lunes, 22 de noviembre de 2010

LA REPETICIÓN

Hoy vuelvo al Aula de Teatro, con la tranquilidad de haber aprendido de memoria los versos de Neruda que debo repetir en el escenario. 'Ríete de la noche/ del día, de la luna/ Ríete de las calles/ torcidas de la isla/ Ríete de este torpe/ (anciano) que te quiere/ Pero cuando yo abro/ los ojos y los cierro/ Cuando mis pasos van/ cuando vuelven mis pasos/ Niégame el pan, el aire/ la luz, la primavera/ pero tu risa nunca/ porque me moriría.' El procedimiento para ese aprendizaje no es otro que el de la denostada repetición memorística que se aplicaba en las escuelas de espíritu decimonónico.

La entrada de hoy es una breve reflexión sobre las bondades y los peligros de la repetición.

(...) El único modo en el que he conseguido fijar ese breve texto en mi memoria ha sido usar el tratamiento de textos para repetir una y otra vez esas palabras ordenadas de una determinada manera, hasta que, a fuerza de repetirlas he conseguido escribirlas sin ayuda de la chuleta, el libro de Neruda 'Veinte poemas de amor y una canción desesperada' de la colección Clásicos del Siglo XX, editada por El País, página 60.

He recurrido a esa artimaña, porque la simple lectura de ese texto no conseguía fijarlo en mi memoria. El procedimiento es tan viejo como las antiguas prácticas escolares, 'Manolito, escriba cien veces en su cuaderno, no volveré a entregar los deberes con manchas en la libreta', pero, a la par que antiguo, el procedimiento de la repetición es de una eficacia manifiesta, sobre todo para los aprendices del oficio de cómico trágico.

No debemos inferir de la eficacia verificable de la repetición que esta sea un procedimiento aconsejable en otros ordenes de la vida. Te asomas a la ventana y ves en el tendedero de tu vecina un sujetador de la talla XXL y no pasa nada. Repites esa acción ocho veces y corres el riesgo de soñar con las tetas de tu vecina y adquirir una adicción de por vida a los sostenes XXL, sean o no de tu vecina.

Y es que los neurólogos nos han vendido que el cerebro humano es una máquina delicadísima y sofisticada como pocas, pero quizas no se ha hecho demasiado énfasis en que también actúa como una plancha interte, en la que un grabador ajeno a nuestra voluntad y conciencia realiza incisiones que quedan fijadas de manera permanente en nuestra memoria.

Los políticos lo saben. Ellos, aunque no lo parezca, lo saben casi todo, y en las campañas electorales hacen un uso desmedido de la repetición para intentar grabar de modo indeleble en las mentes de los electores los mensajes que les convienen. La retórica de sus discursos no es otra cosa que un culto a la repetición como medio de
capturar la voluntad del elector.

Queda claro, pues, que la repetición es un buen método para los aspirantes a actores, y para los políticos, pero en los demás órdenes de la vida, soy de la opinión de que es mejor mantener activas las neuronas, evitar la repetición, asumir que el cerebro humano es, efectivamente, una delicada y sofisticada máquina de pensar, y tratar de mantenerla en perfecto estado de uso, por diversas razones.

En primer lugar, para defendernos de las repeticiones abusivas que tienden a deformar nuestra percepción de la realidad haciendonos creer que su color es distinto al que vemos. En segundo lugar porque, respetando su derecho a los partidarios del fetichismo, en general, es mas productivo fijar la atención en las personas que en los objetos.

Hay otra razón, de orden neurológico diría yo, desde mi mera intuición. Si acostumbramos a las neuronas a la repetición, se vuelven vagas y está demostrado que cuando uno se da a la dulce molicie y el 'far niente' luego es muy dificil volver
a una conducta productiva.

En conclusión, si usted es un aprendiz de cómico trágico, como yo, no dude en acudir a la repetición como método de aprendizaje, aunque lo que es bueno para aprenderse los textos, no es bueno para la gestualidad, ese abanico de recursos que acompaña
la interpretación, del que hablaré otro día.

Si no tiene el menor interés en aprender los rudimentos de la interpretación, tenga cuidado con la repetición y la rutina. Puede acabar enganchado a los sujetadores XXL, o lo que es peor, le puede dar gato por liebre cualquier candidato a diputado
de tres al cuarto.

De nada.

En fin. La Repetición.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 22-11-10.

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