martes, 17 de noviembre de 2009

CAMBIO CLIMÁTICO: UNA OPORTUNIDAD.

Quien se haya acercado al estudio de la Planificación Estratégica conoce que uno de sus conceptos esenciales es la consideración de los cambios y mutaciones de la vida social y económica, no solo como una amenaza potencial, sino como una oportunidad de progreso.

Esa visión bipolar de los fenómenos que asoman en el horizonte con entidad suficiente para justificar su estudio prospectivo, tiene su origen en la filosofía oriental, muy asentada en la idea de dualidad; también en la estrategia militar. Esa doble condición de amenaza y oportunidad de los acontecimientos relacionados con el cambio, climático o de otra naturaleza, se ha popularizado, sobre todo, entre los interesados en las técnicas de gestión empresarial y política, pero el concepto dual de amenaza y oportunidad aplicado al mismo acontecimiento, permite algunas reflexiones sobre un asunto del máximo interés, el cambio climático.

Quienes, desde muchos lugares y desde hace mucho tiempo, nos advierten de las consecuencias para la población del llamado 'cambio climático', en su legítimo afán de despertar las conciencias sociales y políticas acerca de ese acontecimiento, han puesto el énfasis, sobre todo, en su condición de amenaza, lo que ha producido reacciones de rechazo, en forma de negacionismo, o con el argumento de que las prioridades actuales son mas urgentes que una amenaza futura, aún no concretada en toda su dimensión.

No es que esas mismas fuentes no hayan tratado de poner de manifiesto las oportunidades que ofrecen las políticas destinadas a frenar, disminuir o detener los efectos negativos que las emisiones de CO2, entre otros problemas medioambientales, causan en nuestro entorno. Lo han hecho, pero, o bien han puesto mayor énfasis en la situación de amenaza, o bien los muchos grupos de intereses partidarios de la perpetuación de la situación actual, en favor de su poder político o económico, han conseguido trasladar al público esa sensación de amenaza, silenciando los aspectos positivos, las oportunidades de una política renovada dirigida no solo a combatir la amenaza, sino a establecer las bases de un nuevo sistema productivo, lo que puede lesionar los intereses de los grupos anclados en un sistema obsoleto, pero del que obtienen pingües ganancias.

Ha habido otras oportunidades históricas en las que diferentes grupos sociales mantuvieron distintas posiciones ante la eventualidad de una mutación que afectara a sus intereses. La primera oleada de la industrialización en los países occidentales se produjo en medio de la controversia entre quienes se aferraban al viejo sistema, la economía agraria, y los partidarios del cambio, de la revolución industrial. Sabemos quien ganó. Ahora estamos de nuevo en una encrucijada de caminos y hay que optar por la mejor dirección.

Las políticas orientadas a reducir la amenaza del cambio climático, pueden ser, en si mismas, generadoras de grandes oportunidades. Oportunidades de creación de nuevas empresas, enormes yacimientos de empleo que aún no podemos imaginar, pero, al igual que la revolución industrial supuso un desplazamiento del poder de los terratenientes en favor de los nuevos capitalistas industriales, solo después de muchas resistencias de quienes defendían sus intereses y negaban el cambio, una de las condiciones para que se materialicen las oportunidades del cambio es que los actuales grupos de poder acepten que también ellos pueden ser beneficiarios de esas oportunidades.

Es posible que los actuales grupos energéticos, petroleros, nucleares y dedicados a otras energías no renovables, se sientan amenazados por el cambio, pero, en el fondo, también tienen su cuota de oportunidades, siempre que asuman la tarea de adaptarse a las nuevas realidades. Si no se plantean esa adaptación, pueden convertirse, por su tendencia a la continuidad de las estructuras actuales, en un obstáculo para el necesario cambio de modelo energético.

En mi opinión, otro de los obstáculos que impiden reconocer las oportunidades reales de una estrategia de cambio, es la tendencia a la perpetuación de las actuales relaciones de poder político, escenificada estos días con el espectáculo de los mandatarios de USA y China, reunidos para limitar de antemano el alcance de la reunión de Copenhague.

La nueva revolución medioambiental, con sus amenazas y oportunidades, que tratan de frenar los que se sienten en situación de privilegio en el sistema actual, puede hacer colisionar los intereses de los grupos de presión con la opinión pública. Ahora que esa opinión está mas informada y es mas extensa, puede castigar aquellas políticas que no den solución a los problemas de nuestro tiempo. Al menos, tiene la oportunidad de hacerlo.

Para el ejercicio de esa responsabilidad social, es necesario alcanzar el convencimiento de que el cambio climático puede ser una amenaza, pero las políticas para combatirlo son una fuente de nuevas oportunidades, que no parece responsable desaprovechar.

Los estudiosos y los ecologistas han hecho una inmensa labor de divulgación de los efectos del cambio climático. Ahora toca insistir en las ventajas y las oportunidades que ofrece hacerle frente cambiando el modelo productivo.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 17-11-09.

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