domingo, 27 de febrero de 2011

MATTA

Las calles de Heliópolis estaban en la tarde de ayer muy animadas, lo se porque como nos falló la partida de Continental con unos amigos que tenían un compromiso familiar, salimos a ver una exposición de Matta en el Ivam, y de camino pudimos percibir que la ciudad ya suena a fiesta, ante la proximidad de las fallas, aunque quien probaba el sonido de los micros instalados en el catafalco que servirá hoy de tribuna para el pregón fallero, aquí llamado por los entendidos 'crida', y por la mayoría de ignorantes 'cridá', insistía en repetir de un modo incesante y desaforado las pruebas de sonido, confirmando así nuestra justa fama de aficionados al ruido, pero sobre todo nuestra querencia por el ruido innecesario y exagerado.

En fin, bienvenidos a las fallas, vengan con cascos si quieren conservar la salud de sus tímpanos.
(...)
Decidimos ir a ver la exposición de Matta, porque pensábamos que se trataba de Matta Clark, un artista total nacido en N. York el mismo año de 1.943 en el que nací yo, o sea que, como se decía antes de la abolición del servicio militar obligatorio, somos de la misma quinta, pero resultó ser un artista chileno nacido en 1.911, cuya obra nada tiene que ver con la de Gordon Matta.

Cuando vi, en la primera etapa del Ivam,--entonces lo dirigía uno de los mayores expertos en arte del mundo, Tomás Lloréns-- la exposición de Matta Clark, la percibí muy cercana, no solo por una cuestión generacional, sino porque aquella espectacular muestra de arte contemporáneo incluía un vídeo de la demolición del mercado de Les Halles, en París, y en una visita reciente yo había podido ver el gigantesco hoyo que había dejado ese derribo y el acondicionamiento de la cimentación del edificio que lo iba a sustituir. El Centro Pompidou.

En aquella visita aún pude contemplar los restos del tejido urbano y humano que se extendía alrededor del viejo mercado, a los clochards tirados en las aceras, poniendo a la venta sardinas podridas y zapatos de un pie que habían obtenido de los contenedores y que, curiosamente, conseguían vender a indigentes todavía mas necesitados que ellos.

Se sacrificó aquel mercado, como tantos otros testimonios urbanos del París canalla, porque en esa época, los setenta, la piqueta no daba tregua para culminar una revolución urbana que cambiaría la fisonomía de la ciudad, y Matta Clark, consciente de ser espectador de ese cambio de época, convirtió en obra de arte aquel producto audiovisual que vimos en el Ivam, dándole un contenido universal que trascendía el testimonio local.

Se derribó Les Halles para sustituirlo por un monumento al Gaullismo, ese movimiento que se inició con el oportunismo de De Gaulle, quien, habiendo permanecido lejos de París durante la última contienda en la que fue una ciudad ocupada, tuvo la cara dura de encabezar la entrada de las tropas vencedoras en la ciudad, después de que los miembros de la Resistencia y las tropas del ejército USA le hicieran todo el trabajo.

El Gaullismo se ha prolongado hasta hace cuatro días, no solo a través de Pompidou, también de Giscard y del corrupto alcalde de París, Jacques Chirac, muy vinculado a
la derecha de aquí, hasta el punto de que nuestro mobiliario urbano procede de proveedores del Ayuntamiento parisino.

Recuerdo aquella exposición de Matta Clark como un hito del arte contemporáneo en el currículo del Ivam, por eso no termino de entender que en esta exposición de otro Matta, el chileno, el folleto editado apueste por la confusión de nombres, al no indicar el nombre completo del artista, favoreciendo así la duda entre los aficionados al arte poco avisados. Yo mismo no he salido de la confusión hasta comprobar en Wikipedia los datos biográficos de Matta Clark.

Así como Gordon Matta fue un artista total que se expresó en diferentes soportes y utilizó una gran variedad de recursos artísticos, el Matta chileno que se nos muestra es pintor, aunque la dimensión de sus trabajos, enmarcados, es tan gigantesca que se le podría calificar de muralista.

El tema de su obra es recurrente hasta la obsesión, en cualquiera de sus épocas. Lo que está presente en sus gigantescos lienzos es la deshumanización del hombre por el maquinismo y la industrialización de la vida cotidiana, y sorprende lo poco que ha evolucionado su obra con el paso de los años.

Otros artistas muestran cambios en sus texturas, en sus temas, que marcan diferentes épocas de su evolución artística. Lo que se nos mostró de Matta es algo que parece que ha permanecido congelado en el tiempo, como si el artista hubiera vivido encerrado con un único juguete.

Terminada la visita a la exposición de Matta, vimos la obra de Victoria Civera, de la que me llamaron la atención las numerosas referencias al sexo, con explícitas representaciones genitales y fetichistas, en el marco de una obra muy extensa, en especial la de pequeño formato, pero también las instalaciones, en particular la de sonido que ha puesto al entrar en la sala, que tiene la peculiaridad de proyectar la sombra de los visitantes, mediante unos focos adecuadamente colocados. Interesante. Les recomiendo verla.

Salimos del Ivam, después de algo mas de una hora de pateo, y al callejear por Na Jordana en dirección a Serranos para tomar el bus, nos pareció que la calle estaba mas concurrida de lo habitual. El grupo de personas que la llenaba resultó ser el de mis compañeros del Aula de Teatro. Se dirigían al teatro del Carme, en la calle Gutenberg, un escondido rincón de por allí, al que se accede desde la calle Liria, para asistir a una función de teatro alternativo. Intentamos unirnos a ellos, pero todas las localidades estaban vendidas. Otra vez será.

Miramos el folleto de València Escena Oberta, que habíamos pescado en el Ivam, por si algún acto callejero del festival Veo que termina hoy nos pillaba por allí, pero, dado lo avanzado de la hora, nos dirigimos a la parada del bus de Serranos, con tan mala fortuna que, justo en ese momento, el probador de sonido del acto de la Crida que se celebra esta tarde, atronaba el barrio con sus innecesarias reiteraciones. València. Capital del Ruido 2011, y cualquier otro año. Y de la alegría, todo hay que decirlo.

En fin. Matta.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 27-02-11.

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