miércoles, 11 de noviembre de 2009

EL GEN ESCLAVO

Libertad y sumisión son dos actitudes ante la vida que, cuando tratas de entenderlas, suelen llevarte a los misterios mas insondables de la condición humana. En la medida en la que predominan unas u otras entre las gentes, las épocas históricas se caracterizan por la aceptación del vasallaje o por las explosiones insurgentes, que fueron el motor de cambios revolucionarios con un efecto limitado en el tiempo. Cuando se agotan esos impulsos de cambio, las relaciones de poder se configuran de otra manera, pero no desaparecen porque, al parecer, siempre hay personas que se encuentran mas cómodas en la sumisión que en la reivindicación. Esas que se ha dado en llamar, mayorías silenciosas.

Anoche llamé a un amigo, que ha estado de baja por enfermedad durante un tiempo, y ahora se reincorpora a su puesto de trabajo, para que venga a cenar a casa, ahora que ya come de todo. Mi amigo está mas influido por Hobbes y Plauto, 'El hombre es un lobo para el hombre' , que por la metáfora del buen salvaje de Russeau, y sostiene que tenemos un gen esclavo, emparentado con el gen egoísta, aquel que puso de moda un viejo libro de éxito, que nos hace preferir a muchos la sumisión ante el lobo hombre depredador que se afana en la consecución del poder.

Me une a mi amigo el sólido afecto de haber estudiado juntos, prolongado en el tiempo, pero no compartimos las mismas ideas, yo soy mas de Russeau, el aduanero, el es mas de Hobbes.

Consecuente con esa filosofía, mi amigo, actualmente secretario del consejo de una empresa pública, describía la actitud de los funcionarios de su departamento, con la metáfora de una galera. Llevan veinte años haciendo lo mismo, pero para remar en la misma dirección necesitan a alguien que les marque el ritmo con el tambor.

Esa necesidad del mando de otros para hacer las cosas, es lo que mi amigo relaciona con el gen esclavo. Yo no creo que exista ningún gen esclavo que determine la actitud de sumisión, pero si que existe un gen egoísta y que la actitud social de sumisión de las mayorías, muy extendida en ciertos periodos históricos, responde a un cálculo deliberado, relacionado con la hipótesis de Hobbes.

Quienes reconocen la existencia del lobo en el interior del hombre y adoptan una actitud de sumisión, lo hacen tras un cálculo consciente de los costes y beneficios que supone enfrentarse a el o permanecer pasivos, evitando así males mayores.

En oposición a esa filosofía pesimista de la condición humana, la anarquía, no el anarquismo histórico, sino la idea que subyace en esa expresión, defiende la ausencia de jerarquía, la resistencia al autoritarismo, porque nadie necesita un jefe que le diga lo que tiene que hacer, si es una persona adulta, formada y consciente.

La tensión entre libertad y sumisión está presente en casi todos los órdenes de la vida, en los conflictos históricos, en las relaciones de trabajo, en las de pareja, en las decisiones que tomamos diariamente en el ámbito del consumo y en la relación entre los ciudadanos y los órganos de poder político en los que aquellos, en un acto de sumisión suprema, delegan los poderes de la sociedad civil.

Si, como sostengo, no existe gen esclavo alguno, la actitud de sumisión tendría un sustrato meramente cultural, y por tanto es susceptible de ser modificada por factores culturales. Pero si asumimos que existe el gen egoísta y que la libertad personal incluye optar por una actitud sumisa, en lugar de por el ejercicio reivindicativo de la libertad en su sentido mas amplio, el de participar activamente en la organización de un sistema social determinado, y forzar las correcciones oportunas cuando la política se pervierte y se convierte en un ejercicio contra los ciudadanos, en lugar de estar a su servicio, solo la formación de un mayor número de personas conscientes de su libertad para cambiar las cosas podrá ser un factor de equilibrio para reducir la sumisión de las mayorías silenciosas, que no son portadoras del gen esclavo, pero se comportan como si lo fueran, a una minoría menos numerosa.

Solo entonces, con una mayoría de la población formada en el valor de la libertad y consciente de su poder civil, estaremos en condiciones de controlar, en la medida en que el azar lo permite, nuestro destino como miembros de una comunidad libre, y porqué no, mas libertaria. ¿Una utopía?, sí. ¿Y qué?.

En fin. El gen esclavo.

LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 11-11-09.

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