martes, 16 de diciembre de 2008

LA TREGUA

La huelga de la Enseñanza Pública convocada por la plataforma de organizaciones educativas para protestar, el próximo día 17, contra los dislates de la política educativa del partido popular en Heliópolis, ha sido desconvocada. Aplazada, dicen los titulares de Levante. Esta tregua, es una buena noticia para los implicados en un asunto tan sensible como la educación que, prácticamente, nos atañe a todos los ciudadanos, de un modo u otro.

Al parecer, la tregua ha sido posible porque hay una orden escrita de Consellería que contempla dar la asignatura de Educación para la Ciudadanía en valenciano o castellano, sin cerrar la posibilidad de que sea impartida en inglés en aquellos centros que estén preparados para ello. También, porque se ha abierto un calendario de negociaciones, que se prolonga hasta abril, para tratar los trece puntos del manifiesto de la plataforma, entre ellos, el asunto de las aulas en barracones.

Se trata, pues, de una tregua, no de una renuncia a reanudar las movilizaciones de nuevo si los hechos no siguen a las promesas, pero, en cualquier caso, parece un baño de sentido común, que tanto se echaba en falta desde hace meses, por la contumacia en el error del Conseller Font de Mora y de su jefe Camps, y hemos de agradecer a todos cuantos se han movilizado, que los causantes del conflicto hayan recobrado la lucidez suficiente para abrir un claro en la oscura imbecilidad que ha rodeado este embrollo innecesario, desde sus inicios.

Se abre una senda para el acuerdo y la negociación, y habrá que esperar para ver si esta tregua es como los paréntesis navideños que se concedían los ejércitos en conflicto en las guerras europeas, para volver luego a la batalla, o se trata del reconocimiento sincero de que algo se estaba haciendo mal en la Educación Pública, y hay voluntad de mejorarlo.

Alguien relacionaba esta convocatoria de huelga el otro día, en una conversación informal, con una estrategia política del partido socialista para incitar al descontento y sacar dividendos políticos, centrada en la sanidad de la comunidad madrileña, y en la educación pública en Heliópolis.

Aquí, ha quedado demostrado, con la flexibilidad negociadora de la plataforma convocante, que la huelga no es política, sino que responde a problemas reales de la comunidad educativa, y que no ha sido capitalizada en absoluto por el partido socialista, que no solo ha estado ausente en la formación del movimiento cívico que ha sido el motor de la protesta, sino que no ha tenido ninguna visibilidad en los actos que la han hecho pública.

En cuanto a la gestión que hace Esperanza Aguirre de la sanidad madrileña, se basta ella solita, con sus excentricidades de meter a los curas en los hospitales y acusar a sus profesionales de un modo rastrero, primero a través del impresentable Lamela, que fue el protagonista del escarnio público que sufrieron los médicos de la sanidad pública, sin ninguna necesidad, y ahora por medio de su sucesor, que es el consejero mas abucheado dol gobierno de Aguirre, para hundir la sanidad pública madrileña, sin necesidad de que los socialistas empujen en esa dirección.

La gestión que hacen las derechas autonómicas de la sanidad pública, tanto en Madrid, como en Heliópolis, se basa en desprestigiarla y torpedearla, mientras los contratos con servicios externos cada vez mas abultados y numerosos, la privatización a precios abusivos de esa externalización, la creación de hospitales gestionados por empresas privadas, y la degeneración del sistema, con listas de espera que se maquillan, y atención primaria y de urgencias cada vez mas masificadas, ofrecen un cuadro que no requiere de ninguna mano negra para que los ciudadanos lo percibamos tal como es.

Sin embargo, es evidente que la mayoría de los electores, tanto en Madrid como en Heliópolis, hasta ahora prefieren el gobierno del partido popular, al de los socialistas, aunque en Madrid Esperanza le deba la presidencia a un tramposo, como Bush se la debía a su hermano, gobernador de Florida, en su segunda legislatura, que termina a zapatazos, y con qué resultados. El mundo estará mejor sin Bush, y Madrid lo estaría sin la marquesa consorte.

Concluyamos, pues. En democracia, cuando pierdes la mayoría, te queda el recurso de criticar las cosas que se hacen mal, y el único modo de corregirlas es a través de las urnas, y en ocasiones, cuando son tan llamativamente absurdas como el modo de boicotear la Educación para la ciudadanía en Heliópolis, siempre queda la movilización popular, la presión para que se corrijan las políticas abusivas y equivocadas. Aquí se ha demostrado que no hace falta el concurso de ningún partido de la oposición para conseguir ese objetivo. O sea que, desde aquí, le digo a mi entrañable amigo que defendía el otro día, en una conversación informal, la teoría de la conspiración que, en esto, se ha equivocado.


LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 16-12-08

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