martes, 30 de abril de 2013

FIN (Y PRINCIPIO)

Hoy finaliza el mes de abril, una abstracción de la cronología pues el tiempo es un continuo. Si aceptamos la arbitrariedad del calendario, he de considerar que en los últimos treinta días esta será la entrada número treinta y cinco, algo que me parece que no tiene precedentes en la relativamente corta historia del blog, pues ha requerido una entrada diaria, y cinco mas, aunque ello se debe a que he incorporado las crónicas de Benidorm, que escribí con antelación, a este periodo que ahora finaliza.

Hablar de principio y final, sea en el relato de una comunicación por Internet, o en cualquier otro aspecto de la actividad humana, si dejamos aparte los hitos del nacimiento y la finitud de la vida humana, puede dar lugar a equívocos.

Así, el 'Levante'de hoy, lleva en su titular gordo algo de 'la anchura de la vía tras el accidente del metro', un hecho que sucedió en Valencia nada menos que en julio de 2006. Este trágico suceso, que unos daban por acabado, por finiquitado, sobre todo sus responsables manipuladores que no ahorraron esfuerzos y dinero público para financiar esa manipulación integral, pero también la opinión pública, en general olvidadiza,  que los afectados directamente por él, familiares de los numerosos muertos o heridos que causó el tercer accidente en importancia por sus consecuencias en la historia de los ferrocarriles urbanos de Europa, cobradas sus indemnizaciones por los daños humanos de aquel siniestro, consideraron que esa no era razón para dar por finalizada de modo tan abrupto su investigación.

Así, quienes pusieron, unilateralmente, el cartel de The End en aquel suceso, en particular el Sr. Cotino, mas interesado en la inminente visita del Papa que en largos y farragosos procesos de investigación de aquella mortandad, se encuentran  con que un suceso que creían concluido, ahora vuelve al principio.

Una máquina del tiempo, en este caso un programa de televisión donde apareció Cotino a su pesar, de la Sexta, Salvados, de Jordi Evole, ha puesto en evidencia algo que ya sospechaba, que el tiempo es una variable continua y nada se puede dar por desaparecido y decretar su fin, si alguien tiene la voluntad de investigarlo volviendo al principio. 

Vi ese programa de televisión y me pareció que a veces la imagen televisiva puede ser cruel porque, manejada con habilidad, llega a mostrar la auténtica personalidad de quien se expone a ella, como creo que sucedió con el Sr. Cotino, a quien nunca había visto representado en la pantalla con la fidelidad que ofreció su presencia escapista, en la breve secuencia en la que se le vio huir de la realidad de un tiempo que el suponía ya muerto. 

La tarde del próximo día 3 se va a celebrar un acto que se repite de manera cotidiana desde hace años, la presencia en la Plaza de la Virgen de Valencia de los miembros de la asociación de víctimas del metro, la plataforma zero responsables que siempre consideró que haber recibido las indemnizaciones oportunas no excluía su derecho a conocer las causas y los responsables del accidente que se endosaron al maquinista muerto por medio de una investigación  manipulada, como una reparación moral al margen de la material. 

Durante años, esos actos se han celebrado ayunos de presencia ciudadana pero, la máquina del tiempo de la Sexta, a juzgar por lo que veo en las redes sociales, por los comentarios de quienes las frecuentan, y a través de mi propia reflexión personal, que me dice que la ciudadanía valenciana se ha desentendido de esta tragedia de un modo insolidario, parece que va a conseguir una asistencia multitudinaria al acto del próximo día 3. 

Vuelve a aparecer aquí la potencia de los medios de comunicación en la formación de la opinión pública, que a veces se olvida porque las actitudes de esos medios son demasiado cómplices con los responsables políticos, y cuando se trata de contratos de publicidad o de subvenciones, prefieren el silencio y la connivencia, a la denuncia continuada que, por definición, no casa con la corta vida de las noticias en prensa. 

Cualquiera que haya visto ese programa, si ha valorado las declaraciones de algunas personas de dentro de la empresa que gestiona los ferrocarriles urbanos, aún considerando que pueden ser personas enemistadas con la dirección, no podrá dejar de apreciar la sospechosa desaparición del libro de accidentes, la caja negra que contiene la verdad de los hechos, la existencia de textos escritos por una empresa indicando las respuestas que deberían dar los interrogados, y las opiniones de técnicos de seguridad, para llegar a concluir que este asunto fue objeto de una completa, extensa y premeditada manipulación, por parte de los máximos responsables del suceso. 

Y si le quedaba alguna duda, la lamentable impresión escapista que dio Cotino en su fugaz aparición, completa el cuadro vergonzante de las actitudes de quienes eran responsables técnicos y politicos de nuestra seguridad en aquel momento. 

En conclusión, nada tiene fin ni principio, salvo que todos consideremos que está acabado. Sospecho, y deseo, que la concentración del próximo día 3 en la Plaza de la Virgen, demuestre que el tiempo es un continuo y, de paso, de alguna satisfacción moral a tantas personas heridas, físicamente y en su dignidad, que no buscan otra cosa. 

Solo para los muertos, no vale este consuelo. Solo los hitos del nacimiento y la desaparición física de las personas, escapan al relativismo temporal. 

En fin. Fin (y principio).

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 30/04/13.

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