo de esas medidas de ajuste ha sido el triple de lo que el Fondo había estimado en sus previsiones. Es decir, otra vez, un problema de medida, de tamaño, de estimación fina, y reconoce que esas medidas, tal vez deberían haber sido mas selectivas, o ir acompañadas de mecanismos que compensaran sus efectos negativos. 

El resultado de esa falta de finura en los procedimientos para estimular el gasto, o para contenerlo, desde distintos enfoques ideológicos, es el dramático aumento del desempleo, todo porque los responsables políticos, que son los que determinan las soluciones a los problemas económicos, carecen de buenos consejeros a su alrededor que les expliquen que no se trata tanto de elegir entre Keynes o Friedman, sino de acertar en la dosis, una vez elegida la receta, o incluso combinarla, para no matar al enfermo.

La verdad es que no abundan los buenos expertos con experiencia en crisis a lo bestia, ya que desde hace mas de ochenta años no nos caía una como esta.

Tal vez eso explica que en los artículos de opinión, o en las tertulias de la tele, nos ofrezcan los diagnósticos, pero no las soluciones, aunque haberlas, haylas, es cuestión de acertar en el tamaño de las medidas, y en la sabia combinación de medidas aparentemente contradictorias. 

En fin. Cuestión de medida. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 10/05/13.

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