viernes, 30 de septiembre de 2011

LA SEGUNDA CLASE

La segunda clase. No crean que se trata de las divisiones en aquellos viejos armatostes ferroviarios que servían para separar a los viajeros según su nivel de rentas. Había primera, segunda y hasta tercera. Ahora eso se hace por medio de la suscripción a clubes exclusivos, pero en los trenes actuales todavía se conserva aquella práctica, algo mejorada, al distinguir ente negociantes y turistas.

No me molestaría que me confundieran con un negociante, pero que me llamen turista, me ofende. Soy viajero, no turista, y el hecho de que opte por el billete mas barato está en relación con mis magras rentas. Desde aquí hago una llamada a Renfe, o quien sea, para que termine con esas divisiones clasistas. Caro o barato, y a tomar por el culo. Que es eso de suponer cómo entiende la espiritualidad del viaje un usuario del tren, y darle una calificación genérica despectiva solo porque compra un billete barato.

Decía, pues, que esta no es una página ferroviaria, sino que voy a entrar en la evocación de la segunda clase de Teatro, a la que asistí ayer, pero antes, como decía el alcalde de 'Bienvenido Míster Marshall, les debo una explicación, porque yo no debería estar aquí ahora, escribiendo chorradas en el blog, sino en una tertulia de periodistas.
(...)
Sucede que me he personado esta mañana en el lugar de la cita, un viejo mercado rehabilitado hace años que ahora es un agradable espacio de ocio, lleno de terrazas, cafeterías y gente fina. He pedido un café en un coffee shop y, a las diez y media en punto, he marcado el número de móvil del amigo que me había citado aquí.

La voz de mi amigo ha precisado que se encontraba de camino al hospital para ingresar a su hijo, aunque no parece una cosa grave. Luego me ha dado pistas del sitio donde se celebra la tertulia, pero yo le he deseado una pronta recuperación de su hijo y he declinado, como es natural, presentarme allí sin su compañía.

Al salir del mercado, me ha parecido ver a cuatro carcamales --igual no eran los de la tertulia-- parloteando con gesto escéptico alrededor de una mesa. Yo soy tan campeón del escepticismo como el que mas, pero todavía me queda algo de razón para distinguir aquellas cosas que requieren un escepticismo total, de aquellas otras que merecen un entusiasmo vitalista radical, y la verdad, el aire de los supuestos tertulianos era cualquier cosa menos vitalista. Total, fueran o no aquellos carcamales los tertulianos, esa visión me ha sugerido que, mientras me quede algo de energía vitalista, no debo tener prisa por incorporarme a tertulia alguna, así que, sin descartar que lo haga en el futuro, de momento creo que voy a dejar aparcada la sección La Tertulia, hasta que tenga mas información.

Luego he visto junto a una mesa, en el mismo lugar, a González Pons, el bocazas --a ellos les gusta llamarse portavoces-- de la derecha confesional de Heliópolis, con su aire de progre arrepentido.

He visto dos veces a este curioso ejemplar del PP de aquí. En El Corte Inglés, paseando su aire casual, vestido con una sudadera en las cajas del supermercado, y hoy tomando café en este antiguo mercado, lo que parece confirmar que la presencia de los mercados en nuestras vidas es algo inevitable.

Hay un grupo étnico de políticos de la derecha de aquí que, no teniendo raíces familiares que les situaran políticamente, han picado de todas las flores. Blasco, González, Felip, y unos cuantos mas pasaron por la escuela Troskista o Maoísta, otros supongo que por la Falangista, facción nacionalismo josé antoniano, pero todos han acabado en la derecha, ejerciendo su odio a la izquierda, ellos sabrán porqué.

Estos, especialmente González, podrían hacernos el favor de dejar de poner chorradas en las redes sociales, hacerse con un blog, que es algo mas serio, y contarnos la abrupta ruta que han seguido desde sus apasionantes biografías, explicando, de paso, porque están ahora en un sitio, y no en otro.

Yo no estoy obligado a hacer eso, porque mis raíces anarcoides hacen que no esté nunca en ningún sitio. O sea. Estoy empezando a marearme por dar tantas vueltas alrededor de 'La Segunda Clase', a ver si entro en materia de una puta vez.

