jueves, 11 de diciembre de 2008

EL PUENTE

Camps es el mejor presidente de Heliópolis porque, de momento, no tenemos otro, aunque yo le encuentro un punto imbécil. Ese punto, seguramente, lo tenemos todos, pero a el, como, por razón de su cargo, habla en público con frecuencia, se le nota más.

Hoy le he escuchado por la radio con motivo de la segunda inauguración, --aquí, todo lo inauguramos varias veces-- de un puente construído por Calatrava. Entre otras tonterías, el honorable ha destacado que Calatrava sabe muchos idiomas –alusión a su ocurrencia de dar Ciudadanía en inglés,-- y es famoso mundialmente –alusión a la proyección mundial de la imagen de la comunidad que preside.Todo han sido imbecilidades así. Flanqueado por Rita la alcaldesa, la encargada de poner flores enseguida a ese puente incidía en lo ingente de esa tarea, al constatar que se trata del puente mas grande que se ha construido, mientras confirmaba la longitud de su plataforma con algún técnico. El mas grande no se si será, pero las cuatro columnas que le han añadido, de una fealdad manifiesta, se ve que están ahí porque los cálculos iniciales de sus estructuras han resultado estar equivocados.

Seamos claros, Calatrava seguro que sabe muchos idiomas y es posible que tenga una cierta fama a nivel mundial, pero en cuanto averiguas porqué, te da un cierto acojono que tenga cogidas por las pelotas a las administraciones de aquí, que le dejan hacer lo que le da la gana.

Calatrava es famoso, sobre todo, porque cuando va a vender la cabra de sus proyectos, si dice que valen 2, al final resulta que cuestan veinte. La mayoría de sus intervenciones están marcadas por desavenencias con quienes le contratan y algunas están acabando como el rosario de la aurora, o con la cancelación de los contratos, pero aquí, no problem, se le firma todo y todo se le aprueba, y la transparencia de los contratos y los costes finales de sus obras brilla por su ausencia, pues todo es secreto sumarial.

Esto, en lo que se refiere a los aspectos económicos y contractuales de su arquitectura. Vayamos ahora a lo estilístico, a lo que mas encandila a nuestras autoridades provincianas. La arquitectura de Calatrava es, en realidad, una vuelta al barroco, un neobarroquismo que su pretendida fachada futurista no puede, ni intenta, disimular.

Calatrava rompe, de un modo deliberado, con la arquitectura de su tiempo, representada por Niemeyer, Foster o Zaera, auténticos iconos de la arquitectura contemporánea, en un retorno al pasado de los adornos superfluos y las formas historiadas de un estilo caduco, que coincidió con la contrareforma, y que el ha resucitado, aplicando los nuevos materiales de la época.

Se puede entender que, con el espíritu fallero --barroco-- que preside la formación artística de nuestros ilustres mandatarios, hayan conectado tan bien con la arquitectura de Calatrava que, en alguna medida lo incopora en sus ensoñaciones arquitectónicas, además de que tengan otras afinidades o conexiones menos evidentes, pero ha llegado el momento de plantearse futuras intervenciones arquitectónicas públicas, con algo mas de criterio y rigor.

Ya está bien de dar obras sin control del presupuesto y aceptar modificaciones sin concurso público. Ya vale de quedarse con la boca abierta ante propuestas arquitectónicas supuestamente futuristas, de contratar realizaciones emblemáticas sin someterlas al contraste con lo que se está haciendo, ahora mismo, en otros lugares y por otros profesionales, mas precisos en sus cálculos de estructuras, mas exactos en la estimación de los costes, y mas representativos de la arquitectura de nuestro tiempo.

Pero claro, eso es pedirle peras al olmo, porque si quienes tienen que hacerlo, demuestran casi a diario, en sus intervenciones públicas, que no consiguen despojarse del todo del punto de imbecilidad que a todos nos afecta, pues ya me dirán.

En fin. El Puente.


LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 11-12-08.

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