sábado, 15 de septiembre de 2007

LA PROSPERIDAD ESTÁ A LA VUELTA DE LA ESQUINA


Un sociólogo, un banquero y un registrador de la propiedad dicen cosas hoy en El País relacionadas con la crisis del sistema financiero importada de USA. El titular de la entrevista a Botín lleva la entradilla Inquietud en los mercados. Las letras gordas aseguran que Botín vaticina que los problemas de liquidez del sistema financiero se resolverán pronto.

Cuando lees la letra pequeña, te das cuenta de que lo que dice Botín, en realidad, es que él está a salvo, porque su banco ha provisionado, o está en condiciones de hacerlo, los riesgos que se puedan derivar del peor escenario posible, aunque a continuación añade que considera ese escenario muy poco probable.

El registrador de la propiedad, de quien no voy a dar el nombre, porque la conclusión de su artículo me parece de una estulticia y una insensibilidad social acojonantes, hace un análisis muy técnico y profesional del asunto, aclarando que el sistema hipotecario español es distinto del estadounidense y que el nuestro, con sus garantías jurídicas, permite que los bancos, en caso de morosidad, intercambien fácilmente activos financieros-créditos por activos inmobiliarios-viviendas, de modo que los préstamos nunca quedarían fallidos.

Este capullo, --creía que el único capullo de su profesión era su colega gallego, ahora veo que no-- debería sobrevolar el país en avioneta, para hacerse una idea del patrimonio de viviendas nuevas sujeto a hipotecas que integra el parque inmobiliario, antes de decir lo que dice, que los bancos están a salvo porque tendrán inmuebles en lugar de dinero, pero da la casualidad de que el negocio bancario es comprar y vender dinero, no inmuebles, con lo que esos activos extraordinarios serían un peso en su balance de difícil encaje, por no hablar del perjuicio para el negocio bancario de la quiebra de sus deudores, de quienes el registrador, al parecer, no se acuerda.

Debo aclarar que en la profesión de registrador hay de todo. Un empresario con el que trabajé me comentó alguna vez, sabedor de mis simpatías, que tenía un amigo que era registrador de la propiedad y anarquista, y que eso le parecía el colmo de la contradicción, pero así era. Cosas de la vida.

Me parece enormemente coherente la posición de Botín. Como todos, no sabe lo que va a pasar, pero se prepara para lo peor, por si acaso. Es una actitud muy cántabra, muy marinera. Si eres el capitán del barco, tu primera obligación es mantenerlo a flote, en cualquier situación.

El presidente de los Estados Unidos cuando se produjo el crack de 1.929, Herbert Hoover, iba repitiendo a los cuatro vientos una frase que ha pasado a los anales como la más estúpida de la historia, "La prosperidad está a la vuelta de la esquina". Mientras, los mas directamente afectados por la crisis, se lanzaban a racimos por las ventanas de la Quinta Avenida. Tuvo que llegar Roosvelt para que el país recuperara el rumbo después de aquella catástrofe.

Naturalmente nada hay parecido entre aquella gran depresión y esta crisis puntual, salvo una cosa. Leo en Google que a la crisis del 29 le precedió en USA un período de paz y bienestar en el que los mas ricos se enriquecían mucho mas deprisa que los pobres, es decir que algunos se estaban enriqueciendo a costa de socavar, silenciosamente, las bases del sistema financiero, hasta que este reventó. Si esto es así, las semejanzas entre ambos acontecimientos no hay que buscarlas en sus consecuencias, pero si en sus causas, porque ese es precisamente el escenario que muestran nuestras estadísticas de la distribución de la renta nacional en los últimos tiempos.

Todo esto son pinceladas, mas o menos gruesas, sobre un tema de moda. Pero lo mas sagaz, es lo que dice Vicente Verdú en su columna sobre la incertidumbre. Según Verdú, el centro informativo del verano coincide con el reino de la incertidumbre. Vislumbra un nuevo patrón informativo, el inaugurado modelo de la incertidumbre. Nada mas fecundo para la información que la expectación, -dice.

Según esta percepción, los sucesos ciertos pierden peso en la información, en favor de la duda, del qué pasará. “La incertidumbre mediática significa mucho mas. Califica la época (...) en espera continua de (algo) que no terminará de llegar nunca.”

Preparémonos pues, para la explotación periodística de la incertidumbre, algo que puede durar hasta que aparezca otro tema que pueda mantener la tranquilidad que da salir de casa hacia el periódico, sabiendo de antemano lo que vas a escribir.

Lohengrin. 15-09-07


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