martes, 30 de abril de 2013

NATALIA

Mi amigo Antoni, pintor hiperrealista, ha tardado años en aprender mi dirección de correo electrónico y, por fin, ha decidido usarla para invitarnos a la apertura de su exposición en la Sala Natalia, calle Sevilla, en el barrio de Russafa, esta tarde, a las ocho.

La economía del lenguaje escrito de Antoni, 'Espero veros el martes. Besos', contrasta con la minuciosa perfección de su lenguaje pictórico, inspirado en el manchego Antonio López, pero tocado por su origen sorollista y mediterráneo que se revela en la transparencia perfecta de las aguas de sus marinas.

La sala donde expone, Natalia, está regentada por una maestra jubilada, muy dada a la bohemia y el desenfreno artístico. Aunque no siempre está abierta, cuando Natalia ofrece una nueva exposición en su local, a veces trae a un trompetista con camisa floreada, o se sienta ella misma a aporrear el piano, pero siempre consigue crear un clima a su alrededor como si estuvieras en una sala del Soho, o en cualquier cueva de lo mas chic de Londres, París o N. York.

A los Erasmus que viven en esta ciudad que no es la suya, incluso a los que no son Erasmus y se ven obligados a solicitar una comida en Cáritas, les recomiendo que acudan a este acto de hoy a las ocho, por las empanadillas de pisto, la variedad de picaditas y el consumo de cerveza y vino que acompaña el acto de inauguración.

A quienes no son Erasmus, ni necesitan acudir a Cáritas, les recomiendo que vayan también, y  compren dos o tres cuadros. Antoni no aspira a vender todos su cuadros, no, solo a vender unos cuantos para pagar el ágape que ofrece a los asistentes que, naturalmente, sale de su bolsillo, y maldita la gracia tiene que se haya tirado un año pintando para nutrir la exposición de novedades, y que encima le cueste dinero.
(...)
Mucha gente ignora las oportunidades que ofrecen los museos, salas de arte y otras sedes culturales para llenar el estómago completamente gratis. Ahora mismo recuerdo los bocadillos que ofreció Rus, el presidente de la diputación, que ahora parece un progresista en lugar de pertenecer a ese partido, ya saben, digo partido en el sentido de dividido, cosa que no se sabe si se va a descomponer, o a unirse, cuando inauguró en la Beneficencia la exposición 'Entran las Bandas', no se si referida a algo musical o en alusión a cuando su partido entró en el gobierno. 

O cuando la cónsul de Lithuania, que estaba buenísima, se despidió de los valencianos, porque se iba a ocupar un cargo en el ministerio de exteriores de su país, y lo hizo con una degustación del queso Dziugas, lo mas sublime que me ha sido dado conocer en materia de subproductos lácteos, que tuvo la generosidad de acompañar con un catering de canapés de sabor igualmente celestial, en un entorno arquitectónico tan importante como el claustro del Centro del Cármen, después de un magnífico concierto. 

Conocí estos circuitos que combinan el papeo gratis con actos artísticos o culturales a través de Miguel, un amigo que estudió en Madrid y contaba como se iban por las tardes a los numerosos cócteles que ofrecían variadas instituciones en aquella ciudad cosmopolita. Luego lo he experimentado aquí, esos actos son menos numerosos, pero la indiferencia general de la mayor parte de la población por ese mundo, hace que siempre quede sitio en ellos para los espontáneos.

Antoni, no se si he hecho propaganda de tu exposición, o me he ido por las ramas. El lenguaje pictórico prescinde de las palabras, pero la expresión escrita necesita de ellas. 

Nuestro alfabeto, sin embargo, no está exento de símbolos, pictóricos, o no. La a, la o, son vocales que, por su redondez, evocan las figuras de la pintura de Rubens. Los paréntesis (que fuerte) son segmentos curvos que sugieren un cierto erotismo. 

A mi siempre me han recordado la dureza de unas nalgas femeninas, hasta el punto de que en otro tiempo soñé con lirios amarillos, pues asocié la dureza de sus raíces con la de aquellas nalgas, y la rotunda verticalidad de la l, es una representación del poder fálico masculino, y su capacidad de libar en aquellas redondeces, aunque, a estas alturas, lo mio es mas una evanescencia de la memoria, que una representación de la verticalidad. 

Insisto, Antoni Llop, pintura hiperrealista mediterránea, esta tarde, a las ocho, en Galería Natalia, calle de Sevilla, en pleno barrio de Russafa. 

En fin. Natalia.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 30/04/13.

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