lunes, 17 de septiembre de 2007

HALCONES Y PALOMAS

Los expertos en política internacional que escriben en los periódicos, suelen usar una frase tópica, Halcones y Palomas, para referirse a los parlamentarios de los países con conflictos abiertos, como USA, Israel, Rusia y otros, que están, unos a favor de la fuerza, la violencia, la guerra, en último término, y otros a favor de la paz, que ya dije en otro sitio que es la continuación de la guerra por otros medios. Es un modo fácil de que entendamos las diversas posiciones que toman al enfrentarse con la resolución de un conflicto

Esa frase da por sentado que los halcones son belicosos y las palomas pacíficas, pero los pocos halcones que quedan, los pobres, van por ahí cazando para otros, en los latifundios del interior, o en las cercanías de los aeropuertos, cautivos de los halconeros que los mantienen ciegos bajo sus caperuzas y solo los sueltan para que cumplan con su horario de trabajo.

En cuanto a las palomas, tan presentes en la obra de Picasso y en las esculturas y monumentos públicos de casi todas las ciudades del mundo, como símbolo inequívoco de la paz, ya aclaró Konrad Lorentz, etólogo austriaco, una de las mayores autoridades mundiales en el estudio del comportamiento animal, que es una de las especies mas agresivas que existen y se reproduce a tal velocidad, que en momentos y lugares puntuales pueden constituir una verdadera plaga.

Un amable comunicante anónimo del blog, me envía pruebas gráficas de esa plaga que afecta a su casa, a pesar de que ha hecho todo lo posible para librarse de ella. Ha escrito y enviado fotos a la prensa local, tiene una página en Internet donde ha expresado su queja, incluso ha hablado con la alcaldesa de Heliópolis, quien le ha contestado, sin duda en defensa del simbolismo que esos bichos representan, ¿Que quiere, que las matemos?

Desde aquí ofrezco una solución a ese problema. Sugiero que en los lugares donde ese agresivo animal aumenta su número hasta convertirse en molestia, se infiltre un palomo guía que traiga hasta aquí, hasta el patio del viejo cuartel abandonado, habitado por altas acacias, que veo desde la ventana de mi gabinete, a todas y cada una de esas colonias de animales que se considere por los vecinos molesta, insalubre o peligrosa.

Aquí podrían tener acomodo junto a los estorninos que cada noche, con una disciplina de grupo que no he visto en ninguna otra especie, regresan a sus hogares a tiempo de ver el telediario de la noche, y excepto por los graznidos que emiten mientras hacen sus maniobras de acercamiento y acomodación, permanecen luego en sus casas, sin molestar a nadie, pendientes del resultado de la final del campeonato europeo de Basket.

En principio, esa podría ser una solución a un problema que molesta a una parte de la ciudadanía. Esta por ver si esa solución crearía nuevos conflictos territoriales. Dado que los estorninos son seres verdaderamente pacíficos, algo que se atribuye erróneamente a las palomas, y que estas últimas tienden a la agresividad y a la violencia grupal, algo que se atribuye erróneamente a los halcones, tal vez por dar acomodo a esas aves que molestan en otro sitio, estemos creando las condiciones para que se produzca una guerra entre palomas y estorninos de consecuencias imprevisibles.

Estamos hablando de pájaros, pero sin querer hemos vuelto al principio, a los dilemas de política internacional, paz o guerra, etnias y territorios, conflictos, en una palabra, que surgen como consecuencia de las, no pocas veces, difíciles relaciones humanas y que llenan las páginas de los periódicos cada día.

En fin. Halcones y Palomas.

Lohengrin. 17-09-07.

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