jueves, 30 de noviembre de 2017

LAS TRINITARIAS

"Como ya anticipé en la entrada anterior, hoy hemos hecho una visita guiada al Real Monasterio de la Santísima Trinidad, ubicado junto al puente de la Trinidad en Heliópolis, pero, antes de hacer la crónica de esa visita, me referiré brevemente al episodio de histerismo que sufrí anoche, en relación con la solicitud previa que hice por e-mail para concertarla.

Yo había llamado por teléfono a Valentia Arts Magna para poder realizar la visita al monasterio, me dijeron que sí, provisionalmente, pero que teníamos que confirmarlo por e-mail. Estuve todo el día pendiente de mi correo, porque tenía gran interés en conocer ese edifcio religioso del siglo XIV.

Pasadas las nueve de la noche, recibí un e-mail confirmando la visita para hoy a las 12,30. En el texto recibido se me pedía mi confirmación, que indicara que aceptaba las condiciones de la visita, sin especificar cuales eran. Hemos tenido que pagar una entrada, pero eso es lo de menos, lo peor fué que yo entendí que debía aportar, impreso, el documento que me habían mandado, pero yo no tengo impresora.

No quieran saber la hora que pasé, con lo negao que soy para la informáica, intentando volcar en un dispositivo el documento en cuestión, para luego imprimirlo en un locutorio.Lo intenté una y otra vez, pero no supe hacerlo. Al final, llame a mi asesor informático, quien me dió por teléfono las instrucciones precisas para hacerlo. Ni por esas.

Al final, me pidió que le mandara yo el documento por e-mail, para imprimirlo él, pero claro, vive en un municipio alejado de Valencia, y dado lo tardío de la hora, era imposible que yo tuviera a tiempo ese documento. Me llamó por teléfono y, cuando yo ya desesperaba de resolver el tema me dijo: --Tío, he leído el documento, y no necesitas aportarlo físicamente, con tu conformidad enviada por e-mail, la visita ya está confirmada, OK?

O sea, toda esa hora y pico de nervios que pasé, tenía su origen en un problema inventado, inexistente, derivado de mi mala comprensión del documento leído. Hasta mi mujer se puso histérica por mi culpa, llamando desde su móvil a mi asesor informático, intentando enchufar el dispositivo en la torre del ordenata, mientras yo daba muestras de haber perdido completamente mi capacidad de controlar mis nervios.

Un absurdo episodio de falta de control de mis nervios. Menos mal que la visita de hoy ha valido la pena, y me ha hecho olvidar las complejidades del modo de acceder a esa visita.

"El Monasterio de las Trinitarias, del que fué nombrada abadesa Sor Isabel de Villena en 1463, ha sido habitado desde entonces por diversas monjas de clausura, pero también en los años treinta del pasado siglo, fué sede del gobierno republicano en Valencia, incluso hay un refugio en su subsuelo que, según el ilustrado guía conocedor de la historia medieval de esta ciudad que nos ha acompañado en la visita, está, todavía, inundado por el barro que dejó la riada de 1.957.

Las distintas dependencias del monasterio son una verdadera maravilla arquitectónica, sobre todo los dos claustros, pero también las cocinas, el refectorio, los alojamientos de las devotas, la iglesia, y las dependencias auxiliares. Fué habitado por la Reina María de Castilla y se conserva un libro escrito por Sor Isabel de Villena, Vita Christi, en lengua romance común, abandonando el latín culto para mejor ser entendida por el pueblo, su publicación fué prohibida inicialmente por la Iglesia, pues el protagonismo que daba a las tres mujeres que acompañaron la vida de Cristo, no gustó a los curas de la época, no fué hasta 1.497 que fué publicado por orden directa de la Reina.

La visita se ha prolongado durante más de una hora, y el sabio guía nos ha informado de todo, de los disintos estilos arquitectónicos, de los maestros de la piedra que intervinieron, y además nos ha dado la dirección de un blog: 'monasteriotrinidad.es' que contiene unas maravillosas fotografías de todo lo visto, y de lo que no se puede visitar.

A punto de finalizar la visita, ha llegado a nuestros oídos el delicado canto de unas monjas. ¿Monjas?, qué monjas, si actualmente ya no residen aquí. Ha resultado ser una grabación que la ayudante del guía ha activado, y que parecía provenir de los habitáculos de la parte superior del edificio, antes ocupada por las novicias.

La entrada al convento nos ha costado seis euros por persona, pero las satisfacciones visuales, auditivas y culturales que hemos tenido la suerte de recibir, no tienen precio. Entre los visitantes, casi todos vecinos de aquí, había un visitante que ha venido de Zaragoza ex profeso para esta visita. Me ha dado la impresión de que estaba más informado que nosotros de la grandeza de lo que íbamos a ver..

En resúmen, una experiencia fuerte, inolvidable, en todos los sentidos. Recomiendo a quienes quieran conocerla que se pongan en contacto con Valentia Arts Magna, los encargados de concertar las visitas. De nada.

En fin. Las Trinitarias.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 30 11 17..

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