viernes, 20 de noviembre de 2009

LA COMISIÓN

“El título sugiere que me voy a ocupar de las gabelas que circulan bajo mano entre empresarios/delincuentes que han optado por desenvolverse en el mercado de favores institucionales y políticos/delincuentes de todos los colores que han convertido nuestra casa común en algo parecido a la Cosa Nostra, pero de eso ya se ocupan los jueces, solo lo mencionaré de pasada.

En realidad, me voy a referir a las instituciones europeas, pero antes de hacerlo, voy a contestar con brevedad una de las colaboraciones cargadas de razón –dice hoy Emili Piera en su columna habitual de Levante que lo de tener la razón es un reflejo muy eclesiástico-- de García Ferrando, que unas veces escribe bajo el cartel de catedrático de Sociología y otras no, pero siempre muestra una aparente equidistancia y objetividad, aunque nunca consigue evitar que se perciba que arrima, con el mismo descaro que quien lo hace a las claras, el ascua a su sardina.

Desautoriza G.F. el maniqueísmo de buenos y malos, de explotados y explotadores, entre capitalismo y utopías anti sistema, y al hacerlo niega la existencia del conflicto. El clásico discurso de derechas, que niega la validez de la vieja distinción entre izquierdas y derechas, porque conviene.

Pero, es un hecho comprobable, que los mecanismos de explotación, objetivamente, existen, y los explotados, también. Por eso no es neutral, ni equidistante, relativizar la lacra de la corrupción, vincularla a los ciclos de prosperidad, como algo inevitable que aunque se combata ahora, volverá a surgir en el próximo ciclo alcista de la economía y proponer que los políticos y los medios dejen ya de ocuparse de la corrupción –hay mas de medio centenar de procesos en curso que afectan a los diversos partidos, no solo a los grandes, también a los menos grandes-- y se centren en hacer que la economía funcione.

Pero ¿Como va a funcionar la economía en un entorno de mercados cautivos y privilegiados, del que están excluidos la mayoría de los empresarios, reservándose para unos pocos los favores en forma de grandes contratos, si no se limpia antes toda esa mierda?

El discurso de García Ferrando, en el contexto de la economía autonómica, en este momento, es una actuación de bombero que intenta apagar el fuego que consume a los de su entorno. Nada objetivo, ni equidistante, ni neutral, por mucho que se esfuerce en que lo parezca.

En cuanto al maniqueísmo de las utopías anti sistema, entiendo que quienes se sienten cómodos con el sistema productivo, económico y social que tenemos, no se den cuenta de que los únicos que pueden contribuir a salvar el culo de quienes como ellos son incapaces de ver mas allá de un sistema obsoleto, en el contexto de una civilización que, sin cambios profundos, sin nuevos modos de vida alternativos, no tiene futuro alguno, son los utópicos, los anti sistema, que son capaces de ver con una claridad y lucidez que no da la comodidad de lo trillado, que no estamos en un ciclo mas de la economía capitalista, sino en vísperas de un cambio necesario en nuestros modos de vida, que podría afectar a casi todas los aspectos de la actividad humana.

Lo que exige una situación así es reconocer los errores, para superarlos, en lugar de actitudes acomodaticias, formalmente neutras, pero lastradas por la tendencia a conservar los viejos intereses y prebendas de unas relaciones de poder caducas e ineficientes."

.....

“Dicho esto, me ocupo de La Comisión, de las instituciones europeas. La Comisión Europea, antes de la última reforma institucional, era el órgano que hacía y deshacía en Bruselas, dictando normas que nos afectaban a todos, sin que ningún órgano democrático controlara su actividad. La reforma del tratado de Lisboa trata de dar mas peso a las instituciones representativas, para que el ejecutivo europeo se someta a órganos de control semejantes a los de los parlamentos nacionales. La burocracia europea parece lenta y pesada, como casi todas, pero ahora tenemos en las páginas de los periódicos las efigies de dos desconocidos que se van a ocupar, nada menos, que de la presidencia permanente del Consejo Europeo, y de su Política Exterior.

Que sean desconocidos, a unos les producirá alborozo y a otros perplejidad. Soy de los que siempre ha valorado que los mandatarios de ciertos países –por lo general pequeños-- fueran desconocidos para el resto del mundo. Ese desconocimiento yo lo atribuía a que en la vida cotidiana de esos países, prevalecen los ciudadanos sobre sus representantes, y a la sana cultura de que, para administrar la res pública, no se precisan actores famosos, sino administradores honestos y anónimos.

En este caso, sin embargo, mas que el grado de popularidad de los designados, Van Rompuy, primer ministro conservador belga, para la Presidencia, y Catherin Asthon, baronesa, laborista, que ha presidido la cámara de los lores, para la Política Exterior, (Levante), llama la atención la nula experiencia que se les atribuye en política internacional.

Que la Unión Europea designe a dos políticos de perfil bajo para puestos tan vinculados a la influencia internacional que se le supone a Europa, mueve a la reflexión. ¿Es esa designación el resultado de un consenso laboriosamente alcanzado, en el que las personalidades 'fuertes' han quedado excluidas por falta de acuerdo?

Por otra parte, se puede suponer que el conjunto de las instituciones europeas va a a seguir marcado por el peso y la influencia de la Comisión, que los intereses de cada país van a pesar mas que los del conjunto, reservándose para los ahora nombrados una función meramente decorativa, aunque eso dependerá, sobre todo, del contenido que den los designados a unas funciones que no están aun bien definidas.

No está el panorama internacional para representar a Europa con cargos decorativos, mas bien parece necesaria una presencia fuerte y decisiva para intervenir en los asuntos que nos conciernen a todos los ciudadanos europeos.

Sería deseable que estos políticos 'desconocidos', algo normal cuando se accede por primera vez a un cargo de relevancia, se creyeran, se tomaran en serio, por un lado, su papel de representación de los ciudadanos europeos, por otro su función de equilibrar el papel ejecutivo de la Comisión, y sobre todo, el peso que deben tener en la comunidad internacional, en el tratamiento y resolución de sus conflictos, unas instituciones que tienen detrás un área de población que es la tercera mayor del mundo.

Parece razonable esperar que la falta de experiencia en política internacional de los nombrados, sea un factor que se pueda compensar con sus otras cualidades, --el belga ha sabido recomponer el siempre delicado equilibrio entre flamencos y valones, y la baronesa tiene una dilatada experiencia de gobierno con Brown-- y que una rápida inmersión en las aguas políticas y diplomáticas de este complicado mundo los ponga al día enseguida, con la ayuda de sus colaboradores.

En todo caso, quedar los cuartos en la competición permanente que parece ser la diplomacia internacional, no sería un buen resultado.

Habrá que esperar un tiempo, y ver lo que pasa, antes de emitir una opinión mas ponderada sobre el asunto. Mientras tanto, aquí, en Heliópolis, sería oportuno seguir limpiando la corrupción, si queremos que la economía, cuando vuelva a funcionar, lo haga con solidez. Es una opinión.”

En fin. La comisión.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 20-11-09.

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