lunes, 22 de diciembre de 2008

LA LOTERÍA

He bajado al Maravillas y estaba lleno de gente, y la tele puesta, porque hoy, 22 de diciembre, se celebra el sorteo extraordinario de Navidad de la lotería nacional y los clientes del Maravillas hemos apostado mayoritariamente a un número terminado en 5. O sea, que nos devuelven el dinero y podemos volver a jugar.

Ayer, domingo, antes de conocer el resultado del sorteo de hoy, ochocientas mil personas se agolparon en los centros comerciales de Heliópolis, cuyos responsables afirman que se batieron todos los records de asistencia y ventas, y que las cifras de este año superarán las del anterior. En las circunstancias actuales, el consumo tan denostado antes de la crisis, se convierte en un acto solidario, en la medida que contribuye a mantener o salvar puestos de trabajo. Feliz navidad consumista, pues.

Esa noticia explica porqué las iglesias y museos que visité el domingo por la mañana estaban absolutamente vacíos. Todos estaban en Carrefour. Antes de entrar en el San Pío V tuve la suerte de encontrar abiertos los portones del convento de las clarisas, y pude apreciar la sobriedad de su arquitectura, de sus patios y caballerizas antiguas, que me quedó mas clara cuando vi, grabado en piedra, el apellido de la fundadora. Clara de Asís. Lo que hoy vemos como una amenaza, la pobreza, hubo comunidades, como la de Asís, que lo consideraron una oportunidad virtuosa.

Terminado el sorteo, le he echado un vistazo al periódico y he leído un artículo del cura Cabellos que, por su contenido, no me hubiera merecido la menor atención, pero al reparar en la foto y el pie de firma del autor, me ha sugerido el análisis un poco mas detenido del texto.


El tono del artículo, dedicado a la dignificación de la política, sin citar nombre alguno, es un prodigio de ambigüedad y lo mismo podría haber sido escrito por un cura que por un sociólogo,--no sé si el autor ejerce los dos empleos-- partidario de la corrección política, y contrario al uso escatológico y escandaloso del lenguaje. Precisamente, esa ambigüedad y esa corrección hacen que ciertos términos empleados sean susceptibles de varias interpretaciones. Así, cuando expresa que,
“(..) el desarrollo de la libertad (...) no será tal si no respeta los derechos del individuo y de las sociedades intermedias” ¿a que se está refiriendo?

¿Sociedades intermedias?, ¿Nos habla de esas sociedades interpuestas entre las fortunas personales y el Ministerio de Hacienda?, ¿De esas otras que forman una cadena impenetrable entre los capitales con origen mafioso y las inversiones inmobiliarias o los paraísos fiscales? No creo. Consulto el Espasa para clarificar el término sociedad, y lo que encuentro, entre otras acepciones, es que se trata de una reunión mayor o menor de personas, familias, pueblos o naciones. No me aclara nada.

Ante la imposibilidad de saber que sentido le da Cabellos al término “sociedades intermedias” opto por aventurar que se refiere a algún segmento concreto de las sociedades diversas y complejas que forman hoy en día las agrupaciones de personas que constituyen la población de un país, y que con ese término generalista alude, en realidad, a la población católica española.

Si esa interpretación es correcta, cobra mas sentido el discurso aparentemente neutral del articulista. Leyendo así la cosa, cuando habla de los derechos del individuo y de las sociedades intermedias, está hablando, también, de ese segmento de la población española que todavía se siente vinculado a la religión católica, y de sus jerarquías, y su artículo, aparentemente no beligerante, sería solo el aperitivo de las nuevas movilizaciones que vamos a ver, en defensa de una versión unívoca de la familia, teledirigidas desde el Vaticano y protagonizadas por Rouco y los demás jerarcas de esa “sociedad intermedia” a la que alude, con un lenguaje deliberadamente neutro, Cabellos.

En fin. Son días navideños. Ya se sabe. Compras masivas en los centros comerciales. Sorteo extraordinario de la lotería. Discursos sibilinos, aparentemente neutros, y manifestaciones en la calle a las que Rouco ya nos tiene acostumbrados. Son diversas formas, ya tradicionales, del folklore navideño. La única posible novedad es si el rey mencionará, o no, la palabra crisis en su discurso navideño, como le ha pedido un programa de la Sexta.


LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 22-12-08.

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