lunes, 21 de febrero de 2011

GADAFFI

La reacción de Muammar el Gaddafi ante las protestas populares del pueblo de Libia en demanda de un régimen político que respete sus libertades, parece la mas sangrienta de las que se están produciendo como respuesta represiva a la revolución de los jazmines.

Según cuentan los periódicos, la trágica contabilidad de lo que hasta ahora parecía un goteo de muertes producidas por un conflicto latente durante mucho tiempo, que ha estallado ante los asombrados y legañosos ojos de la diplomacia occidental, ha alcanzado una dimensión numéricamente trágica en el caso de Libia, donde no solo se ha disparado con fuego real contra los manifestantes, dicen que no solo hubo franco tiradores cazándolos como conejos, sino que se ha utilizado armamento pesado, como si en lugar de una protesta ciudadana, se tratara de una guerra.

Muammar el Gaddafi, siempre me ha parecido un tipo pintoresco, ahora su lado trágico de sátrapa asesino supera esa imagen suya, tan teatral, que evoca la de Lawrence de Arabia. Como Lawrence, Gaddafi se viste de beduino, duerme en una jaima, pero se educó en los mismos colegios ingleses y academias militares que se ocupaban de adiestrar a las élites imperialistas para el gobierno del imperio.

Con el peor estilo del imperialismo inglés que masacraba a la población india, antes de que el Mahatma Gandhi lo derrotara con una rueca, Gadaffi emplaza sus cañones contra los ciudadanos disconformes en su imperio doméstico, y está a punto de elevar a la dudosa categoría de guerra civil, lo que en otros países del área se está intentando reconducir con procedimientos menos brutales.

Gadaffi reclama para si su condición de aliado de occidente, afirmando que es un bastión contra el terrorismo islámico y la inmigración ilegal, que tanto asustan, con algo de razón, pero con una torpeza manifiesta que supera esa cuota de razón, a los inanes directores de las políticas exteriores occidentales, que han olvidado, interesadamente, el papel que jugó Gadaffi en el terrorismo aplicado a la aviación civil, con el trágico sabotaje del avión de Panam. Colaborar en el mantenimiento del régimen de Gadaffi es una actitud política similar a la de sobornar a los talibanes, practicada por la diplomacia USA en el avispero de Afganistan.

Desde aquel incidente, Gadaffi ha vivido situaciones de acoso permanente, intentos de asesinato, la muerte de su hijo en un atentado, acciones solapadas de distintos servicios secretos para acabar con el, de ahí su afición a dormir en una jaima, por su nostalgia de las noches beduinas en el desierto, pero sobre todo, para que no le caigan los techos palaciegos encima, a causa de la acción de un misil disparado por cualquiera de sus muchos amigos o enemigos.

Gadaffi ha vivido oscurecido por una relativa discreción voluntaria durante unos años
marcados por algún opaco trato con las potencias occidentales. Ahora vuelve al primer plano de la actualidad `por su disposición a contribuir a un conflicto civil entre los libios, que es algo mas cruento que una protesta democrática. Por debajo de su aspecto de beduino del desierto, asoma el perfil del militar forjado en las academias del imperio que nunca ha dejado de ser.

El colegio marca mucho. A Gadaffi se le nota influido por la disciplina inglesa, pero fíjense en nuestras élites forjadas en instituciones pilaristas. Por encima de diferencias ideológicas, los actuales ejecutivos de grupos de comunicación, los políticos de izquierdas que ahora hacen política de derechas, o los de derechas que, sin ningún rubor, hacen promesas electorales que parecen venir de la izquierda mas radical, acuden a las reuniones anuales de ex colegiales donde prima la camaradería entre alumnos que comparten la misma experiencia de formación jesuítica que les permite ejercer su liderazgo con un grado de cinismo suavizado por un uso sutil del lenguaje, que huye de las expresiones directas y claras, en favor del circunloquio, el disimulo y el doble sentido.

Nada que ver con la educación laica. Estoy agradecido porque mi familia me enviara a un colegio dirigido por una maestra roja despedida, mas partidaria de la expresión directa que de la retórica clerical.

Por cierto, me llamo Enrique Arnal Catalá, mi D.N.I. es 19.472.904T, y no pertenezco al colectivo Anonymous. Voy por libre. Digo esto para no caer en la 'vileza' del anonimato que Juan Cruz censura en su columna de opinión Anónimos, en las páginas de 'Domingo' de 'El País' del 20-02-11.

Desvelada mi identidad, voy a seguir haciendo objeto de libre critica todo lo que me parezca criticable, sin cortarme, ni ahorrar el duro trato que merecen mas personajes de la vida pública de los que uno quisiera. Para eso abrí el Blog, hace ya mas de cuatro años. ¿Como pasa el tiempo, no?.

En fin. Gadaffi.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 21-02-11.

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