Total,que en la clase de ayer de Teatro nos partimos el culo de risa, al ver, entre otras cosas, a la decana de 83 años con su cadera reparada y su bastón, hacer de pilingui junto a otra compañera generacional, a la que decía, con mucho desparpajo, que era eso de cobrar sus servicios a plazos, que eso no podía ser, con lo que se gasta en cosmética y trapos para ejercer el oficio dignamente porque, además de que no cobrar al contado es desleal con las demás oficiantes de ese viejo oficio, pone en peligro la salud financiera del gremio y es una falta de patriotismo al contribuir a enrarecer el clima de la deuda.

Empezamos con unos ejercicios respiratorios, corporales y vocales, luego una especie de danza como la que sale en la películas inglesas de época en la que decíamos nuestros nombres respectivos al inclinarnos sobre la pareja, que iba cambiando hasta que todos los danzantes se habían presentado unos a otros.

Luego un baile rumbero, caribeño, o así, y antes de comenzar las improvisaciones por parejas, una disertación del profesor, a la que tuve que objetar alguna educada discrepancia.

El caso es que el profe se puso a decir que, en el caso de que desapareciera algún objeto personal en el transcurso de las clases, se vería obligado a dejar encerrados en el aula a los asistentes y a llamar a la policía local, hasta que apareciera el cuerpo del delito.

A mi me pareció tan surrealista ese discurso que intervine para decir, 'Eso que dices, me parece del todo inadecuado' Una cosa educada, ¿no?, dicha además en tono absolutamente tranquilo. Al parecer, el profesor ha tenido alguna experiencia desagradable con sus bienes patrimoniales en algún otro centro, si no, no se entiende el motivo de esa intervención, pero lo que me chocó fue la actitud de otra alumna --ella misma se presentó como soltera, pero no entera-- tan vehemente en favor de los argumentos del profesor, que su apasionada actitud parecía proceder de un principio de enamoramiento bajo el síndrome de Pigmalión.

La cosa no tuvo ninguna importancia, y enseguida seguimos con la clase, con las improvisaciones por parejas, las emociones, lo triste y alegre, eso.

Teníamos que hacer unas improvisaciones, dos a dos, un improvisador alegre, el otro triste, cambiando la expresión emocional, sin cambiar el texto. Bonito, no? Yo elegí hacer de astronauta. Me tocó con una marquesa.

En la primera improvisación, para situar la escena, me dirigí a los compañeros que hacían de público. 2.013. La Universidad Politécnica lanza un satélite al espacio. Yo soy el astronauta. La marquesa, es la vicepresidenta del gobierno autonómico, que asiste al vuelo inaugural.

La cosa tenía que ser breve y sencilla, así que me limite a señalar a la marquesa, con gesto alegre, entusiasmado, reforzado con movimientos de los brazos, la belleza de las estrellas, la singularidad de los planetas, la potencia extraordinaria del sol con los 100.000.000 de grados de calor en su núcleo, o así, antes de comunicarle que el motor de gasoil fallaba y tendríamos que quedarnos un tiempo mas en órbita.

En la segunda intervención me limite a señalar, con el aire triste y aburrido del que pasa su vida en una mesa de despacho. ¿Ve las estrellas?, Todas son iguales. ¿Los planetas? Visto uno vistos todos. Y el Sol? no me hable del sol por favor, ni del viento solar, prefiero una y mil veces la oscuridad, todo esto antes de comunicarle un fallo en el motor, lo que nos dejaría algún tiempo mas en órbita, el suficiente para que al regreso, su partido ya no gobernara en Heliópolis.

Creo recordar que, además de todo esto, hubo una nueva presentación de cada alumno, ante los demás, sentados, un poco mas extendida e interpretada que la del primer día.

Total, una segunda clase de puta madre, si. Lo pasamos de miedo. Tanto, que merece que esta entrada vaya a parar a la sección de Teatro, lo que no sucedía --salvo la página del Bolshoi-- desde que acabó el curso pasado.

En fin. La Segunda Clase.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM. 30-09-11.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios