martes, 15 de febrero de 2011

EL CANDIDATO

Francisco Camps, actual Presidente de la Generalitat Valenciana, quien comenzó a gobernar el surrealista espacio ficticio que acostumbro a llamar Heliópolis, por avatares fortuitos de la política cuando Eduardito Zaplana marchó a Madrid para ser ungido como Ministro del ramo, no recuerdo de que ramo, aunque luego los electores lo hayan confirmado con su voto, tal vez, de no haber aceptado ese papel, ahora sería un tipo gris, normal y corriente, que pasaría los fines de semana con su familia en alguna urbanización tranquila con segurata, y no estaría metido en berenjenales judiciales y en boca de todos.

Para mi es un misterio que no acabo de entender, que pasa por la mente de las personas cuando aceptan someterse al escrutinio público permanente de sus actitudes, de sus actos, como un precio obligado por alcanzar el ejercicio del poder político.
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La respuesta a este misterio la he escuchado muchas veces, pero no la termino de creer. Aquello de que la primera condición para cambiar las cosas en la dirección que uno cree mejor para la ciudadanía es tener poder para hacerlo, o así, siempre me ha parecido una frase construída para envolver la desnudez de la pulsión, al parecer irresistible, de alcanzar el ejercicio del poder, por el poder mismo, que dicen que tiene un efecto adictivo considerable en aquellos que lo ejercen.

Ahora he visto en los papeles que los suyos han confirmado a Camps como candidato a las próximas elecciones autonómicas, en un acto precipitado, algo asimétrico con la pachorra mostrada por la secretaria general de su partido quien, al parecer, no tenía tanta prisa en elevarlo a los altares electorales.

El nombramiento de Camps como candidato, ahora, cuando está inmerso en líos judiciales, tiene todo el aroma de un rito tribal, como esos que hemos visto en el cine en los que algún héroe galés era ungido pintando su rostro con los colores de la bandera, antes de emprender la batalla en defensa de las esencias tribales.

El hecho de que Camps haya sido ungido candidato, a pesar de estar imputado en un procedimiento judicial que para nada es la minucia inofensiva que nos quieren vender, y que esa proclamación se desvincule de su imputación, hasta el punto de afirmar que sea cual sea el resultado de la acción de la justicia, el veredicto de las urnas avala esa candidatura, es, a mi juicio, un signo de hasta donde la interpretación partidaria de los usos democráticos puede ser perversa, cuando están en juego los intereses clientelares vinculados a la persona que, supuestamente, nos representa a todos.

Esta situación de conflicto entre la política, la ciudadanía y la justicia, no se como se resolverá, pero es muy evocadora de otras situaciones parecidas, aunque algo lejanas, en el espacio y en el tiempo. Heliópolis recuerda ahora esos territorios sicilianos, Corleone y eso, donde los habitantes de esos lugares alejados del centro político italiano, votan siempre a los candidatos propuestos por la Camorra, no importa que los jueces tengan abiertos sumarios contra los patriarcas que designan a esos candidatos, porque lo que cuenta es la condición tribal del voto, que asegura las canonjías y las dádivas a los fieles de la tribu, y el poder central, al que pertenecen los jueces, se ve como algo lejano y ajeno a los intereses de la tribu.

Como en Sicilia, nuestras contratas de basura, nuestra gestión de alguna depuradora, y últimamente la gestión de los recursos de algunas Consellerías que favorecen a oscuras fundaciones con cantidades increibles para los tiempos que corren, apuntan a un ejercicio de la política tribal y clientelar, que los jueces comienzan a airear
con sus procedimientos. Un modo de hacer política poco congruente con las exigencias democráticas, y sin embargo se apela a las urnas para legitimar esa política.

Al Capone gobernó la ciudad de Chicago en los años treinta por medio de alcaldes y comisarios de policía que estaban en su nómina. Aquí el procedimiento parece ser distinto, pero hay Consellers que tienen la doble condición de empresarios de construcción y servicios, por medio de personas interpuestas, y oscuras entidades creadas para la opacidad que parecen tener la única finalidad de recibir dinero público, sin que esté del todo claro cual es el destino de los recursos que reciben.

Este es el verdadero alcance de los asuntos que están saliendo, la posible financiación ilegal de un partido, usando recursos que salen de los presupuestos públicos dando un rodeo hasta destinos poco claros, o recursos obtenidos a través de personas que contratan con la administración. El hecho de que la Junta de Andalucía esté ahora investigando un fraude con dinero público, indica que en otras partes cuecen habas, pero no libera de su responsabilidad a los cocineros de aquí.

No se trata de cuatro corbatas como nos quieren hacer creer. De ahí el interés por poner en cuestión la independencia de jueces y fiscales. En tiempos de Al Capone, los liquidaban. Ahora, es un progreso, se trata de desacreditarlos.

Cuando se nos dice que los sondeos dan una victoria por mayoría a quienes administran actualmente el maltrecho pastel de Heliópolis, a pesar de las investigaciones judiciales, conviene advertir que nos están pidiendo a los ciudadanos que respaldemos con nuestro voto actitudes, y hechos, como mínimo, poco claros.

Si, a pesar de los múltiples avisos que estamos recibiendo de cual es la situación, hay una victoria aplastante del partido que gobierna Heliópolis, será una victoria democrática, pero de una democracia con signos evidentes de enfermedad y un hedor claramente putrefacto, pero los gustos gastronómicos de la gente son muy variados, hay a quien le gusta el pulpo luego de que haya pasado meses enterrado bajo la arena, porque al comerlo después de esa maceración está mas tierno.

Algunos opinantes nos recuerdan que nadie está legitimado para decir a otro, oye, no te comas ese pulpo, huele a podrido. Otros ponen el foco en la intocabilidad que reclama para si el poder judicial, dicen que solo son humanos. Humanos somos todos, si, pero unos tienen las narices, al parecer, mas blindadas que otros contra el hedor de la mierda.

Es una opinión.

En fin. El Candidato.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 15-02-11.

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