domingo, 21 de diciembre de 2008

LOS MÁRMOLES DEL EMBAJADOR

“La increíble historia de las piedras del patio del palacio del Embajador Vich, un caballero de linaje catalán, como acreditan su apellido y su escudo, aunque vinculado a Heliópolis, comenzó en 1.521, aunque fue antes cuando los canteros de Carrara dieron vida arquitectónica a las hermosas columnas y dovelas cuyos avatares, que han durado casi quinientos años, voy a relatar aquí.

La primavera de aquel año pudo ser lluviosa y la rehata de una docena de mulas que acompañaba a la comitiva del embajador, cargada con el precioso producto marmóreo de aquellas piedras cortadas, desbastadas y pulidas por encargo de Vich con destino al viejo caserón gótico familiar en Heliópolis, bajaba por los caminos enlodados de los montes de Teruel, procedente de Roma, donde Vich había servido como embajador de Fernando el Católico ante el Vaticano desde 1.507.

Vich, tal vez pudo enviar esos mármoles por mar, antes de su partida, pero en ese caso se conservaría algún documento marítimo que diera cuenta del desembarque de esa mercancía. Al no ser así, podemos suponer que, efectivamente, vinieron a lomos de mulas, acompañando su comitiva, probablemente envueltos en yute para preservar su nívea superficie de las inclemencias del viaje.

Un par de jornadas después, tal vez pernoctaron en alguna venta del camino, antes de entrar en Heliópolis, con su carga, sus domésticos y una mínima escolta, por la puerta de Serranos, bajo una fina lluvia, mientras en ese mismo instante, los perros que ociqueaban los despojos alrededor de los puestos de casquería de la plaza del mercado, se comían los dedos de los pies de algún ahorcado, y los excrementos de los perros y del ahorcado eran arrastrados por la lluvia junto con el contenido de algún orinal vacíado desde una ventana de las estrechas callejas colindantes.


Esos mármoles, después de practicar las oportunas modificaciones y ajustes, quedaron instalados unos años después de la guerra dinástica de las Germanías en la casa de Vich, que quedó muy satisfecho al haber incorporado a ella la última moda italiana renacentista, que el conocía bien, pues fue contemporáneo de Miguel Angel y Rafael, a los que seguramente trató mientras estuvo en el Vaticano. Así, puso en su casa, “la muestra mas temprana de la arquitectura del Renacimiento fuera de Italia”. Ese gusto suyo por el arte y la belleza renacentistas, se vería maltratado después por quienes intervinieron en su viejo caserón a partir de 1.859.

Algo mas de tres siglos ofreciendo la armonía y la serenidad características de la arquitectura renacentista a sus sucesivos moradores, no está nada mal, pero para la longevidad que suelen alcanzar estas nobles piedras es una vida corta. Los entendidos intentaron impedir la demolición del palacio cuando fue vendido. No tuvieron éxito. Afortunadamente, consiguieron trasladar los mármoles al Museo de Bellas Artes, a la vez que se conservaban los dibujos del arquitecto Fornés con el alzado y la sección del patio.

Treinta años después, un ignorante con título de arquitecto hizo uso de algunas columnas para decorar el zagüán del museo, prescindiendo del resto. Estas cosas se hacían. Hasta los años setenta del s.XX, todavía en la facultad de Medicina de Heliópolis era posible asomarse a un pozo y ver los incunables que arrojaba allí el conserje, para cegarlo y que no salieran las ratas.

Veinte años mas tarde, otro arquitecto inepto se llevó el mármol sobrante para decorar una sala del refectorio del convento del Carmen, deshaciendo parte del material original. Se salvó parte del material que quedó olvidado en el almacén del Museo. Así, el antiguo patio del palacio de Vich, medio desguazado, quedó, una parte reinstalado en el convento del Carmen, y otra fue a parar al edificio de San Pío V, como una ruina sin identificar, cuando el Museo de Bellas Artes trasladó allí su sede.

No es hasta 1.998 que alguien reconoce en un solar anexo a la parte trasera del Museo San Pío V los mármoles del palacio de Vich. Se lo dicen al patronato del Museo, entonces presidido por Camps, y es entonces cuando se plantea la reconstrucción del patio, juntando todas las piezas conservadas.

Esa reconstrucción se ha llevado a cabo con el mecenazgo de una compañía energética y una caja de ahorros –esos que nos facturan un euro de mas al mes en la luz y las comisiones bancarias-- y ahora se puede disfrutar de su contemplación en el Museo de San Pío V, en Heliópolis. Según cuenta el folleto en el que pueden consultar toda la información, a su disposición en el San Pío V, del que me he servido impunemente para hilvanar esta entrada, constituye el conjunto mas importante de la época renacentista en Heliópolis. Solo hay uno comparable, en Granada, y otro que se llevó un listo, como Madoff, al Metropolitan Museum de N. York.”

Ustedes me dirán, con toda razón, ¿Para que me cuenta todo esto? Hay varios motivos. No todos los días encuentras la posibilidad de relatar una historia que se remonta a 1.521 y llega hasta ahora mismo. No es como las piedras romanas, que se las llevaron todas los vecinos y es imposible seguirles la pista, porque están dispersas en palacios, iglesias y hoteles de toda la ciudad. Esta es una historia, al parecer, muy documentada, y el folleto explica muy bien todos los hitos por los que ha pasado este conjunto del arte renacentista, y además, es una historia con final feliz, o, si se quiere decir así, con un nuevo principio.

Luego, está Camps, actual presidente de Heliópolis. Muy criticado, a veces incluso con saña, en este Blog. El era Conseller de Cultura y presidía el Patronato de San Pío V cuando se tomó la decisión de reconstruir este valioso conjunto renacentista. Es justo que se le reconozca su intervención.

Este reconocimiento, no obstante, no nos puede hacer olvidar el principio de Peter. Lo del nivel de incompetencia, ¿recuerdan? y no podemos dejar de lamentar haber perdido un competente Conseller a cambio de obtener un presidente mediocre.

En fin. Los mármoles.

(Ha sido corregida la errata que indicaba el Centro del Carmen como ubicación actual del claustro del embajador Vich, cuando en realidad está en el propio San Pío V.Pido disculpas por la pifia/ 17-01-09)


LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 21-12-08.

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