lunes, 14 de febrero de 2011

PRIMAVERA

"La luz dorada de las cinco de la tarde cae sobre las copas de las acacias en el patio del viejo cuartel abandonado, visible tras la ventana del gabinete donde escribo. Esa luz resbala sobre la piel de la fachada del edificio de tres plantas en restauración permanente, llena de las cicatrices del tiempo

Las persianas desvencijadas y la malla que cubre parte de esa estructura decadente me recuerda las calles de Siena, que pisé en una visita apresurada hace unos años, sus viejos palacios húmedos deshabitados, por cuyos huecos salía a las calles un aliento de humedad sucia y pestilente, un aire pútrido con la densidad de un abandono de siglos, pero toda esa desolación descuidada de la ciudad fantasmal, desaparecía con la luz de la Toscana que se posaba sobre las fachadas pintadas de color vino a las cinco de la tarde y componía en los muros desconchados una armonía cromática muy peculiar.

Una luz como esa, solo la he visto en Florencia, cuando la luz de la tarde rebota sobre el río Arno y produce el milagro de la belleza encarnada en sus viejos edificios, en el Ponte Veccio, en las calles que cobijan las Galerías que custodian el arte renacentista, el mercado de la Paja, el Duomo, y todas las demás maravillas que aguardan al viajero que se pierde por allí.

Hoy empieza la primavera para mi. Lo noto porque una sensación de indolencia me induce a no hacer nada. Esta mañana he dejado para mas tarde la entrada cotidiana del Blog, y me alegro de haberlo hecho, porque así estoy disfrutando ahora de la maravilla de la luz de la tarde resbalando sobre las copas de las acacias, que tiene el poder evocador de trasladarme a otros lugares, a otras tierras, otros paisajes, sin moverme de mi entorno habitual.

Hay naturalezas animales, como la mía, que conservan algo de la memoria vegetal de cuando, si creemos lo que cuentan los estudiosos de la evolucióm, fuimos algas agarradas a un trozo de roca, pegadas al suelo, intentando arraigarnos al sedentarismo, mientras las fuerzas de la resaca trataban de arrancarnos de ese nuevo hábitat.

Esa naturaleza vegetal es la que hace que perciba la primavera, como las plantas que adelantan su floración, antes de que el calendario astrónomico, y las fiestas dedicadas a su advenimiento, certifiquen su llegada.

Esa absurda creencia mía sobre mi naturaleza vegetal, hizo que escribiera un relato, que luego he incorporado a algún libro, sobre los hombres planta. En ese relato, situaba el origen de los hombres planta en un mito inventado de la civilización tolteca.

En aquel relato mítico, las mujeres mas perfectas de aquella civilización eran convertidas en piedra para ser veneradas por el pueblo, y los hombres que las amaban, angustiados por esa pérdida, para escapar de su soledad, se convirtieron en pura sustancia vegetal, un recurso para seguir cohabitando con ellas.

Día a día, siglo a siglo, permanecieron en íntima cohabitación piedras y plantas, y cuando los arqueólogos descubrieron las ciudades toltecas perdidas en la jungla, dictaminaron que aquella arqueología venerable estaba atacada del mal de la piedra, sin llegar a sospechar nunca la pasión mineral que escondía aquel ayuntamiento carnal entre piedras y plantas.

Los hombres planta aún andamos por el mundo, somos poco numerosos y no nos hemos convertido del todo en líquenes, pero hay algo en nuestra naturaleza que nos hace percibir los cambios en nuestro entorno, los tránsitos estacionales, con una sensibilidad distinta al resto de la gente.

Falta algo mas de un mes para que El Corte Inglés, que es el órgano oficial de determinación meteorológica, lo anuncie, pero para mi ya es primavera. Lo noto al sentirme algo indolente, tiendo a incumplir los horarios habituales de mi dedicación al blog.

Soy mas sensible a la belleza de las mujeres, en especial de la mía, no se si porque hoy es San Valentín, el patrón de El Corte Inglés, pero, sea lo que fuere,celebro haber esperado a las cinco de la tarde para escribir esta entrada que no estoy seguro de si es un relato o una crónica, pero me ha permitido evocar la contemplación de la luz de la Toscana resbalando sobre el río Arno, en una tarde viajera, mientras fumaba un cigarrillo, apoyado sobre el pretil del Ponte Veccio, con la dulce y confortadora compañía de mi mujer."

Feliz día de San Valentín. No importa que sea un invento de El Corte Inglés. Cualquier momento es bueno para hacer ver a nuestras parejas que las seguimos amando, si es el caso.

En fin. Primavera.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 14-02-11.

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