martes, 2 de abril de 2013

REGLAS

Si hay algo peor que las reglas del capitalismo es un capitalismo sin reglas. Lo está demostrando el síndrome de Chipre y las chapuceras decisiones que toman cada día las autoridades europeas para empeorarlo.

Fatiga insistir en lo mismo, pero hay que hacerlo, por si alguien tiene aún dudas de que fue la ruptura de las reglas que imponían una cierta disciplina y cordura a los negocios financieros, el origen de los infortunios que
afligen ahora a una parte creciente de la población en los espacios con economías enfermas.
(...)
El domingo compré 'Levante' en un quiosco cercano al hotel de Benidorm donde han transcurrido, sin pena ni gloria, nuestras vacaciones de semana non sancta y en la última, la columna de Javier Cuervo, con su escritura cada vez mas madura, incisiva, crítica, y sin embargo con un toque de elegante informalidad, incluye media docena de líneas que expresan una opinión precisa de la situación.

'Después del previsible desastre financiero y bursátil (de Chipre), no se sabe si los grandes políticos europeos tienen la altura de concejales de festejos de pueblo cargados de vino el día de la patrona, o están cambiando continuamente las reglas del juego y el juego mismo'

Añade Cuervo, en particular, lo dicho por el holandés Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, su afirmación de que la excepción de Chipre, el bloqueo y confiscación parcial de los depósitos bancarios va a ser la regla. Una regla que, al contravenir la legislación europea, deviene en un combate de boxeo libre, sin reglas.

La ausencia de reglas, propicia la imaginación creativa. Así, podemos pedir públicamente que al holandés de apellido impronunciable, para bien de todos, se le bajen los pantalones, se le corten las pelotas, y sea arrojado a la dársena del puerto de Heliópolis, donde dicen que ahora vive un tiburón, para que le muerda
por donde lo mas sangrante.

Si jugamos a que no hay reglas, pues juguemos en serio. No puede ser que el mundo jurídico describa en las leyes escenarios ideales, con previsiones constitucionales que diseñan derechos, obligaciones y límites en las reglas de convivencia y que el mundo político se pase por el forro, cada día, esas leyes, relegándolas a la categoría de música celestial.

Por mucho que Pascual Sala diga que tenemos unos jueces guay, lo cierto es que  conculcar los derechos  de las gentes por los poderes políticos y financieros, de aquí, y de allí, nos sitúa en un entorno epidémico. Lo de Chipre es una clara muestra de que esa confiscación de derechos, vulnerar de un modo  trilero unas reglas que han permitido históricamente una evolución moderada y positiva de la ciudadanía europea, en general, y de la ibérica, en particular, solo se ha podido hacer con el poder judicial convertido en colaborador necesario de los desmanes cometidos por los poderes políticos y financieros en la última década.

Si no quedan reglas, vivamos sin reglas. Vivir sin reglas no es, necesariamente, anarquía, una noble expresión utópica, en mi opinión, sino pura anomía, ausencia de normas.

La ausencia de normas no es, como podría parecer, un estado anormal de la política. En un Estado eminentemente normativo, como es el nuestro, en teoría, cuando los políticos cambian o desprecian esas normas, como y cuando les da la gana (mayorías absolutas), nos sitúan, en realidad, en un Estado anómico, sin reglas.

Esta situación, podría no ser tan grave, si se hiciera un uso sensato de esa capacidad de cambio, pero aquí,
basta conectar una cadena pública en viernes santo, contemplar las imágenes de un cura y un dictador con boina, para concluir que esta ruptura de reglas que padecemos, esta tendencia a la anomía parece, de un modo cada vez mas rotundo, una involución.

Echemos pues al holandés a los tiburones y volvamos a los procedimientos de la Inquisición. Quememos en la plaza pública a Rajoy, Guindos y Montoro. ¿No se trata de eso, de romper las reglas que nos hemos dado? Pues lleguemos hasta las últimas consecuencias. Lo de los escraches puede ser un juego de niños si los propios políticos incitan con su ejemplo a la población marginada de sus decisiones, a la ruptura de las reglas.

En fin. Reglas.


LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 2/04/13.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios