martes, 3 de noviembre de 2009

EL JARDÍN DE HELIÓPOLIS (XXXVII)

(….) GUIONISTA DE TELEVISIÓN. “Releo las últimas páginas de 'El Jardín...' y percibo que los avatares del propio manuscrito físico –he renunciado a llamarlo proyecto-- dan mas juego que su contenido, por eso ha comenzado a envolverme la idea de activar mis contactos con los productores de televisión, un medio que hasta ahora no he probado. No se pueden construir guiones televisivos sin una colaboración estrecha con las productoras. Primero enviaré sinopsis de los distintos proyectos y si me dan cancha, los elaboraré mas a fondo.

Para mi sorpresa, Rafa, antiguo conocido y productor en una cadena de ámbito nacional, me ha dado cita para hablar del asunto. Bajo del avión en Barajas y tomo un taxi para ir a los estudios.En el filtro de seguridad establecido para acceder al complejo llaman por teléfono para verificar mi cita, me piden el D.N.I. y me facilitan la acreditación sin la cual no estoy autorizado a circular por las dependencias de la emisora.

Cuando entro, antes de encontrar el despacho del productor con quien estoy citado, debo atravesar decenas de pasillos laberínticos. Lo que he encontrado allí, constituye, en realidad, el núcleo de este relato, pensado en principio de otra manera.

“Esos pasillos tenían una singularidad, estaban dotados de altas estanterías metálicas que se prolongaban hasta el techo y tenían huecos de tamaño humano, donde se acomodaban como podían los millares de trabajadores en plantilla que habían sido relegados 'a los pasillos' con cada cambio político, al que siempre seguía un cambio del estado mayor ejecutivo de la emisora, como consecuencia de los subsiguientes cambios en la filosofía de la programación y la necesidad de renovar los rostros parlantes que, a veces a su pesar, se convertían en emblemas del aparato político de turno. Los que habían sido relegados tiempo atrás, ocupaban los niveles mas bajos de las estanterías, los mas recientes, estaban junto al techo. A ese lugar habían accedido subiendo por unas precarias escaleras metálicas que comunicaban los diversos niveles de altura, en cada pasillo.

El murmullo de sus voces creaba una especie de lamento uniforme que sonaba como la banda sonora de una película de terror, cuando los muertos resucitados se acercan en grupo a los humanos con actitud amenazadora.

De vez en cuando, un jefecillo del departamento de personal se presentaba en los pasillos, gritaba un nombre y alguno de los mas antiguos se desplazaba con lentitud desde su hueco en los lugares mas bajos de la estantería y se dirigía mansamente, del brazo del funcionario, en dirección a su pre jubilación. Por cada uno de los trabajadores relegados que abandonaba la parte baja de las estanterías, había dos menos antiguos esperando para ocupar su sitio en el almacén.

Raras veces, coincidiendo con algún cambio político inesperado, había un rescate masivo de antiguos trabajadores activos que eran restituidos a sus antiguos puestos y baldas enteras de diversos pasillos quedaban vacías por una noche y eran ocupadas a la mañana siguiente por aquellos que fueron nombrados en la etapa anterior, cuando los ahora restituidos fueron relegados.

Ese día, los lamentos que se escuchaban subían de tono y había que transitar muy deprisa por esas zonas, para no verse afectado por la expresión sonora de la melancolía que invadía el lugar.

Quienes llevaban mas tiempo en esa situación, pero aún no estaban en edad de jubilarse, habían caído en una especie de sopor y algunos habían olvidado las habilidades que adquirieron cuando estaban en activo. Al pasar frente a alguno de esos trabajadores largo tiempo olvidados en el estante, notabas que sus manos se acercaban intentando tocarte y sus lamentos se volvían mas desgarrados e incomprensibles, como si la pérdida de sus facultades humanas fuera proporcional al tiempo que habían permanecido en ese almacén.

La iluminación de los pasillos era muy tenue , acaso para conseguir que quienes, como yo, transitaran por allí, no siendo de la casa, tuvieran una percepción mas difusa de lo que allí ocurría, pero, acostumbrado como estoy a indagar los aspectos mas oscuros y ocultos de la realidad en mi escritura, dejé aquel lugar con una conciencia plena del sufrimiento de las personas que ocupaban sus diversos estratos en aquellos pasillos, como si fueran capas de una materia mineral depositada allí por el peso del tiempo y la inacción.”

Cuando por fin abandoné esos pasillos laberínticos, encontré enseguida el despacho de producción. Justo cuando abría la puerta, sonó el tema ' A las barricadas' en mi móvil.

--Soy López. ¿Cómo salió el conejo?

Era Antoni López, el sanitario que trabaja en el centro de transfusiones de Heliópolis, donde estudian la compatibilidad entre receptor y donante en los trasplantes de órganos. Utilizan para ello una sustancia biológica que extraen de los conejos. Después, meten los conejos en el frigorífico y cuando hay suficientes hacen una conejada con 'all i oli'.

--Ahora no te lo puedo contar. Estoy en Madrid. Te llamaré.

--Perdona, Rafa, ¿Cómo estás?, era mi proveedor de conejos. Quería saber como salió el último que me facilitó.

–-Me alegra verte, pero me hubiera alegrado más si me hubieras enviado un guión para una serie de cocina, en lugar de esas sinopsis de historias de senadores fetichistas y hombres metálicos. Por cierto, ¿Cómo salió el conejo?

--¿De verdad quieres saberlo?

--Claro, hombre, si.

--Bueno, lo hice con una receta que me facilitó una amiga hace tiempo. No aporta nada a las tendencias actuales en la cocina, pero, si insistes...

--Insisto...

--Bien, hacen falta, además del conejo, tres puerros, medio kilo de níscalos, un cuarto de champiñones, dos cucharadas de tomate rallado, un atado de hierbas aromáticas con tres partes de tomillo y una de orégano, un vaso de jerez, medio litro de caldo, sal y pimienta, y aceite de oliva, sin pasarse.

--Y......

--Primero se trocea y dora el conejo, se reserva. Luego se fríen los puerros, bien limpios y muy troceados, cuando están a medio dorar se añade el tomate, se rehoga, se agrega el conejo, sal y pimienta, los níscalos y los champiñones limpios de tierra. Se pone el atado de hierbas en el centro y se echa el jerez, una vez reducido, se añade el caldo. El tiempo de cocción varía entre cuarenta y cinco minutos y una hora, dependiendo del tamaño del conejo. Yo lo tuve una hora y cuarto. Me dio tiempo a leer, someramente, los diversos análisis sobre la desaparición de Arafat. Pero tu no me has citado para hablar de cocina, supongo.

--Te sorprendería la cantidad de historias que llegan todos los días a este despacho. A veces, algunas de las que no tenía ni idea de su existencia, son las que me interesan. Lo normal es que, entre varios cientos de propuestas, ninguna se materialice y acabo comprando algún producto ajeno, ya terminado y contrastado. Así es como funciona esto, ya sabes.

--Ya veo, si... y, ¿que opinión tienes sobre las que yo te he enviado, si es que las has leído?

--Naturalmente que las he leído. Parece mentira que lo pongas en duda, ¿No te he citado y te recibo aquí?

--Perdona, tienes razón...

--Verás, lo del senador fetichista a mi, personalmente, me ha chocado, pero mi departamento de estudios de audiencia afirma que la gente está saturada del protagonismo de los políticos en los medios de comunicación. Lo último que quieren ver es otra de políticos en horario nocturno. Otra cosa es lo de los hombres metálicos..

--Si.....

--La idea ha gustado. Pero ahí tendrías que ser coguionista. Para darle algo mas de gancho al asunto tendríamos que contar con Maruja Torres –no tiene tiempo-- o Elvira Lindo –ahora está en N.York- Sería una serie orientada a la audiencia femenina y la participación de buenas comunicadoras en el guión es lo que daría peso al producto final.

--Y, ¿Que me dices del náufrago?

--Lo he leído con atención. Veo, de entrada, dos inconvenientes. Heliópolis....

--Que pasa con Heliópolis?

--Para ser un lugar literario, es demasiado reconocible y cercano para los lectores y tu visión de ese lugar parece demasiado sarcástica para la audiencia, que suele asimilar mal las críticas de lo que le resulta cercano.

--Por eso no se lo he ofrecido a la televisión autonómica y te lo traigo a ti.

--Quienes ven esa televisión autonómica también son parte de nuestra audiencia. Si emitiéramos eso, tendríamos bronca con al menos un quince por ciento de quienes lo siguieran, pero lo que es mas importante, tendríamos un quince por ciento menos de soporte publicitario. Eso hace el proyecto inviable, desde el punto de vista financiero...

--Y el otro inconveniente ?

--Es menos material, pero mas sensible, creo..

--Explícate....

--Tu náufrago deja escapar, a veces, un aroma que no se si calificar de trágico o de patético. Cuando leí la historia encontré un lado cómico potencial, que se podría reforzar, pero junto a ese aspecto pesa mas la tendencia a la tragedia, ese final atroz propio de un personaje incapaz de resistir emocionalmente la colisión con la vida, molestaría a una parte de la audiencia. Es decir, que lo que causaría algún efecto cómico en la audiencia ordinaria, molestaría al mismo tiempo a las muchas personas que han tenido cerca, entre su familia o sus amigos, personas con esa fragilidad emocional que les ha llevado a un final trágico. Así de complicada es la televisión, sobre todo, la pública. Espero que lo entiendas.

--Lo entiendo, si...entonces...

--Tal como yo lo veo, lo de los hombres metálicos puede ser viable. No ahora, a medio plazo, dependiendo de que consigamos la colaboración de las coguionistas que pueden contribuir a conseguir un producto seguro, eficaz. Es un tema para reconsiderarlo mas adelante. Lo del gato parlante, por el que no me has preguntado, se lo he pasado al jefe de la sección de productos de animación. Si estás interesado, te puedo concertar una cita con Gonzálvez, para que trates directamente con el.

--Creo que me tomaré un tiempo de reflexión. No sabía que esto fuera tan complicado.

--Lo es. Pero, insisto, cuando tu quieras, te pongo en contacto con Gonzálvez y que sea el quien valore las posibilidades..

--Lo voy a pensar. Ya te llamaré, antes...

--Oye, no tienes alguna propuesta para un programa de cocina?

--No estoy preparado para eso. En fin, te llamaré. Gracias por atenderme. Avísame cuando vengas por Heliópolis y te prepararé un conejo a la cazadora.....

--Pero que no sea de esos del hospital.....JA.JA.JA... llámame siempre que tengas algo nuevo que ofrecerme. Lo hablamos y, en fin, ya veremos...

Salí del despacho de Rafa y tomé una dirección distinta para salir a la calle. No quería volver a escuchar los murmullos que salían de los bultos hacinados en las estanterías de los pasillos. Tomé la salida de emergencia y cuando estuve en el exterior me dirigí al aeropuerto, en el primer taxi que encontré. Mientras me dirigía a Barajas, pensaba que mi conocimiento del medio no era suficiente para que mis precarias historias encajaran en sus rutinas de programación.

Cuando me acomodé en el asiento del avión, coincidí con una mujer muy atractiva que ocupaba el asiento de al lado y resultó ser agente literaria.”

CONTINUARÁ

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 3-11-09.

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