miércoles, 17 de diciembre de 2008

TREINTA AÑOS

He bajado al Maravillas y en la calle hacía una rasca que te cagas. Hacía treinta años que no me abrochaba el botón superior del chaquetón. Han leído bien, si. Hace treinta años que llevo el mismo chaquetón. Pones la tele y, hala, todo el mundo con lo de los treinta años, que si hace treinta años que no nevaba tanto, que, lluvias como estas hace treinta años que no las veíamos.

Luego está la “Crisiología” que no es, como podría parecer, el estudio de la imaginería religiosa, sino una nueva rama del periodismo científico. Todo el mundo, incluso los que hace treinta años que no cogían la pluma, se han lanzado a escribir tonterías –incluso yo-- sobre la crisis esta, sin tener ni puta idea, y todos dicen que hace treinta años que no había una tan gorda.

Es lo que dice mi mujer, --Te estás volviendo un viejo rácano, con esa manía de no comprar ropa nueva. Haz el favor de comprarte un chaquetón nuevo porque con ese que llevas, da vergüenza salir contigo de tiendas. Además, que con esa conducta, lo único que conseguís tu, y otros como tu, es precipitar en la crisis al mundo textil.

A mi mujer le encanta el mundo textil, a veces la acompaño y se pasa horas entrando en todas las tiendas, mientras a mi el blanco del ojo se me pone amarillo. No compra mucho, la verdad, a ella lo que le gusta es mirar. ¿A quien no le gusta mirar?. Sobre todo en verano, cuando la vecina de enfrente friega los cacharros en ropa interior.

La verdadera crisis no es la de los fondos de riesgo, la devaluación de la libra, y el desplome de las economías, sino la crisis personal que se caracteriza porque de todo “hace treinta años”, de la que solo se libran los que tienen veinte.

Confieso que, ahora mismo, estoy pasando por el difícil tránsito de dejar de ser un aspirante a seductor maduro, para reconocerme como el abuelo que recoge a su nieto en el autobús escolar de las cinco de la tarde. Y no es fácil, porque uno es consciente de que también tuvo veinte años. A esa edad, a nadie se le ocurre mirar atrás. Está muy ocupado viviendo la mas exultante juventud, aunque los jóvenes griegos, ahora, se han de dedicar también a quemar contenedores y lanzar cócteles molotov para que alguien repare en su presencia.

Es un hecho que en Europa hay una hornada de jovenes que van a cumplir veinte años, el mejor momento de sus vidas, justo cuando ha estallado la peor de las crisis de los últimos treinta años.
Esa combinación explosiva de energía juvenil en un entorno de depresión financiera, económica y moral, acaba de revelar su potencial conflictivo en Grecia, pero yo no descartaría la extensión de ese conflicto generacional, si no se presta mas atención a ese segmento de la sociedad que no sale en las listas del paro, y reclamará su lugar bajo el sol, entre otras razones, porque no tienen memoria y a ellos no se les puede contar, para justificar su marginación, que van a cumplir veinte años en el seno de una sociedad gastada y en crisis, en busca del modelo perdido.

Voy a hacerle caso a mi mujer. De este mes no pasa que me compre un chaquetón nuevo. Es mi modesta contribución al alivio de la crisis en el mundo textil. Alguien en algún taller o fábrica de confección tendrá algo mas de trabajo, si mas personas demandan prendas nuevas. Esos empleos salvados in extremis, darán a esos trabajadores la capacidad de comprar otras cosas, que a su vez salvaran otros empleos, así es como funciona. De momento, no tenemos otra alternativa mas que el consumo, para que, algún eslabón de esa cadena, coincida en un chico o chica de veinte años quienes, con esos ingresos, podrán ir a la discoteca, conocer a alguien, y aproximarse a esa forma de felicidad que proporcionan el sexo y un empleo, cuando solo tienes veinte años.

Vaya rasca que hace. He vuelto del Maravillas con el botón superior del chaquetón abrochado. La verdad, está de pena, el chaquetón. Por todas partes hace esas bolitas de lana vieja tan asquerosas.
O renovamos el vestuario y el ajuar doméstico, o pronto tendremos en la calle a nuestros jóvenes de veinte años quemando contenedores y lanzando cócteles molotov. Es lo suyo. Tienen veinte años.

LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 17-12-08.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios