martes, 2 de abril de 2013

CRÓNICA (IMPRESIONISTA) DE BENIDORM/VERDE

Después de un baño en el mar, volvemos a la habitación del hotel para darnos una ducha. Desde el balcón, la arboleda que cubre el desmonte que separa los edificios de apartamentos que están frente al hotel pone la nota verde a esta rara crónica impresionista de nuestra estancia en Benidorm que hoy finaliza.

Es curioso, cada tarde he escrito estas notas frente a esa arboleda sin haberla mirado. Todos los matices del verde están representados en ese mínimo paisaje. El verde de los olivos, con el reflejo de plata de la luz solar en sus hojas. El verde entreverado de amarillo de las mimosas. Los variados tonos verde oscuro de los arbustos, una variada sinfonía de verdes, entre los que imagino la silueta del barbiblanco y andaluz poeta, Juan Ramón Jiménez, a quien cité hace poco en la página El Bolo.

Son verdes decididamente juanramonianos, mas que lorquianos. Hacemos las maletas y, después de comer, salimos a la calle a esperar el autobús que nos llevará de vuelta a casa. Desde la acera lo vemos aproximarse y es de color, ¿lo adivinan?, verde.

En el camino de vuelta observamos otros verdes, una inacabable armonía de verdes y en medio de esas arboledas parece habitar, mas viva que nunca, la palabra del poeta.

Lo olvidaba. La última noche de nuestra estancia en el hotel, una horda de niños medio salvajes invadió el salón. Mientras tomaba un gin tónic en la barra del bar, me pareció escuchar esta breve conversación entre un cliente vestido de chandal que llevaba inscrito en la espalda, Ronaldo 9, y el camarero. '¿Los niños son gratis?', 'Si, claro', 'Sírvame uno a la plancha, por favor'.

Eso fue todo. Hasta el año que viene, aunque Encarna dice que prefiere ir a otro sitio. No sé. A mi Benidorm me da mucho juego, que quieren que les diga.

En fin. Benidorm/Verde

THE END.

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1/04/13.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios