martes, 30 de noviembre de 2010

NIÑOS

Leyendo a Vicente Verdú me di cuenta de que el fútbol, un acontecimiento al que nunca presté demasiada atención, era un fenómeno social, económico, deportivo y mediático de una importancia extraordinaria. Desde entonces observo esa realidad con otra mirada.

Cuando Javier Navarro --a quien he visto estos días despotricar en la tele contra el subsidio de desempleo, porque los parados, según el, se acomodan-- en su etapa de ministro de deportes, o lo que fuera, reconvirtió los clubes deportivos en sociedades anónimas, puso las bases para el desarrollo empresarial que ha convertido al menos a dos de los equipos españoles en empresas transnacionales que han trascendido el ámbito deportivo doméstico, para constituirse en los campeones indiscutibles de la globalización mediática.

Ayer vi la segunda parte del Barça-Madrid, ya saben, 5-0, y me llamaron la atención dos cosas. La metáfora empresarial que usó Mouriño para explicar su derrota 'El Barça es un producto acabado, nosotros trodavía no' y el patio de guardería en el que se convirtió al final el encuentro, cuando ya la derrota madridista era un hecho irreversible, y varios jugadores blancos reaccionaron como niños cabreados en un colegio.
(...)
Doy por hecho que el partido de ayer fue visto por gentes de todo el mundo, de Europa a Nueva Zelanda, de África a Oriente Medio, y todos pudieron ver que la reacción de Mouriño fue coherente con el espíritu profesional que impregna los escalones mas elevados del fútbol español, pero el público global
pudo advertir también el modo en el que se comportaron algunos jugadores merengues, una conducta que merece un análisis mas propio de la psicología infantil, que del comentario deportivo.

Uno de los rasgos que caracteriza la madurez adulta es la resistencia a la frustración. Cuando no consigue lo que quiere, el adulto reacciona con un proceso reflexivo, mas o menos racional, en el que trata de averiguar las causas de lo sucedido.

El niño inmaduro, impaciente, suele reaccionar violentamente, llora y patalea y proyecta en los demás su ira por no conseguir lo que quiere. Eso es exactamente lo que pudimos ver ayer en el Camp Nou. Unos tíos como castillos, reaccionando como niños mimados a los que se les ha quitado un juguete, en este caso su condición de líderes en la liga de futbol, no se si decir española, o bancaria, pues un banco la patrocina.

Me produjo sonrojo ver la conducta de esos jugadores, tirándose criminalmente al tobillo del contrario, sus manotazos y empujones, una lamentable exhibición de acciones y gestos ajenos al choque físico normal en un encuentro deportivo, cuando ya estaba todo perdido, a mil leguas del fair play al que se había referido Florentino en una entrevista.

Esa chulería agresiva, destructiva e infantil, dice muy poco de los preparadores deportivos, que inculcan a los jugadores vigor y hambre de triunfo, pero, al parecer, no los preparan para la derrota.

Esta impresión resultó mas acentuada por el hecho de que las figuras del fútbol, a través de la publicidad, ofrecen una imágen de fuerza, de invulnerabilidad que, unida a su tren de vida con salarios millonarios y coches deportivos, encaja mal con la fragilidad de su reacción infantil ante la prueba de la derrota. Son como niños, si, pero sus actitudes, hinchadas por los ecos mediáticos, tienen un alcance planetario.

Es posible que, como dijo Mouriño, el Barça sea un producto acabado, pero a mi me pareció algo mas que eso. Me pareció un conjunto de personas acostumbradas a la lucha y al sacrificio, con un objetivo común compartido, y que dieron la impresión de seres adultos, maduros, en contraste con la infantilización agresiva de las figuras individuales madridistas que, según el propio Mouriño, todavía no son un equipo. Puede ser que los infantilizara la derrota, pero sospecho que ese acontecimiento actuó sobre un sustrato previo, la inmadurez emocional.

El Real Madrid, que maneja tantos recursos económicos, se permite fichar a los mejores y tiene un entrenador estrella, pero, visto lo visto al final del partido de ayer, necesita con urgencia invertir en psicólogos infantiles.

Es una opinión.

En fin. Niños.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 30-11-10.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios