jueves, 11 de diciembre de 2008

EL CINCO POR CIENTO (2)

El cinco por ciento de las familias de Heliópolis tiene a todos sus miembros en el paro. Lo dice el diario local, con una cifra menos redonda. Lo que para unos es una cifra estadística de un dígito, para los interesados se aproxima al cien por cien de infelicidad. Los banqueros, por su parte, se preocupan, porque ese indicador anuncia que el porcentaje de morosidad de sus clientes, que, inexorablemente, también se ve afectado por esas estadísticas, es probable que suba y ellos están preparados para soportar un dos y medio, pero un cinco, la verdad, no.

Menos mal que Rita, la alcaldesa, que no en vano fue distinguida con la escoba de oro, que no es, como pudiera parecer, una mención a las brujas que mas brillan, sino un reconocimiento a la dedicación a la limpieza municipal, se dispone a limpiar la Albufera, con los recursos que va a recibir del gobierno central, lo que generará mucho empleo entre los buceadores que deberán rastrillarla.

No debe ser una tarea fácil, ni inocua, porque tras décadas de vertidos contaminantes de las industrias de sus riberas, los fondos del lago deben de ser, ahora, una amalgama de lodo y sustancias químicas, mas o menos peligrosas, que requeriran de equipos especiales, dotados de trajes de protección al menos tan sofisticados como los de los astronautas.


Hará falta por lo menos un cinco por ciento de ese presupuesto extraordinario, para financiar tan compleja tarea. Si no hay bastante, siempre se puede detraer de los planes de farolas a los que Rita ha recurrido también, con su querencia habitual por el consumo lumínico, para preparar el papeleo exigido para acceder a esos fondos.

Críticas aparte, es una tranquilidad irse a dormir todas las noches, con la conciencia de que hay una alcaldesa, aficionada sobre todo al mocho y el estropajo, que se ocupa mas que nada, de limpiar y poner flores en los puentes para que tu casa municipal esté aseada. Seguramente, no alcanza el cinco por ciento el número de alcaldes/alcaldesas en este país que se toman tan en serio su dedicación, así que hemos de reconocer la fortuna de que la administración municipal de Heliópolis esté en manos de una de ellas.

El cinco por ciento, a veces es un número afortunado, cuando te pilla entre las minorías que reciben un premio del azar, pero también es un obstáculo para quienes persiguen la felicidad. Entre los muchos buscadores de esa categoría esquiva, a la mayoría, cuando la tienen al alcance de la mano, se les opone ese cinco por ciento como una barrera infranqueable, porque ya se sabe, aunque sea un tópico, que la felicidad nunca es completa.

Cuando crees haber encontrado a tu chica y tu jefe te asciende, en vez de despedirte, tu analista te comunica que tu colesterol ha subido un cinco por ciento, y que esta próxima navidad debes privarte de todas las golosinas, terrestres, marítimas o exóticas, con las que pensabas redondear ese estado de euforia, tan parecido a la felicidad, que producen el sexo y tener un empleo fijo y bien remunerado.

Igual infelicidad produce a los políticos, cuando invierten grandes sumas en sondeos de opinión para medir el grado de aprobación de su gestión, descubrir que una parte de los consultados no sabe o no contesta. Siempre hay un cinco por ciento de gilipollas que se niegan a manifestar lo que piensan, sea bueno, o malo, despreciando la enorme cuantía de las inversiones que se realizan para conocer esas respuestas. Esa gente no se merece vivir en sociedad. No es justo que, ese cinco por ciento, haga alarde de una indiferencia absoluta sobre la altruista labor de quienes se ocupan de aumentar la felicidad de todos nosotros.

Un cinco por ciento de las familias de Heliópolis, con su ciento por ciento de infelicidad, permanecerán ajenas, y no por consejo médico, a la desaforada ingestión de golosinas, terrestres, marítimas o exóticas, que acompaña uno de los eventos mas materialistas surgido de una determinada forma de espiritualidad originaria y contaminado hasta el extremo por la cultura del consumo y el exceso. Igual, alguno de estos grupos familiares se ve favorecido por un premio de lotería que lo salva de la indigencia. Me alegraré por ellos.

Lo que sospecho es que, para la mayoría de los políticos, aunque algunos manifiesten lo contrario, ese cinco por ciento es, mas que otra cosa, una cifra estadística que, curiosamente, coincide con el porcentaje de gilipollas que siempre dicen que no saben, o no contestan.

En fin. El cinco por ciento. Me ha salido así.

LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 11-12-08.

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