sábado, 27 de abril de 2013

CIEN MIL

Acabo de caer en la cuenta de que si cuento la difusión del blog como 'Levante' la de su periódico, multiplicando por tres cada ejemplar en manos del público, por aquello de que siempre hay dos pesados que lo leen por encima del hombro del usuario en el autobús o en el bar, y añado los que lo miran en la biblioteca sin pagar, llego a la confortadora impresión de que mis chorradas han llegado, al menos, a cien mil personas.

No importa que no tenga la mas mínima prueba documental de la extensión de mi audiencia, como sucede con las cifras que los periódicos se atribuyen partiendo de las que certifica la OJD, la organización para la justificación de la difusión, pues me he levantado en plena borrasca con un ánimo de celebración, y no voy a dejar que ese detalle nimio lo impida.

Sucede que hoy no me apetece celebrar ese éxito editorial,cien mil lectores no es algo frecuente entre los comunicadores, sobre todo si se trata de un libro impreso, con un banquete virtual, como acostumbro, sino con alguna reflexión sobre la naturaleza de la escritura en las redes, en particular, la mía.
(...)
Los que me siguen saben que los artículos de contenido político, con intención crítica, abundan en el blog. El jueves, sin ir mas lejos, insistía en el carácter del presidente del Gobierno, antes un político que no ganaba elecciones, del que no se fiaban ni sus compañeros, el Sr. Rajoy, de oficio registrador de la propiedad,  de quien ya no se fía nadie en todo el país, ni siquiera quienes lo votaron aspirando a un cambio a mejor, y creí ver en su conducta y en las manifestaciones públicas de su ánimo, algo que destacaba, la cobardía. 

Creo que es un análisis certero pero, hoy, con ocasión de esta celebración de mis cien mil lectores debo confesar que yo mismo, soy tan cobarde como Rajoy, si. 

Tengo ahora esta percepción porque, releyendo algunas de mis aportaciones al maremagnum que circula por la red, observo que cada vez me radicalizo mas, a la vez que he abandonado mi presencia en la calle junto a quienes necesitan de la solidaridad de todos para sus protestas o reclamación de sus derechos y obligaciones (quienes reclaman por la pérdida de su trabajo, o por no haberlo tenido nunca, al trabajar, ejercen un derecho, pero también aceptan obligaciones, esto lo digo para los imbéciles que siempre nos recuerdan que no está bien reclamar derechos, y olvidarse de las obligaciones), y esto sucede, quedarse en casa,y no salir a la calle a protestar,porque en casa se está, la verdad, mas calentito,lo que puede verse¿no?  como una forma de cobardía. 

De hecho, antes de dedicarme a esto del blog, yo salía mas a la calle en solidaridad con quienes defendían sus derechos, y sus obligaciones, en manifestaciones públicas, pero desde que me he engolfado con esto de la protesta cibernética salgo menos, o nada, a protestar. 

Ayer escuché a uno de los convocantes del 'asedio' al congreso, que resultó un éxito para el ministerio del Interior, y un fracaso para los promotores, quejarse de que la gente no sale a la calle, con la que está cayendo.

Si que sale, véanse las mareas de defensa de la sanidad madrileña contra la privatización, la plataforma anti desahucios y tantas otras, pero cuando los estrategas que idean una protesta, se fijan mas en tácticas trasnochadas de guerrilla urbana, y se olvidan del marketing necesario en la convocatoria de masas para reunir alrededor de un objetivo, al menos, un millón de personas, le hacen un flaco favor a la causa de la necesaria protesta para que el gobierno actual dimita, y se abra paso a otros con ideas nuevas, antes de que al final de este año el número de desempleados esté mas cerca de los siete millones, que de los seis.

Nos cuentan que las prácticas electorales son cosa del Estado moderno, y nos silencian que en el mundo antiguo bastaba reunir seis mil conchas de ostra para enviar al ostracismo al tirano o al inepto de turno, que purgaba su ineptitud política acabando sus días en un islote alejado de la polis, para salvar a los gobernados de sus locas excentricidades.

Claro que el mundo de ahora es mucho mas complejo, porque a las ineptitudes del gobernante se suman múltiples estructuras de poder, bancos centrales, FMI, gobiernos cojos supranacionales que, en conjunto, tejen una red de ineficiencias en la que estamos pillados todos, también el Sr. Rajoy, aunque eso no le exime de defender ante esos poderes los intereses de sus electores, que le votaron a el, no a poderes exteriores. 

Nada de esto salió a la luz mientras la economía de las burbujas funcionó. Ahora se ha visto que, en situación de gran depresión, esas estructuras no funcionan. En Japón están doblando la masa monetaria para activar la economía, después de mas de diez años de crisis, aquí, Merkel trata de impedir que el BCE mantenga el tipo de interés bajo. 

Aún conociendo las dificultades y presiones de estructuras exteriores, aludir al deber, al honor calderoniano, para justificar sus incumplimientos electorales (González Pons llegó a prometer 3,5 millones de puestos de trabajo), hace del Sr. Rajoy un gobernante inepto a quien habría que mandar, cuanto antes, al ostracismo. 

Pero, si unos se equivocan en el marketing promocional de una protesta y otros nos quedamos en casa, de momento, no veo que se pueda alcanzar ese objetivo. 

No quisiera terminar el año con todos mis hijos de vuelta a casa, para quedarse, prefiero que vengan solo los miércoles a comer paella. Se ruega a quien tenga alguna idea positiva, realizable, para darle la vuelta a la situación, sin volver a fórmulas autoritarias, lo haga saber vía comentarios.

A ver si, entre los cien mil conocedores de los contenidos del blog (pasar por aquí, solo han pasado treinta mil),  hay alguien con la lucidez suficiente para proponerla. Gracias. 

En fin. Cien Mil.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 27/04/13.

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