jueves, 4 de abril de 2013

EL DESPLOME

Mientras voy a comprar la tarta para celebrar el cumpleaños de un miembro de la familia, con el periódico bajo el brazo, no puedo evitar pensar en el título de la entrada de hoy.

Tengo varias opciones. La demolición, es el que mas me gusta, desde que leí a Octavio Paz, 'Arbol adentro'. Aquella frase, 'la noche....vasta demolición que se acumula' me pareció definitiva, y no la he olvidado, sin embargo, hay algo en esa palabra, demolición, que recuerda a un equipo sistemático trabajando ordenadamente para producir el desorden, y esa imagen no encaja exactamente con lo que percibo que acontece ahora.

Luego he pensado en 'El Hundimiento', la tremenda película que relata los últimos días de un régimen político, el nacional socialista, en la Alemania del final de la segunda guerra mundial. De este posible título me ha atraído el carácter nuclear de la historia, el fin de un régimen, pero sus connotaciones se apartan de nuestra realidad actual.

Al final, he elegido 'El Desplome' porque evoca algo sobrevenido, inesperado, un aviso de derrumbamiento que reúne aspectos de los otros títulos desechados, fin de un régimen, vastedad de los efectos de una demolición, y carácter sobrevenido en la percepción del acontecimiento, aunque este se haya gestado durante mucho tiempo.

Estoy hablando, naturalmente, del fin de una época, y de un régimen, un entramado político basado en la monarquía parlamentaria, la alternancia, el bipartidismo y la exclusión de las minorías, que mi instinto me dice que ha llegado a una fase de agotamiento, se ha desplomado.
(...)
Uno de los síntomas de este desplome, no el único, son los titulares que cuentan que un juez imputa a la hija del rey. Sea cual sea el recorrido sumarial de este asunto, prospere o no la acción del fiscal que sirve al gobierno al oponerse a esa imputación, si tiene éxito el fiscal, desprestigia a la monarquía que afirmó que la justicia es igual para todos, si no lo tiene, el proceso abierto la desprestigia igualmente.

La monarquía ha sido, en este país, una institución esencial que ha permitido que se consolide el régimen bipartidista que salió de la transición. Los hechos históricos, el golpe de Tejero, y la actitud pública de la monarquía en aquella ocasión, contribuyeron a esa consolidación, de tal modo que podemos decir, sin temor a exagerar, que ese régimen político ha significado, por encima de cualquier otra consideración, una estabilidad política que ha durado mas de treinta años.

El lado anecdótico de esta etapa que yo creo que ahora se cierra, es que hasta los políticos de izquierdas, incluidos los de vocaciones comunistas, se declararon, si no monárquicos, juan carlistas. Ahora son muchas las voces que reniegan de esa estabilidad excluyente. Algunos, los partidarios de la monarquía, piden la abdicación, otros, los mas beligerantes, la república, otros la secesión, y una gran mayoría de ciudadanos claman contra el carácter cerrado y excluyente de este sistema bipartidista, agotado por el empuje de las plagas que ahora nos han despertado del sueño del sistema idílico que, teóricamente, nos legó la transición. 

Rajoy y Montoro, como fantasmas surgidos de ese sueño, no paran de vocear ahora que 2013 va a ser el último año malo de esta pesadilla. Rajoy, habla de que el 14 va a ser el año de la recuperación, pero, gallego como es, no dice de que milenio.

Todas las estadísticas de contenido económico indican que estamos en una caída sin freno y sin fondo, y no se avista en la acción de gobierno medida alguna que pueda oponerse a esa tendencia, por tanto, la actitud pública de Montoro y de Rajoy recuerda a la de los cómicos que salen al escenario a entretener al público en un entremés teatral, antes de que los verdaderos actores, los buenos, las figuras de la compañía, aparezcan en escena para interpretar a personajes mas creíbles.

Si hay algo que ilustra con claridad la noción del desplome de un sistema, de un entramado político, es la destrucción de la base material, económica, que lo sustenta. Es a esa parte del sistema a la que me refiero cuando pienso en demolición, hundimiento, desplome, porque eso es exactamente lo que ha sucedido con todos los parámetros que miden la actividad económica y financiera desde 2007/2008, desde el nivel de las cotizaciones en la bolsa, hasta la desocupación, pasando por las cifras de crédito bancario disponible, tres elementos que, si no hubiera mas, que los hay, en cualquier país normal se habrían llevado por delante, no solo al gobierno, sino al sistema tal como está diseñado ahora. 

Si no ha sido así, tal vez sea porque a las autoridades europeas les resultan cómodos los políticos que están contribuyendo, con su presencia, con su ausencia de medidas inteligentes e independientes, a incrementar cada día los efectos de la demolición de nuestras economías. 

Lo dijo Montoro en sede parlamentaria, y, aunque ya lo he citado, lo repito. 'Que se hunda España, que ya la levantaremos nosotros'. Es difícil hacer que un muerto se levante, por eso se limitan estos dos a dar cada día una fecha mas lejana para la recuperación de nuestra economía. 

Y mientras tanto, entre la gente de a pié, la sensación de derrumbe, de desplome, de hundimiento de las bases materiales que soportaban su propias vidas, es cada día mayor.

Los síntomas de hartazgo, de cabreo, la negativa a aceptar discursos simples, carentes de contenido argumental, con los que se despachan de tanto en tanto los irresponsables políticos que dicen gobernarnos, cuando en realidad no son capaces de gobernarse a si mismos, ni a sus propios partidos, son un elemento mas que conduce a pensar que este sistema está agotado, pero, lamentablemente, no apuntan, aún, a algo nuevo que sea capaz de superar lo que tenemos.

¿Cuanto durará esta plaga? No lo sabemos. Les aseguro que ellos, los que gobiernan, tampoco lo saben.

 En fin. El Desplome. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 4/04/13.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios